Padre Carlos Cancelado " INFIERNO ETERNO"

El Padre Cancelado, hace un compilado de testimonios de Santos reconocidos por la Santa Iglesia Catolica, y tambien comenta sobre dos videntes Oliva y Maria Valtorta.

Yo publico estos videos porque el dia que me juzguen no quiero que me pregunten: ¿por qué no compartiste lo que sabías?, lo que ustedes hagan con la información que reciben depende de ustedes.

Lo mismo hace este sacerdote, el Padre Carlos Cancelado, un joven colombiano que sufrió la miseria, la guerrilla, el rechazo, pero cambió el rencor en su corazón por su ofrecimiento en cuerpo y alma a Dios.

No dejen de escucharlos todos completos.

Si al terminar de verlos todos continúan afirmando que Dios no Existe y el Diablo tampoco, solo queda rezar por ustedes.

 

También encontrarás el relato de la vidente Oliva, a quien nuestro señor Jesucristo de la Misericordia llevó al infierno para que cuente lo que viera. Esta señora tiene más de 70 años y el Señor le prometió que su vida no terminaría sin que viera los tiempos finales del mundo.

Dramático, emotivo y conmovedor el relato a la salida del infierno, donde Jesucristo se sienta sobre una roca ensangrentado y llorando. Al preguntarle la vidente en su inocencia por qué lloraba responde: "PORQUE MI SANGRE DERRAMADA POR TODOS AQUELLOS A LOS QUE ACABAS DE VER (en el infierno) SE DESPERDICIÓ"

No les miento que yo temblé durante la noche al intentar dormir pero no de miedo sino de tristeza porque entendí que son mis pecados lo que hacen sangrar a Jesucristo y le causan ese dolor.

Abre los ojos, los oídos y sobretodo tu corazón al ver estos videos.


Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra, mereceremos entrar con El en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde "habrá llanto y rechinar de dientes" .

Dios no predestina a nadie a ir al infierno; para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión"