MIS CONVERSACIONES CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO


EUGENIA VON DER LEYEN



Princesa Eugenia von der Leyen, pintura al óleo (50 x 57 cm), del pintor estadounidense
John Rieger. La editora lo encargó de pintar un cuadro conforme a una foto de Eugenia.
Los Derechos de Autor pertenecen a Christiana-Verlag.

El Señor Jesús, en el octavo día de la novena de la Miserivordia, dice a Santa
Faustina:
Tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi
misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas
almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia.
Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi
Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías
continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi
justicia




Ah, las pobres almas tienen tanto que sufrir a causa de vuestra negligencia, de vuestra
piedad demasiado cómoda, por vuestra falta de celo por la gloria de Dios y la salvación de
las almas. Cómo se puede acudir en su ayuda, si no es con un amor activo que ofrezca por
ellas esos actos de virtud que tanto descuidaron cuando estaban vivos.
Beata Ana Catalina Emmerick


Diario de la Princesa Eugenia von der Leyen



La monja
9 de Agosto (1921). A las 5:00 de la tarde vi en el jardín, entre dos árboles, a una monja.
Parecía esperarme. Pensé que se trataba de una vieja amiga y me apresuré a encontrarme
con ella. De repente, desapareció sin dejar rastro. Fui a ver si había sido un engaño de la
sombra; pero el lugar, el espacio entre los árboles era el mismo, como siempre.
13 de Agosto. La vi venir hacia mí por la carretera que conduce a la Iglesia.
19 de Agosto. La vi caminando justo a mi lado en el jardín. Llevaba el hábito de
Mallersdorfer*.
*Las hermanas de Mallersdorfer (Franciscanas pobres de la Sagrada Familia) son una
orden femenina extendida en toda Baviera. La Casa Madre se encuentra en Bassa
Baviera en Marktgemeinde, Mallersdorfer (ciudad comercial en Mallersdorfer).
25 de Agosto. En las escaleras del Oratorio.
30 de Agosto. Me esperaba en la puerta de la casa.
11 de Septiembre. En el jardín.
14 de Septiembre. En el Oratorio. Antes de la Santa Misa vi algo reflejarse en la ventana
frente a mí; pensé que la ventana que estaba detrás mío no se había detenido y por eso el
movimiento delante de mí, y así me di la vuelta! Estaba justo detrás de mí, vi muy bien su
rostro; ojos grandes y negros con una expresión triste, como una persona viva, no pálida,
mas totalmente desconocida para mí. Me pareció que aquella figura no tenía brazos. Tuve
una horrible sensación porque estaba tan cerca.
17 de Septiembre. Se deslizó hacia mí en el jardín.
19 de Septiembre. Me encontraba jugando a la pelota con el niño y pasó por en medio.
Debí haber puesto una cara de susto, porque el pequeño me preguntó qué había visto.
22 de Septiembre. La encontré sentada en la escalera del Oratorio.
2 de Octubre. Estaba recogiendo flores, cuando de repente se puso de pie delante de mi; se
veía mas grande. No me atreví a hablar con ella, cuando tuve el valor para hacerlo ya había
desaparecido nuevamente.
7 de Octubre. Por desgracia, ahora también en mi habitación. Me desperté con una extraña
sensación y encendí la luz: ella estaba junto a mi cama. Tuve un miedo tal que no pude
hablarle; me defendí contra ella con agua bendita y, luego de pasar sobre mí, desapareció
en la pared. Fue algo tremendo.
11 de Octubre. Cuando iba a dormir a las 10, no pensaba absolutamente en ella, pues
estaba algo entretenida (era tiempo de caza), encendí la luz de mi habitación. Ella estaba
allí. Pasé delante de ella para ir por el agua bendita, la rocié y le pregunté: "¿Qué quieres
de mí?". Me miró fijamente a los ojos y dijo sin mover la boca: "No envié veinte marcos
para las misiones*"
Nota. Al leer esto, muchas personas se sorprenden y se conmueven que por veinte
marcos debiese sufrir tanto. Se equivocan. ¿Qué pecados ha cometido la monja en su
estado que no se dice?. En cualquier caso, esos veinte marcos son sólo una pequeña
muestra de su manera habitual de vivir que volvió su alma así de miserable.
No podría decir si le hice señas con la cabeza de que yo lo haría o si se lo prometí de
palabra, de todos modos se alegró porque al instante se me acercó, creo que quería decirme
algo más. Sentí tanto miedo que de inmediato la rocié con agua bendita y se desapareció
por la ventana. A pesar del tremendo susto que tuve pude descansar. Los veinte marcos
fueron entregados a las misiones y se celebró la S. Misa por las pobres almas.
Tuve paz hasta el 3 de Noviembre, día en que tuve una gran alegría. Cuando a las once de
la noche me dirigía a la habitación para descansar, vi que estaba iluminada. Pensé que
alguien había dejado la luz encendida. Y ahí estaba la monja en el mismo lugar de la
última vez; ¡Qué cambiada estaba!, Salía de ella un resplandor, su vestido negro parecía
como hecho de luz. Pero lo más hermoso era la expresión de su rostro. Ciertamente sus
ojos ya habían visto al buen Dios. Me miró sonriendo, se veía tan feliz!. Sus manos, que vi
por primera vez, estaban cruzadas sobre su pecho. Su rostro era sólo comparable a una
piedra preciosa, no puedo encontrar otra expresión. Mi asombro y mi alegría fueron tan
enormes que quedé como petrificada y sólo se me ocurrió preguntarle: "¿Cómo te llamas?".
Solamente hizo la señal de la cruz y desapareció. Quedé en completa oscuridad. La luz no
estaba encendida, luego entonces no pudo haber sido una alucinación, pues nada es capaz
de producir lo que yo vi y sentí. La aparición me pareció de mayor tamaño que lo habitual,
y por primera vez no estaba de pie en el suelo. Esta fue la última aparición de la monja,
pero quizás me sirvió de preparación para otras.
La Condesa María Schoenborn *
*Como hemos dicho en el Preámbulo, la Princesa dejó escrito todos los nombres de las
apariciones.
4 de Febrero (1922). A las 9 de la mañana me encontré una señora con un vestido oscuro,
cuello de encaje y un sombrero bastante grande, delgada, desconocida, de la época de los
50.
17 de Febrero. De nuevo en la escalera.
Hasta el 20 de mayo estuve ausente; el día de mi regreso la vi entrar en la biblioteca, en el
segundo piso; al regresar de la comunión sentí el valor de seguirla.
Cuando abrí la puerta la vi allí de pie frente a mí, como si estuviera esperándome. Le
pregunté: "¿Quién eres?", ella respondió: "María Schoenborn". Una tía abuela mía que yo
no conocí. Yo: "¿Qué quieres de mí?, ¿Por qué no tienes paz?". Ella: "Aquí he pecado".
Luego desapareció. Hemos rezado mucho por ella. No la he vuelto a ver.
Como ya dije, en marzo y abril no estuve aquí.
En O..., me quedé en la habitación de una pariente mía que murió allí, sin embargo nunca la
vi. Una vez que salí a caminar la vi venir hacia mí sobre el prado. Llevaba un rastrillo
sobre sus hombros, se veía muy acalorada y me sonrió.
No podía creer lo que veía, estaba como siempre; habría gritado de alegría si no hubiese
sido porque no estaba sola.
Lástima que desapareció tan rápido. Permanecí en silencio. Cuando volví a casa y les
conté dónde había estado, me dijeron: "Oh, Ortencia siempre ayudaba a una pobre mujer a
recoger el heno". Me pareció que no necesitaba de mi oración, más bien vi esta aparición
como una señal. Tenía mucha confianza con ella y le había escrito la historia de la monja,
dejándole libertad para creer o no. Ella respondió que no podía creerlo sin antes discutirlo
conmigo. Pero no pudimos hablar más porque murió.
"Los once" y el Párroco Schmuttermeier
El 4 de julio de 1922 vi por primera vez las once sombras que a menudo veo. Son
columnas de niebla de distintos tamaños. Las veo siempre en el porche y en la colina que
cae detrás de la fábrica de cerveza; a veces pasan muy cerca de mí. No se pueden distinguir
porque están como envueltos en una niebla, parecen espárragos gigantes.
Los veo tan seguido que no escribo fechas, no me importa nada de ellos. La fiesta de
Navidad después de la Misa de la mañana me llegaron muy cerca, entonces les dije: "Si son
almas, recen al niño Jesús", pero al instante se juntaron y desaparecieron. Fue algo muy
extraño, pues nunca habían reaccionado a nada de lo que yo les decía.
El 27 de Diciembre vino a mí el Padre Schmuttermeier en el jardín. Fue por un instante
apenas, pero estoy segura de que no me engañé*.
*Después de haber sido impresa la primera edición de esta obra, la señora María Feistle,
de Waal, nos escribió: El Padre Schmuttermeier fue Vicario de Waal desde 1926 hasta
1935; por eso aquella alma no pudo haber sido el Director Espiritual de la Princesa. Es
posible que se hubiese tratado del Vicario Mathias Sollweck, fallecido en 1899.
El 9 de Enero de 1923 lo encontré esperándome en el Oratorio, nada agradable a la vista.
Le dije: "Señor Párroco, ¿Puedo ayudarle?". Me pidió una S. Misa, que fue celebrada
pronto. Por la tarde lo volví a ver.
El 25 de Enero lo vi por cuarta y última vez. Por la noche, cuando todavía yo estaba en la
Iglesia, vi colgar del confesionario una manga blanca. Me sorprendí porque la Iglesia
estaba vacía. Un poco curiosa me arrodillé en un banco y pensé si debía aprovechar para
confesarme. Pasados cinco minutos escuché que se abrió la puerta del confesionario y...
salió el padre Schmuttermeier, me sonrió amablemente y caminó lentamente por el centro
de la Iglesia. Se arrodilló frente al altar. Al poco tiempo llegó el Sacristán a tocar para el
Ángelus. Tuve la impresión de que casi tropieza con el Padre. Encendió la luz y pude ver
todo mejor. Fue algo bien extraño, el Sacristán pasó como a través del Padre, como si fuese
una sombra; pude distinguirlos bien. Luego se fue y no lo volví a ver más.
Bárbara y Tomás
He visto 17 veces a nuestro antiguo criado en el Hospital. No hablé con él.
Desde el 31 de Enero 1923 me quedé algunos días en una habitación del tercer piso. Una
vez durante el día, mientras me miraba en el espejo, vi salir de él la cabeza de una mujer.
Me di la vuelta, detrás de mí estaba una mujer vestida de rosado, desapareció al instante.
Su vestido era como del siglo XVI, algo que me llamó la atención fue que su peinado no
concordaba para nada con su traje.
En la noche me fui a dormir con un presentimiento no muy agradable, porque en la
habitación de al lado, que estaba deshabitada, escuché hablar la misma voz, que si se ha
oído una sola vez, no se olvidará jamás. Dormí muy bien hasta las tres, hora en la que me
desperté con una sensación de miedo. De inmediato supe que no estaba sola. Encendí la
luz y allí estaba ella, también había un hombre a su lado vestido de jinete, estaban en la
puerta. Los rocié con agua bendita y le pregunté: "¿Quién eres?". Ella: "Bárbara". Yo:
"¿Qué quieres?". Ninguna respuesta; ella puso su dedo en la boca y me hizo señas de que
saliera con ella. Todo era tan natural que sentí vergüenza salir de la cama delante del
hombre. Salieron por la puerta y noté una herida en la nuca de ella. Por eso el pelo
desordenado. No me atreví a ir con ellos; sólo cuando salieron me levanté y fui a ver a
dónde iban, entraron en la alcoba. Yo no pude entrar porque estaba con llave.
El 5 de Febrero, que tenía trabajo de sobra, vi a Bárbara en el pasillo y entró de nuevo a la
alcoba. Baje rápidamente por la llave y la seguí; la encontré, me esperaba apoyada en la
pared. Le pregunté: "¿Eres tú Bárbara von L... V?" (Habíamos investigado en las crónicas
y encontramos dos mujeres llamadas Bárbara). Ella: "Sí". Yo: "¿Quieres orar conmigo?",
me hizo señal de que sí con la cabeza y una mirada no muy agradable; comencé a recitar:
"Alma de Cristo..." y cuando dije: "Agua del costado de Cristo, lávame...", empezó a llorar
y sollozar terriblemente, con su cara entre las manos. Despues volvió a mirarme con
aquellos terribles ojos y se salió de la torre. Durante algún tiempo no subí más a aquel piso.
Y ella tampoco aparece. Poco después una pintora se instaló en el cuarto de arriba.
Subimos muchas veces para ver sus trabajos, pero Bárbara no aparece.
El 21 de febrero por la noche me desperté con la misma sensación. Bárbara y el hombre
estaban allí de pie. Realmente me enojé porque abajo sí me sentía segura de ellos y les
dije: "¿Por qué no se quedan arriba?". Ellos: "Porque ellos no nos pueden ver". Le
pregunté al hombre: "¿Cómo te llamas?". Bárbara respondió por él: "Tomás". Yo: "¿Qué
quieres de mí?". "Una S. Misa", dijo Bárbara. Recé con ellos y les dije: "No vengan más,
yo les prometo que rezaré por ustedes". Se fueron y no los vi más.
Siempre me maravilla aquella fuerza que sale de las almas para despertarme del profundo
sueño. El despertarse es algo totalmente único; uno no duda lo que allí le espera. Es un ver
en la oscuridad e, incluso, una vez con Bárbara cerré los ojos para probar, pero entonces no
vi nada!
La vieja cocinera Crescenza y la mujer que mató a su bebé!
Por la misma época de Bárbara también hubo otra aparición. Mientras el 1 de Febrero de
1923 me encontraba en la despensa con el cocinero, he aquí que súbitamente se aparecieron
dos mujeres de pie entre nosotros. De inmediato reconocí a nuestra cocinera que estuvo
con nosotros durante 42 años y había muerto en 1888. A su lado había una desconocida
que tenía un rostro para nada simpático. Crescenza tenía un semblante muy bello,
exactamente como cuando estaba viva, muy simpática. Dos días más tarde las encontré
abajo, en el pasillo; no pude hablarles porque alguien estaba conmigo.
24 de Febrero. Me desperté a las 4 de la mañana, encendí la luz y allí estaba con la
desconocida al lado de mi cama. Le pregunté: "¿Querida Crescenza de dónde vienes?".
Ella: "Del espacio intermedio*". Yo: "¿Cómo me encontraste?". Hizo un movimiento en
el aire con la mano. Le dije: "No te acerques a mí. Te prometo que estaré orando por ti.
¡Alabado sea Jesucristo!". Se fue junto con la desconocida.
*Más adelante las Almas le aclaran sobre aquel espacio intermedio.
El 28 de Febrero a las 4:30 vino la desconocida (horrible), permaneció por más de diez
minutos, le di agua bendita, recé, ni se movió, sólo me miró enojada. Sentí mucho miedo,
no sé por qué no contesta nada. Finalmente se fue. Estaba mal vestida; tenía un pañuelo en
la cabeza y un delantal como para trabajar, no me es agradable. Me recuerda a la mujer que
vi en A..., que describiré más adelante.
Siento miedo de ella porque tiene cara como de viciosa; no lo puedo expresar de otra
manera**.
**El lector encontrará a lo largo de todo el diario el significado de aquellas palabras
espirituales: "El pecado es horrible, la virtud es hermosa". La vista de la fealdad del
hombre en pecado la encontraremos en todas las apariciones. Debemos pensar que
forma de vida nos presenta la actualidad. Una vida que con las imágenes y música
moderna nos refuerzan y sostienen más en el pecado y la abominación.
3 de Marzo. Son las dos de la madrugada. Me desperté nuevamente con aquella sensación
de saber que algo me esperaba, es algo tan vil, tan fuerte; fui capaz de encender la luz sólo
gracias al buen Dios que me infunde valor. De un momento a otro se apareció aquel
repugnante rostro casi inclinado sobre mí, pero enseguida se alejó. Yo: "En nombre de
Jesús, te ordeno que me respondas: "¿Por qué rondas por aquí?". Ella: "¡Asesiné a mi
bebé!". Yo: "¿Cómo te llamas?". Ella: "Margarita". Yo: "Mandaré celebrar una S. Misa
por ti y no te olvidaré. No tienes necesidad de volver". Recé con ella y desapareció. Fue
algo bien duro de soportar, pero sea como Dios quiera. Si vienesen de día sería más fácil.
El carpintero Miguel
En el verano, en A..., vi tres veces a una mujer caminado de un lado para otro en el pasillo
de la casa, con una expresión inolvidablemente triste. Cuando la interrogué respondió:
"¡Nadie reza por mí!". A las demás preguntas se mantuvo en silencio. Hasta entonces
ningún alma me había dicho que yo debía rezar con ellas. Por eso la aparición siempre
duraba poco. Rezar es un alivio también para mí; después de orar siento menos miedo.
11 de Marzo (1923). Acababa de acostarme (eran las once de la noche) cuando de repente
sentí que algo entró. Pensé que era mi hermana y por eso no encendí la luz; poco después
supe que no era ella. Bajo la puerta estaba estaba Miguel, el carpintero, un antiguo
sacristán; no sé cuándo murió. Le dije de inmediato: "Entonces Miguel, "¿Qué es lo que
quieres de mí?". Al instante lanzó un grito y desapareció. Ahora es a mi niño a quien debo
cuidar. Ha empezado a venir cada noche, causa miedo, porque uno no sabe qué pueda
ocurrir con él. Estuvo como media hora, de 4 a 4:30. Camina alrededor de la habitación
suspirando, la expresión de su cara es desagradable. Yo sé que el Señor me ayudará.
13 de Marzo. Llegó a las 11:30. Le dije: "¡El sábado se celebrará una S. Misa por ti, ya
déjame en paz! ¿Qué hiciste? ¡Responde de una buena vez!". Él "Sacrilegio". Se puso a
llorar. Yo: "¿Puedo ayudarte?". Afirmó con la cabeza y desapareció.
Muchos hombres y mujeres
21 de Marzo (1923). Por la noche vino Víctor B..., me miró con tristeza y se fue sin
responder a nada de lo que le pregunté.
22 de Marzo. Me desperté a la una y escuché decir: "¿Te gustaría ayudar a estos como me
ayudaste a mí?". Encendí la luz y me pareció haber visto junto a mi cama al Padre S...; no
puedo decir con seguridad porque apenas le hice una pregunta, desapareció. En mi
habitación había un montón de hombres y mujeres.
Entre ellos también estaba Víctor; fue algo bien tremendo, mas se fueron rápido. No pude
contar cuantos eran.
23 de Marzo (de noche). De nuevo, se estuvieron largo tiempo, son dieciséis. Conozco a
cinco: Víctor, María M..., Perpetua R..., aquel zapatero que vivía diciendo "¡Ay Dios mío!",
y Baptista B... Yo: "Si rezo por ustedes, no tendrán que venir más". Víctor respondió:
"¡Tenemos que hacerlo!" Yo: "¿Quién lo quiere?" No hubo respuesta. Se quedaron un rato
más, todos me miraban; luego se fueron. Vienen todas las noches, pero nada que hacer con
ellos. Oro y después de un rato se van.
26 de Marzo. Solamente vieneron nueve, no conozco a ninguno. Pregunté: "¿Dónde están
los demás?". Pero no hubo respuesta*.
*A las preguntas curiosas no hay respuesta. El lector se dará cuenta de esto en el
transcurso del Diario.
Ahora son nueve; vienen todas las noches. Ya no es tan pesado. Rezo y luego de un poco
se van.
29 de Marzo. Vinieron todos los dieciséis. Uno de ellos se me acercó y me dijo: "Te lo
agradecemos". Me extendió ambas manos pero no fui capaz de tocárselas. Le pregunté:
"¿Para Pascua estarán en el Cielo?". Respondió claramente: "En la luz". No pudo decir
nada más. Luego se me acercaron todos, algo para nada cómodo, los rocié con agua
bendita y desaparecieron al instante. Es extraño que los dieciséis usaban muy poco espacio,
era un pequeño montón y, sin embargo, de distintos tamaños. La que me habló era bastante
joven, me miró con rostro muy alegre; tenía un traje negro y un pañuelo blanco. Todos
llevaban ropa de trabajo.
El secretario Nicolás
Desde hace algún tiempo veo al secretario Nicolás, que trabajó hace mucho con mi abuelo;
sólo lo veo en el primer piso dando vueltas por las habitaciones. Parece como si estuviera
buscando algo, no he podido hablarle porque las veces que lo he visto no he estado sola.
Estas noches de Pascua han sido muy terribles. Siento algo junto a mí pero no veo nada;
siento que caminan, que respiran, siempre cerca de mí, incluso escucho murmullos y
ruidos, como si estuviesen llamando a la puerta. Esto causa más angustia que si viera algo.
Una vez comenzó desde las once hasta las cinco de la mañana, imposible dormir en estas
condiciones. Me levanté y me senté en el suelo pero el ruido siguió. Cuando pregunté:
"¿No pueden hablarme?", algo me tocó por detrás y me asusté muchísimo.
Babette
21 de Abril (1923). Durante el rezo del Santo Rosario vi por segunda vez dos mujeres
arrodilladas en la Iglesia, desaparecieron pero un momento después regresaron. Más tarde,
al entrar en la iglesia con el Padre, tenía la esperanza de que él también viese a las dos
mujeres. Ellas estaban allí, pero cuando quise hablarles, desaparecieron. Vi cuatro veces a
Nicolás; pasó como de carrera cerca de mí.
Durante unos días tuve fiebre por la noche y no pude dormir, pero no vi ni oí nada. Han
vuelto, ahora que estoy bien.
26 de Abril. A la una de la mañana llegó la Ama de llaves, muerta hace un año, de quien no
sé el nombre. Tenía una expresión muy triste, no se quedó mucho tiempo. Iba de un lado
para otro.
27 de Abril. Allí estaba otra vez, se veía más alto; me miró sin decir nada, no respondió a
nada de lo que le dije. Lo he visto dos veces y como siempre parece estar buscando algo.
29 de Abril. La Ama de llaves permaneció junto a mí desde las tres hasta las cuatro y
media, muy afligida. Quería hablar, pero no podía; no me agrada verla mucho porque todo
el tiempo me mira con unos ojos tan abiertos. Vi las once columnas nebulosas.
1 de Mayo. La encontré en mi cuarto cuando me disponía ya a dormir. Le ofrecí un
pañuelo para que imprimiese la señal de su mano, pero no hizo nada.
4 de Mayo. Ella vino dos veces durante la noche; se inclinó sobre mí, cosa que me
desagrada demasiado. También vi a Nicolás. Le pregunté a la Amas de llaves* su nombre;
volví a preguntar pero no me contestó. Después gritó espantosamente: "Ba....e", estaba
muy triste. Se alegra con el agua bendita (siempre llega totalmente alterada).
*El Padre Sebastián Wieser conoció muy bien a la difunta (Babette Z.) cuando estaba
viva. Según su descripción, ella era soltera, aparentemente piadosa, pero muy histérica y
sensual, quien escribía largas cartas a los sacerdotes y engañó a uno de ellos con mucha
sutileza. Con el tiempo tuvo un bebé, que en menos de un año murió.
5 de Mayo. Volvió. Ahora sé que se llama Babette. Estoy muy cansada. ¿Por qué siempre
tiene que permanecer tanto?. Su vestido se ve muy desgastado. Tiene algo en la boca pero
no puedo ver bien qué es.
9 de Mayo. Vino dos veces por la noche; también vi a "Los once".
12 de Mayo. Me he encontrado todos estos días a Nicolás en el pasillo, siempre muy
contento.
13 de Mayo. La Ama de llaves de nuevo aquí. Para nada agradable. Siempre se inclina
sobre mí. Su boca es repugnante, parece tenerla repleta de úlceras; el labio inferior todo
negro. Sus ojos son horribles; quisiera ayudarla pero no sé cómo. Desea hablar pero no
puede.
14 de Mayo. Ella se dio la vuelta y abrió la puerta que yo, a propósito, había cerrado para
ver su reacción.
15 de Mayo. Vi nuevamente a Nicolás.
18 de Mayo. La Ama de llaves permaneció junto a mí desde la 1 hasta las 3:30, me
despertó con un lamento. Por recomendación puse la reliquia de la S. Cruz ante ella y le
pregunté: "¿Estás condenada?". Respondió que no moviendo su cabeza. Luego le dije:
"¡Te ordeno decirme qué es lo que quieres, no quiero verte más!". Con una voz que casi no
entendía, dijo: "Siempre engañé... Párroco...". Le pedí que repitiera pues no le encontraba
sentido, pero abrió la puerta y se fue.
22 de Mayo. Llegó corriendo a la habitación, como huyendo de algo; estaba muy
perturbada y tenía un aspecto que daba miedo. Le dije: "Te ordeno que me digas por qué
sigues viniendo a mí". Al instante se me acercó y me señaló su boca. Me espanté
muchísimo. Luego desapareció.
23 de Mayo. Estaba apenas durmiendome cuando ella llegó. Le dije: "¡Si no me dices
ahora mismo qué es lo que quieres de mí no volveré a rezar por ti!". Se quedó largo rato en
silencio y después empezó a murmurar, no le entendí nada. Yo: "¡Dime de una buena vez
qué clase de mentiras dijiste!". Se me acercó y dijo claramente: "¡Tengo que sufrir, he
mentido mucho, he difamado, dícelo al Párroco!". Yo: "¿Por qué no vas tú misma y se lo
dices?". No respondió nada.
24 de Mayo. Vino totalmente distina, irreconocible. Yo estaba tan asustada; puse la
reliquia de la S. Cruz frente a ella y le grité: "¡Te lo ruego, no vuelvas más, recibirás una S.
Misa!".
Vi de nuevo a las dos mujeres en la Iglesia.
La mujer en el gallinero
28 de Mayo. Vi una mujer en el gallinero que buscaba algo entre un montón de ramas.
Pensé que era un mendigo y fui a ella. Se me acercó un poco y de un momento a otro
desapareció en el aire. Por la tarde, mientras rezaba la Corona de las Cinco Llagas, se me
acercó un hombre con una mochila, como esos mendigos que buscan alimentos.
Otro día vi a las dos mujeres arrodilladas en la Iglesia. Enseguida llegó una mujer (viva) al
mismo banco. Como no estaban muy lejos, pude ver bien que aquellas dos eran como un
velo y no ocupaban espacio.
29 de Mayo. La mujer estuvo de nuevo en el gallinero pero por poco tiempo.
Cerca a la liberación
30 de Mayo. Estaba ayudando a las Hermanas en el Hospital a preparar las flores. Tan
pronto como estuve sola entró Benito y se me acercó. Le dije: "¿Benito, estarás pronto en
el Cielo?". Un gesto afirmativo. Yo: "¿Y siempre estás por aquí?". De nuevo el
movimiento con la cabeza. Tenía un aspecto muy agradable, como cuando vivía. Llevaba
el delantal azul y su camisa de mangas de siempre. Me miró, luego salió por la puerta y
desapareció.
Gracias a Dios no ha vuelto la Ama de llaves. He podido dormir bien.
31 de Mayo. Durante la procesión del Corpus Cristi, cuando nos arrodillamos ante el altar
cercano a la casa del carpintero Fischer, vi salir de esa casa a Miguel, el carpintero. Tenía
un aspecto muy diferente de como lo había visto antes: sus ojos demostraban mucho gozo e
irradiaba luz, parecía como envuelto en un pañuelo blanco. Durante el Evangelio estuvo de
pie justo en frente de mí. No entiendo por qué los demás no notan nada. Permaneció casi
hasta el final y luego, dando una señal de despedida, se fue entre la gente.
4 de Junio. La mujer estuvo de nuevo en el gallinero. Tiene el rostro muy triste. Por la
noche hubo un poco de ruido, pero no veo nada. Se sienten pasos y crujidos sobre el suelo
y en los muebles. Prefiero ver que sólo escuchar.
7 de Junio. Vi nuevamente a la mujer en el gallinero. Me miró con ojos alegres. Nunca la
vi tan bien. No pude hablar con ella. He escuchado los mismos ruidos en las demás
habitaciones y en las paredes.
Federico, el pastor asesinado
11 de Junio (1923). Al despertarme, se inclinó sobre mí una figura alta y oscura, toda
envuelta en niebla; no sabría decir si era hombre o mujer. Nada agradable. Me asusté
mucho. No he vuelto a escuchar aquel ruido.
14 de Junio. Encontré al fantasma de nuevo en mi habitación cuando fui a dormir. Empecé
a rezar en voz alta y se vino junto a mí. Si no fuera porque tiene brazos, diría que parece un
árbol del bosque. Permaneció cerca de veinte minutos y se fue; volvió a las cuatro.
16 de Junio. Fue algo muy duro. Me sacudió por los hombros. Un momento terrible. Le
di un puñetazo y le dije: "¡Tú no puedes tocarme!". De inmediato se fue a un rincón.
Cuando le di el puñetazo no sentí nada corpóreo, era como un pañuelo mojado en agua
caliente. No creo que sea capaz de soportar con frecuencia tales sustos.
18 de Junio. De nuevo aquella cosa monstruosa. Intentó estrangularme. Torcía sus ojos.
En mi angustia oraba. Tomé mi reliquia de la S. Cruz. De repente se puso frente a mí,
gigantesco. A mis preguntas no respondió; luego salió por la puerta, dejándola abierta.
19 de Junio. Ahora sé que se trata de un hombre. Se estuvo un rato.
Volví a ver las dos mujeres en la Iglesia; parecen ser de otra época. Les pregunté si tal vez
habían robado velas; no respondieron nada.
21 de Junio. El monstruo permaneció por más de una hora; se la pasa dando vueltas. Tiene
pelo lanudo y negro, y ojos que me producen horror y espanto.
También vi la mujer sentada en el gallinero. Se ha vuelto más agradable, pero no dice
nada. Mientras la miraba sucedió algo extraño: un gato se acercaba a ella y, de un
momento a otro, saltó a un lado como espantado, como si hubiese sentido a la mujer.
¡Me puse contenta, pues al menos el gato los ve como yo*!
*Es un hecho que los animales demuestran miedo a ciertos lugares donde han ocurrido
apariciones. Fue conocida la cierta y comprobada aparición en el patio de la Iglesia
donde el perro evitaba la parte alta de una escalera, sobre la cual Eugenia tuvo más de
una aparición. Mientras este, por lo general, seguía a su dueño por todas partes.
Nota del traductor [al italiano]: En A. F., donde fui Párroco durante 22 años, se
escuchaban ruidos por la tarde y por la noche, sólo por algunos cortos periodos tiempos
cesaban. Una tarde, estaba en la cocina con mi sobrino y dos gatos que dormían en el
calentador del horno, eran aproximadamente las nueve y treinta; se escuchó un ruido
afuera y luego se sacudió muy duro la manija de la puerta de la cocina. Los dos
animales, casi volando, se fueron muy espantados hacia el ático. Afuera no había nada,
no fue ninguna imaginación!.
El parapsicólogo estadounidense Robert Morris experimentó con animales (un perro, un
gato, una serpiente de cascabel y una rata) metiéndolos en una casa «embrujada», justo
en la habitación donde se había cometido un homicidio. Según reportó, el perro gruñó y
salió de ahí, y fue imposible convencerlo para que entrara de nuevo. Al gato, en su turno,
se le erizó el pelo y de puro miedo le clavó las uñas a su amo, que lo cargaba en brazos,
al tiempo que miraba a un punto concreto. En cuanto a la serpiente de cascabel, adoptó
una postura de ataque dirigida hacia el mismo lugar de la habitación que había estado
mirando el gato. Por último, sólo la rata se mostró totalmente indiferente a aquella
habitación.
Le preguntaron a María Simma, la mística que veía las almas purgantes: «¿Los
animales son sensibles a la presencia de las ánimas del Purgatorio?», a lo que respondió:
«Sí, especialmente los caballos, los perros y las gallinas. Conozco muchos casos en que
los caballos claramente rehusaron pasar frente a edificios en donde luego se descubrió
que las ánimas se manifestaban para llamar la atención [a fin de que se intercediera por
ellas]».
Por su parte, el padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, dice que en un lugar con
presunta manifestación de espíritus «es importante el comportamiento de los animales
domésticos. Sucede a menudo que, cuando se tiene la impresión de que alguien se
encuentra en nuestra propia estancia, el gato o el perro mantienen fija la mirada hacia
un cierto punto; y puede que tal vez huyan aterrorizados, como si aquel ser misterioso se
acercara a ellos. Podría narrar muchos casos interesantes... Por el momento me basta
decir que, en mi opinión, los animales no ven nada en concreto, sino que poseen una
mayor sensibilidad que el hombre para notar una eventual presencia».
La Biblia, por cierto, narra el caso de una burra que pudo ver una presencia espiritual,
pero no terrorífica, sino de un ángel; se narra en el libro de los Números. A Balaam le
había encomendado el rey de Moab la tarea de maldecir a los israelitas. Balaam montó
su burra para hacer el encargo, pero un ángel se interpuso en el camino para estorbarle
y el animal no avanzaba o se salía del camino a pesar de los golpes que le daba su amo
(cfr. Nm 22, 22-23). Finalmente, la burra habla a Balaam, reclamándole, y Dios abre los
ojos de Balaam permitiéndole ver al ángel.
22 de Junio. Permaneció cerca de mí en mi habitación desde la una hasta las cinco, fue
algo muy duro. Se inclinó varias veces sobre mí y luego se sentó en mi cama. Hasta lloré
de terror y angustia. Luego, para no verlo más, me puse a recitar la oración de las Horas
del Oficio Divino. Se me alejó y empezó a suspirar pavorosamente. Ahora se me presenta
un poco más reconocible, pero no sé quién es. Siento mucho miedo, a veces tengo que
hacer un verdadero esfuerzo para caminar por mi habitación. Sin embargo, el resto de
tiempo puedo descansar y dormir bien.
24 de Junio. Él regresó nuevamente y me tomó por los hombros. Le dije: "¡Dime lo que
quieres y no vuelvas más!". Ninguna respuesta; volvió a correr por la habitación y luego se
fue. No pude tranquilizarme. Retornó a las seis de la mañana. De día produce aún más
miedo. Se resiste a la lucha; es un alma de las más miserables que han venido hasta ahora.
Le dije: "¡No me molestes, debo prepararme para la Sagrada Comunión!". Se me acercó y
alzó las manos suplicando. Sentí tanta compasión, que le prometí muchas cosas; luego le
dije: "¿No puedes hablar?", negó con la cabeza, "¿Sufres mucho?", gimió terriblemente; lo
rocié con agua bendita y desapareció.
27 de Junio. Vino de nuevo por la noche, creo conocerlo; me parto la cabeza pensando
quién podría ser. No es para nada simpático.
28 de Junio. Nuevamente vi las dos mujeres en la Iglesia.
29 de Junio. Cuando iba a dormir, lo encontré de nuevo en mi habitación. Puede que sea
Federico, el pastor asesinado. De inmediato se lo pregunté pero no reaccionó. Oré con él,
luego me miró tan serio que sentí mucho miedo. Le rogué que se fuera y realmente me
hizo caso.
30 de Junio. Estuvo poquísimo tiempo, me despertaron sus sollozos. Su cara es tan negra
que en verdad me es muy difícil reconocerlo. Sin embargo: la estatura, la nariz, los ojos:
estoy casi seura que es él, yo lo vi muchas veces cuando estaba vivo.
2 de Julio. Vino de nuevo, pero ya no tenía ese aspecto tan feo y duro, no se estuvo mucho
tiempo. Lo llamé como "Federico el pastor", cosa que encontró, al parecer, muy natural.
3 de Julio. Sólo estuvo unos minutos. Le pregunté: "¿Eres Federico, el pastor asesinado?",
dijo muy claramente: "¡Sí!".
4 de Julio. Vino a mí por la mañana, me miró con tristeza y se fue. No me dió ninguna
respuesta.
5 de Julio. Tuve la impresión de que estaba como resplandeciente. Durante la oración hizo
la señal de la cruz.
6 de Julio. Estoy muy contenta porque al fin pudo hablar. Le pregunté: "¿Por qué siempre
vienes a mí?". Él: "Porque siempre has rezado por mí" (Era cierto, pues siempre sentí
compasión de ese pobre Cristiano. De niño era muy extraño). Yo: "¿Qué cosa te ha
salvado?". Él: "Reconocimiento y arrepentimiento". Yo: "¿Entonces no moriste
inmediatamente?". Él: "No". Yo: "¿Saldrás pronto del Purgatorio?". Él: "¡Falta mucho,
mucho!". Le dije que entonces podía seguir viniendo si le hacía bien. Es interesante que
alguien, bruto en vida, hable de esa manera cuando ha dejado su cuerpo*. Ahora no le
tengo miedo. Deseo ayudarlo con todo mi corazón. ¡Qué misericordioso es Dios!.
*El Padre Sebastián Wieser señala: "La conducta de esta pobre alma es como un eco de
su vida terrena. Conocí muy bien al pastor Federico: “Era una oveja en la Parroquia".
Describirlo no interesaría a nadie. Hablamos de él porque nos sirve como instrucción.
En él se realizaron las palabras de la Escritura: "El árbol que cae al sur o al norte, en el
lugar donde caiga, allí queda" (Eclesiastés 11,3) . Pero al final de su vida se le
manifiesta la gran misericordia de Dios. Raramente iba a la Iglesia. Sólo tuvo un hijo,
que en la escuela era conocido como falso y mentiroso; les dio muchos dolores de cabeza
a sus superiores.
Si el joven era castigado en la escuela, él [(Federico)], por el enojo, tiraba los cuadernos
hacia el maestro y el Párroco. ¡Le advertí que algún recibiría una paliza de este mismo
hijo!. A los diecisiete años, este hijo, cerca de la medianoche, asesinó a su propio padre
y fue condenado a muerte. El pastor Federico entró en la eternidad víctima de una
tragedia familiar. Nadie supo si había muerto instantáneamente o si pudo alcanzó a
arrepentirse. Ahora sabemos que no murió en el acto. El chico lo había abandonado en
el granero a su suerte. Una mañana encontraron al pobre hombre ya fallecido.
Volvamos de nuevo "al muerto del pelo desgreñado, negro y ojos que infundian terror"
no reconocible sino hasta el 27 de junio. Y desde entonces, su figura fue más clara y
luminosa y el 6 de julio dijo que no había muerto al instante, que "el reconocimiento y el
arrepentimiento de sus pecados" lo salvó de la condenación. El 12 de Julio dijo: "¡Estoy
ardiendo!", presionó su dedo en la mano de la princesa dejándole una quemadura roja,
como de sol, que yo mismo vi.
8 de Julio. Vino sólo por un momento.
9 de Julio. Eran las seis de la tarde, me dió un puñetazo por la espalda y asi me despertó,
de lo contrario habría seguido durmiendo. Yo: "¿Te interesa tanto que yo vaya a Misa?".
Él: "Así puedes ayudarme mucho".
11 de Julio. Estuvo pero sólo poquísimo.
12 de Julio. Hemos orado juntos, luego: "¿Qué es lo que tienes que sufrir?". Él: "¡Estoy
ardiendo!". Al instante se me acercó y sin darme tiempo de reaccionar presionó su dedo en
mi mano. Me espantó y me hizo tanto daño que lloré. Ahora tengo una mancha roja, que
espero desaparezca pronto. Es una cosa y una sensación del todo insólita y excepcional,
tener esta señal del otro mundo*.
*Existen varios libros que hablan de marcas de fuego dejadas por las almas del
purgatorio, ver libro "¿Vivono i morti?", famoso libro de devoción en el cual se muestra
la marca de una mano impresa en fuego, la cual había atravesado varias hojas.
Son abandonados
15 de Julio (1923). Esta noche, después de un breve descanso, ha vuelto. Le dije que no
me volviera a tocar porque si lo hacía no volvería a rezar por él. También le dije que se
fuera de una vez al Señor Párroco.
18 de Julio. Me encontré con que ya estaba en mi habitación cuando me dirigía a dormir.
Me pareció que junto a él había otra figura, pero no estoy segura. Ahora reza siempre
conmigo; hay algo que murmura cerca de mí. No respondió a nada de lo que le pregunté.
21 de Julio. Efectivamente son dos, pero no puedo ni imaginarme quién sea el otro.
Horrible, sucio y despeinado. No habla. Vi a las dos mujeres en la Iglesia, me arrodillé a
su lado, parecía que ya no había lugar para mí. Se mantuvieron mirándome pero no les
pude decir nada porque estaba rezando el rosario. Vi la mujer en el gallinero. Por fin
habla: se llama Adelgonda. Tiene una apariencia elegante y me mira amablemente. Lleva
un vestido. Se ve un poco anciana. Cuando le pregunté qué cosa quería de mí, respondió:
"¡Rezar!".
24 de Julio. El pastor Federico y el otro vinieron dos veces durante la noche, en silencio,
pero no del todo agradable.
29 de Julio. Nada especial. Ambos han venido cada noche. El nuevo tiene un aspecto
espantoso. Federico se vuelve cada vez más claro. A la pregunta de cuánto tiempo lleva
rondando, Adelgonda respondió: "Tres veces ochenta".
1 de Agosto. Ahora sé que la segunda figura es G…*, quien murió hace algunos años de
viruela; cuando le pregunté a Federico algo al respecto, me respondió: "¡Mira tú misma!".
De nuevo se acercó y rápidamente escondí las manos.
*G... fue reemplazado por el Padre Sebastián Wieser y sepultado por este. Murió por
viruela negra (tifus negro).
4 de Agosto. Estuvieron un momento. Pregunté por qué G... venía a mí. Respuesta: "Él te
buscó".
9 de Agosto. No he tenido paz en toda la noche, han estado viniendo. G... da bastante
miedo, le rogué que me dejara en paz. Luego Federico dijo: "Ofrece sacrificios por
nosotros". Ahora me avergüenza el haber tenido un corazón tan duro.
10 de Agosto. Federico se acercó bastante a mí, tenía un rostro tan bello y bondadoso, que
le pregunté: "¿Ya no tienes que sufrir tanto?". Él: "No". Yo: "¿A dónde irás?". Él: "¡Al
abandono!". Yo: "¿Volverás nuevamente a mí?". Él: "No". Yo: "¿Por qué no?". Él: "No
puedo más". Yo: "¿Pude servirte de ayuda?". Él: "Sí". Luego desapareció. G... se quedó,
cosa que para mí no es nada agradable. Suspira y me mira de una forma tan detestable. Sin
embargo, si puedo ayudarle estaré contenta.
Se me olvidaba anotar que en el hospital vi dos veces a la que anteriormente fue superiora.
Tenía un rostro muy triste.
11 de Agosto. G... vino dos veces por la noche. No responde a nada. No puede estarse ni
un momento quieto, se la pasa corriendo por la habitacion. Cuánto lamento que el pastor
Federico no venga más, después de todo él era como una especie de defensa para mí. G...
me es muy desagradable, pero de veras deseo ayudarlo.
Nada mejor, estoy acostumbrándome a estos huéspedes no invitados y después (cuando se
van) puedo dormir tranquila.
12 de Agosto. Poquísimo.
"Soy feliz"
13 de Agosto (1923). Tuve una gran alegría. Mientras recogía las grosellas, de repente, vi
a la vieja leñadora* a mi lado. Yo: "¡Oh querida leñadora, no me has olvidado!, ¿Cómo
estás?". Ella: "¡Soy feliz!", y desapareció. Fue una aparición realmente agradable. Nos
habíamos reunido tantas veces en el jardín. Una vez me dijo: "Cierto es que daré un paseo
más por este jardín". Reímos juntas y le dije: "Vuelve una vez más a verme". ¡Y pudo
hacerlo en verdad!.
*El Padre Sebastián Wieser dice de ella que estuvo enferma por años y se había
purificado por medio de los dolores. Un dulce consuelo para tantas personas sencillas,
que además de sus preocupaciones por causa de su humilde condición de vida, también
tienen que sufrir mucho por enfermedades. El amor de Dios las rodea. Ella era quien
proveía madera para encender las estufas y luego encendía las luces del castillo.
Un caballero con su armadura!
14 de Agosto. Lo vi arrodillado en la Iglesia delante del altar con su armadura. Al
principio pensé que era una ilusión. Para poder verlo mejor me salí del Oratorio pasando
por su lado. Se dejó observar un momento y luego desapareció.
G... es mucho para mí, terriblemente inquieto.
17 de Agosto. G... de nuevo aquí, ahora es más atento cuando rezo.
19 de Agosto. Nuevamente dos veces por la noche. Ahora él golpea cuando me encuentro
en el Oratorio, pero voy a la puerta y no veo a nadie.
20 de Agosto. Volví a ver al caballero de pie cerca del altar: tiene la estatura de un gigante.
Tal vez sea el hombre que está enterrado en el coro de la Iglesia, que fue encontrado
cuando se hizo el piso nuevo y tenía un esqueleto extraordinariamente grande.
23 de Agosto. Fue una noche muy incómoda. Sabía que G... estaba aquí porque la luz
eléctrica no funcionó. Lo escuchaba y sentía su presencia pero no veía nada. Fue algo
tremendamente angustioso. No tuve ni el valor de levantarme a prender fósforos. Al cabo
de una hora me di cuenta que se había ido, y esto más por intuición que por haberlo
escuchado. Esto también es algo totalmente nuevo.
24 de Agosto. Nuevamente él golpeó la puerta. Cuando miro afuera, no hay nadie. Luego
escucho aquel ruido de nuevo, cosa que me molesta, no me deja estar en paz.
G... estuvo aquí un poco más de lo habitual; durante las letanías me acompañó con
atención. Está un poco mejor, ya no se ve tan oscuro.
30 de Agosto. Siempre lo mismo. El ruido en el Oratorio; a menudo se vuelve
insoportable, llamar y golpear. El caballero sí lo puedo ver casi todos los días. En la
capilla del Hospital* vi a la Hermana Sor Edvige.
*Waal tiene un pequeño Hospital donde Sor Edvige fue Superiora.
2 de Septiembre. Cuando regresaba del jardín vi a G... de pie, que me miraba desde la
ventana. Me turbó mucho y tuve miedo de entrar a la habitación, ¡por fortuna estaba
vacía!.
6 de Septiembre. Por fin G... habla. Yo: "¡Dime de una vez!, ¿Qué quieres de mí?". Él:
"¡Ayuda!" Yo: "¿Por qué sufres?". Él: "Pecados no expiados". Yo: "¿Pero y por qué sólo
vienes a mí?". Él: "Porque el camino hacia ti está libre". Yo: "¿Qué quieres decir con
"libre"?". Desgraciadamente no obtuve respuesta o, de otro modo, podría obstruirlo.
7 de Septiembre. Vi a G... frente a su casa. Ahora verlo no produce tanto miedo. Se va
volviendo más agradable. No puedo explicarme por qué lo ayudo tan poco. Retiro las
palabras que dije ayer, no quiero obstruirle el camino, ni aunque pudiera. Sería
terriblemente egoísta si lo hiciera; antes bien, tendría que estar feliz de poder ayudar un
poco.
Dos hermanas que dieron escándalo
8 de septiembre. Fue un día realmente aterrador. Después de tanto tiempo volví a ver a
"Los Once", ahora tienen una apariencia algo más humana. Luego vi al caballero y a las
dos mujeres en la Iglesia, que por fin me han respondido. Yo: "¿Por qué siempre están
aquí?". Ellas: "Porque dimos escándalo". Yo: "¿Quiénes fueron?". Ellas: "Somos
hermanas", y desaparecieron. Tenían una cara abominable. Sus ojos penetran como
puñales.
En el corral de las gallinas estaba Adelgonda: las gallinas la han visto como yo, volaron
asustadas. De cerca no se ve tan vieja, como creí. Tenía algo en la mano que parecía ser
un cuchillo, pero no estoy segura.
Cuando veo tantas figuras en el día, vivo más con ellas que con quienes me rodean. Este
"ver" no es tan fácil de olvidar, es difícil no hacerlo notar a los demás, a veces hago un
verdadero esfuerzo y me canso espiritualmente.
9 de Septiembre. Apoyado en la cerca de la plaza de armas, vi al viejo Henrique; me asusté
mucho porque estaba muy cerca de mí. Tenía un aspecto horrible. Sólo espero que se
mantenga alejado de mí.
G... estuvo mucho tiempo conmigo en la noche. Primero rezamos y luego habló. Yo:
"¿Qué cosa puede serte más útil?, ¿Qué debo hacer?". Él: "Ir a la S. Misa". Yo: "¿Ya has
visto al buen Dios?". Él: "Sí". Yo: "¿Lo ves todavía?". Él: "No". Yo: "¿Por qué no?". Él:
"¡Impuro!". Yo: "¿En qué consisten tus dolores?". Él: "¡Fuego!" (Pudo ser que quisiera
decir más pero solamente se le escuchan murmullos). Yo: "¿Sabes dónde está Federico, el
pastor, que no ha vuelto a verme más?". Él: "No", y desapareció.
13 de Septiembre. Vino sólo un momento. Nuevamente vi al caballero en la Iglesia.
15 de Septiembre. "Los Once" pasaron cerca de mí; me parece que tienen figura de mujer,
pero aún están envueltos en la niebla.
Tía María Sch...
16 de Septiembre. Por la tarde, cuando me dirigía hacia la biblioteca a buscar un libro, me
encontré repentinamente con la tía María Sch...; estuvo de pie frente a mí, me sonreía
amablemente. Yo: "¿Estás bien?". Ella: "Te lo agradezco". Luego hizo un gesto de
despedida y desapareció. Me llené de alegría. Qué maravilloso que las personas queridas
vuelvan. Por estos días, humanamente hablando, he estado muy solicitada y muy alegre, no
he podido pensar en aquella visita que tuve en la biblioteca.
Muchos ruidos en el Oratorio y siempre aquel "¡Tuc, tuc!", pero no veo nada.
19 de Septiembre. G... estuvo bastante tiempo aquí, ahora totalmente resplandeciente. Yo:
"Dime, ¿Por qué el camino está libre hacia mí?". Él: "¡Tú nos atraes!". Yo: "¿Y cómo?".
Él: "Con el alma". Yo: "¿Tú la puedes ver?". Él: "Sí". Yo: "¡Pero no estoy del todo
contenta de que vengan a mí, id más bien a otras personas más buenas!. Él: "No vendré
más porque los demás están esperando". Yo: "¿Estás mejor ahora?". Él: "Sí". Me miró
con una gran sonrisa y desapareció. ¿Y ahora qué podrá suceder aún?. Confieso que tengo
miedo, porque cuánto se desea al principio [de cada una de las apariciones] que las pobres
almas no se vea tan espantosa!. Pero vemos que tiene que ser así.
Adelgonda, la madre asesina
21 de Septiembre. Adelgonda vino a mí en el piso de arriba. Efectivamente, tenía un
cuchillo en la mano. Rezó conmigo. Yo: "¿Por qué tienes un cuchillo en la mano?". Ella:
"Mi hijo". Yo: "¿Cómo puedo venir en tu ayuda?". Ella: "¡Dame tu mano!". Me asusté
tanto que no fui capaz. Soy tan malvada, ahora me arrepiento mucho. Se fue
inmediatamente. Debo vencerme si regresa; sin embargo es algo tan duro, sé bien cuánto
ardería mi mano!.
"Los Once" y el caballero son como calmantes para los nervios. A menudo en la puerta y
en las escaleras del Oratorio aparece una niebla tan espesa que no puedo ver nada. No sé si
tiene algo que ver con el ruido. Los ruidos son siempre igual de fuertes, pero
lamentablemente otros no sienten nada.
Vi nuevamente a Nicolás en la habitación donde estábamos todos reunidos, parecía estar
muy alegre.
23 de Septiembre. Adelgonda estuvo aquí; de nuevo quería tomar mi mano pero no soy
capaz de dársela, todo dentro de mí se me rebela.
27 de Septiembre. Ella estuvo de nuevo aquí, me parece más y más repugnante, incluso
cuando está lejos de mí; sus ojos me persiguen.
30 de Septiembre. Se quedó conmigo por casi dos horas, fue muy duro. Durante la S. Misa
vi al caballero arrodillado en la Iglesia cerca del altar, estaba entre la gente.
2 de Octubre. Adelgonda continúa atormentándome, corre furiosa alrededor de la
habitación y me mira con ojos de fuego, mira mi mano. Siento tanto miedo, todavía no he
sido capaz de vencerme.
4 de Octubre. Le pregunté qué cosa quería de mí. Respondió: "Tu mano". No pude
dársela. Recé con ella, pero le era indiferente. Le pregunté dónde había enterrado a su
hijo, si había podido confesar su pecado y otras cosas. Ninguna respuesta. No puedo
describir el espanto que sentí delante de ella.
5 de Octubre. Al despertarme la encontré sentada en mi cama, pero permaneció sólo un
momento.
6 y 7 de Octubre. No vino. Me causó pena. Sin embargo esta vez sí la estuve esperando.
8 de Octubre. Gracias a Dios he conseguido vencerme. Ella vino y le pregunté: "¿Cómo
puedo ayudarte?". Ella: "¡Dame tu mano!". Entonces extendí las dos manos. No se puede
explicar qué lucha cuesta esto a la naturaleza. No me quemó, pero sentí que me atravesaba.
Las retiré de inmediato, me pareció demasiado. Luego dijo: "¡Ya no vengo más!" y
desapareció.
Las apariciones de las mujeres me resultan mucho más aterradoras que las de los hombres.
Lo que me llamó la atención en Adelgonda fue que todo le colgaba en jirones, sin embargo
tenía un vestido completo. Nunca había visto algo semejante.
Ahora deseo algo de tranquilidad, me siento tan cansada que hasta me quedo dormida de
pie. El ruido en el Oratorio va mejor, sólo de vez en cuando.
Tuve sentimientos demasiado mundanos y materiales
12 de Octubre. Mientras estaba sentada en el escritorio, en pleno día, fui rodeada de una
espesa niebla y humo inodoro; ya ni podía distinguir las pinturas en las paredes. Pregunté
si eran "Los Once" pero no hubo respuesta. Luego rocié con agua bendita y todo se
esclareció de nuevo.
Volví a ver al caballero en la Iglesia. Salí del Oratorio y le pregunté: “¿Puedo hacer algo
por ti?". Siguió orando sin prestarme atención. De cerca tiene un aspecto agradable con en
su espléndida armadura, como una pieza de museo. No soy lo suficientemente competente
para determinar de qué siglo sea. Tengo tanto miedo de que todavía me ocurran cosas
peores. Sin la S. Comunión no podría resistir.
13 de Octubre. He pasado una noche de veras muy agitada. En el Hospital vi a la Hermana
Edvige, y hablé con ella en la escalera. Yo: "¿Por qué estás siempre aquí?". Ella: "Yo
estaba demasiado apegada a la tierra". Luego entró en la despensa. Ya no se ve tan triste.
15 de Octubre. "Los Once" pasaron junto a mí como volando, no responden nada. Durante
la noche estruendos horribles; ahora hay tres figuras irreconocibles.
17 de Octubre. Nuevamente durante el día esa niebla alrededor mío, después la
inconfundible sensación de que ahí hay algo.
19 de Octubre. Escuché un grito junto a mí, me desperté sobresaltada. Luego una
confusión de ruidos con aquella niebla.
20 de Octubre. Hay aquí una figura.
21 de Octubre. Las figuras nebulosas van de arriba para abajo; no sé que hacer con ellas,
saltan alrededor, incluso mientras rezo.
No sé como describirlas exactamente. La palabra "niebla" no es la más correcta, son más
bien como vapor. Sin embargo no hay nada que temer, sólo son antipáticas. Se parecen a
"Los Once", pero algo más oscuros.
Vi de nuevo al caballero. Es de una clase de espíritu que no he visto hasta ahora. Tiene un
hermoso aspecto de felicidad; continúa rezando sin moverse.
25 de Octubre. Mucho ruido, casi insoportable.
Catalina!
27 de Octubre. Ahora reconozco a una mujer pero todavía algo oscura; es muy inquieta.
28 de Octubre. La mujer es muy horrible, especialmente su boca, toda hinchada y negra.
Da la impresión de estar furiosa y amargada; está envuelta en una especie de harapo oscuro.
29 de Octubre. Por la tarde la encontré en la habitación, sus ojos me persiguen; no podía
hablar.
30 de Octubre. Apenas desperté se me apareció. Le dije: "Vete, vete, no me molestes",
pero no le importó. Recité Maitines y se fue. Tengo miedo de encontrarla, me repugna.
Quizás fui muy dura con ella. ¿Dónde está mi amor al prójimo?. Esto me oprime más y
más, en especial porque debo estar con la gente y no puedo pensar ni en mí misma. Estoy
como divida: Una parte con el más allá, como comprometida con ellos; la otra, tengo que
demostrar interés por las cosas [de acá], que de hecho no lo hago. Este "dividirme" me
cansa cada vez más y me siento con menos fuerzas.
31 de Octubre. Una noche tremenda: ella vino dos veces y permaneció bastante. Se
apoyaba en la pared y me miraba como retándome, tenía una aspecto espantoso. No
reaccionaba a nada, sin embargo cuando rezaba se ponía tranquila. Su boca esta
horriblemente hinchada y roja; su pelo negro y alborotado.
1 de Noviembre. He tenido que luchar media noche con ella, intentaba acercárseme; por
supuesto que para ella no hay impedimentos. La amenacé de no rezar más por ella si
continuaba atormentándome y desapareció.
2 de Noviembre. Fue la peor de las noches que he pasado. La figura está hecha una furia;
no sabía como defenderme, me escapé de la habitación. Pero debo soportarlo yo sola, no
quiero despertar a nadie. Me persiguió hasta la sala, pero me devolví. Traté de rezar, pero
muy mal porque estaba tan angustiada por el miedo. Su continuo deseo de acercarse a mí
me angustia, no la soporto. Hay algo demasiado horrendo en ella que no soy capaz de
describir, ni con la mejor voluntad. Estuvo conmigo desde las once hasta las cinco de la
mañana. Tenía mucho miedo.
3 de Noviembre. No vino sino hasta las cinco de la mañana, por eso pude pasar la noche un
poco más tranquila. Inmediatamente me puse a rezar con ella, sin mirarla; de un momento
a otro puso su cabeza junto a la mía y escuché un murmullo sin poder entender. Le dije:
"Si quieres que rece por ti mantente alejada, no puedo soportar tu cercanía". Comenzó a
gritar y desapareció. Ahora me siento muy mal porque ciertamente no estuvo para nada
bien.
4 de Noviembre. Estoy muy contenta; ella ha vuelto y me ha perdonado. Intentó mover sus
horribles labios para hablar, pero no le entendí nada. Le dije: "Si de veras puedo ayudarte
dame una señal y ven a despertarme a las cinco de la tarde, después haré todo lo que pueda
por ti". Luego dormí muy bien. A las cinco en punto escuché un grito, ella me estaba
esperando. He estado tan feliz por esto. Estoy nuevamente dispuesta a soportarlo todo.
"Los Once" estaban de nuevo cerca a la montaña, no siento miedo de ellos.
El caballero se puede ver casi siempre en la Iglesia.
5 de Octubre. Una noche muy difícil. Estaba toda gigantesca y muy inquieta. Le he hecho
muchas preguntas pero no me ha respondido nada. Súbitamente se me lanzó y me
murmuró algo al oído que no pude entender. Cuando le pregunté algo comenzó a llorar de
una manera tal que me partió el corazón: le prometí muchas cosas y se fue.
6 de Octubre. Vino a mi habitación mientras sonaban las campanas para Vísperas. Se
acercó al frasco de agua bendita y allí esperó. La rocié y se fue, pero regresó por la noche.
Ahora está mucho más clara y ya no siento tanto miedo. He notado que renunciando a mi
voluntad puedo ayudarla. Este día se ha portado más amable, ahora está más atenta a todo.
Hasta ahora he evitado escribir todas estas cosas: pero como me lo han mandado, así lo
hago. Por eso tengo que decir algo más. Cuando trabajo, e incluso cuando estoy con
personas, me sucede algo que no se explicar. Es un sentimiento de inmensa felicidad, un
irse a otro lugar, un sentir la cercanía de Dios; algo inexplicable. A veces este sentimiento
me sorprende cuando ni siquiera pienso en Dios. Siento estas cosas desde hace mucho,
pero quizás sea bueno decirlo ahora, ya que podría haber alguien que sienta lo mismo. Las
cosas extraordinarias siempre me parecieron antipáticas; ahora tengo que cooperar con esto.
Qué es lo que sucede en mí?, ruego incesantemente para que se me diga lo que está mal.
Incluso mi vida de oración ahora es diferente, no sé si para bien o para mal. Estoy como
sumergida en el infinito; soy incapaz de formular oraciones. Siento el abismo de mi
miseria ante Dios.
7 de Noviembre. La desconocida se me acercó y me susurró algo al oído pero
desafortunadamente no pude entender nada. Ahora puedo ver su vestido: sus trajes de
jinete son de finales del siglo XVI. He perdido aquella tremenda angustia. No sé cómo es
que puedo darme cuenta de cuándo un espíritu se me acerca. Incluso, al despertar en la
oscuridad y sin escuchar el más mínimo ruido, sé con certeza que ya no estoy sola. Hasta
ahora no me he equivocado.
8 de Noviembre. Se quedó toda la noche conmigo, absolutamente tranquila. Inventé una
oración que ciertamente iba muy bien con ella. Sus ojos se han vuelto más simpáticos. No
me atrevo aún a retomar el sueño en su presencia.
10 de Noviembre. Nuevamente me ha susurrado algo al oído, tal vez: "Sin paz", pero no
estoy segura. Le pregunté pero sacudió la cabeza con gran tristeza.
11 de Noviembre. El caballero asistió a toda la Misa dominical. Es ya el segundo
domingo, ¿Tendrá algo que ver con la reliquia de la S. Cruz?. Ella vino durante el día.
12 de Noviembre. Finalmente pudo hablar. Se llama Catalina. Permaneció en silencio;
luego no dejaba de repetir: "¡Sin paz! sin paz!", corriendo por todo el cuarto. No decía más
nada. Espero poder escucharle algo más.
Vi de nuevo a "Los Once".
13 de Noviembre. Catalina estuvo conmigo largo rato. Comencé distintas oraciones para
ver cuál de ellas le agradaba. Pero continuaba sacudiendo la cabeza, hasta que empecé la
oración que le había agradado la vez pasada. Se arrodilló junto a mí, despertándome una
sensación bien particular, porque fue la primera vez que un alma hace eso. Entonces le
pregunté: "¿Viviste en este castillo?". Ella: "Sí". Yo: "¿Estás sepultada aquí?". Ella:
"¡No!". A las demás preguntas se mantuvo en silencio.
14 de Noviembre. He experimentado algo del todo particular. Estaba muy cansada y tuve
la mala intención de no ir a la Iglesia. He aquí que soñé con una pobre mujer que no dejaba
de mendigar y yo no le daba nada. Me desperté asustada y me encontré a Catalina junto a
mi cama con las manos extendidas, como mendigando una limosna. Yo le dije: "Gracias
por haberme despertado: ¿Cómo has podido conocer mis pensamientos?". Ella: "Yo estoy
atada a ti". Yo: "¿Y de qué forma?". No respondió. Ella: "¿Harás sacrificios aún?". Yo:
"Sí, ¿Qué más debo hacer por ti?". Ella: "¡Dame la paz!". Yo: "¿Y cómo puedo hacerlo?".
Ella: "¡Con el amor!". Pobrecilla, ahora sólo quiero ocuparme de ella. Desgraciadamente
aún pienso tanto en mi comodidad: Podría ofrecer tantos sacrificios, si no fuese por los
demás. Si pudiese vivir sólo para mi espíritu sería más fácil, pero debo estar con la gente;
mis fuerzas físicas a menudo no resisten. Es un gran alivio para mí escribir todo esto, pues
aún no estoy tan avanzada como para poder prescindir del consuelo humano y, sobretodo,
tengo la inequívoca sensación de que alguien vela por mí.
Siempre quise callar sobre esto tan particular que me sucede; pero si se quiere pintar un
cuadro perfectamente, no se puede omitir ningún color. Y ahora lo hago por obediencia.
Al escribir se filtran algunos pensamientos de autocomplacencia. Será por eso que otras
personas no ven esto que me sucede?. Quizás así es mejor!. Quiero esforzarme por alejar
esas ideas, debo reflexionar más sobre esta vocación mía tan peculiar, así encontraré el
contrapeso necesario.
15 de Octubre. Ella estuvo aquí bastante tiempo sin hablar. Si no tuviese la boca así de
horrible no me impresionaría tanto. Espero que se vuelva un poco más comunicativa.
He visto a "Los Once" y al caballero.
Vi por segunda vez en el jardín al viejo Henrique, tiene un aspecto que da miedo.
Cómo hacer para ayudar a tantos!?
En el día, mientras estaba con algunas personas, se me apareció Catalina que me hizo una
señal con la mano de seguirla, pero no pude hacerlo. El hecho de haber visto tantas cosas
me alegró, porque durante la S. Misa le había rogado al buen Dios mandarme mucho en
este día, si este servicio le era agradable. Hoy se ven tranquilas. ¡Este fue el mejor regalo
para el día de mi onomástico!
Vivía provocando divisiones entre la gente
16 de Noviembre. Catalina vino a la una de la madrugada. Recé bastante con ella y luego
le pregunté: "¿Puedes decirme qué tienes en la boca?". Ella: "¿Ves esto?". Yo: "Sí, pero
dime, ¿Por qué sufres de semejante manera en tu boca?". Ella: "¡Yo siempre provoqué
divisiones entre la gente!". Entonces empezó a llorar desesperadamente. Yo: "¡Me causas
tanta pena!, ¿Debes sufrir mucho todavía?". Ella: "¡Tengo!". Yo: "¿Te ayudo cuando
vienes a mí?". Ella: "¡Sí!". Yo: "¿Y cómo?". Ella: "¡Paz!". Yo: "¡Explícate mejor!". Ella:
"¡Tú me das paz!". Yo: "¿Pero cómo puedo hacerlo?". Al instante se me acercó y me
susurró algo al oído, que no pude entender, y desapareció. Extraño, cómo se pasa de rápido
el tiempo con las pobres almas!, cuando ella llegó el reloj marcaba la una, y se fue a las
4:30. Creí que sólo había estado aquí poco más de media hora. Estaba bien vestida y tenía
una cadena de oro; si pudiese describirla: no es tan vieja, quizás 40 años. Espero que venga
de nuevo, ahora que se ve más simpática.
17 de Noviembre. Ahora viene a verme en otras habitaciones. Se me ha presentado nueve
veces.
19 de Noviembre. Dos días continuos de paz. Estoy más desahogada.
20 de Noviembre. Catalina se estuvo casi toda la noche aquí conmigo, siempre tranquila;
permanece así sólo en esta habiración. Henrique también vino, tiene un aspecto horrendo,
lo reconozco muy bien. No tiene paz, y suspira con mucha angustia. Le pregunté a
Catalina: "¿Ves a la pobre alma que está aquí contigo?". Ella: "No". Yo: "¿Y por qué
no?". Ella: “Porque estoy unida sólo a ti". Y añadió otras cosas más que no entendí. Yo:
"¿Vendrás a verme con frecuencia?". Ella: "Si puedo". Yo: "¿Quién te lo permite?". Ella:
"¡La Misericordia!". Luego desapareció.
Después de la comida vi al caballero en la Iglesia. Me acerqué a él para preguntarle algo,
pero no se mueve, sigue rezando. He tocado su armadura, es dura. No es viejo, tiene
cabello largo y rubio.
21 de Noviembre. Henrique estuvo aquí bastante tiempo y me mira como irritado.
Empieza a lamentarse. La oración lo pone más inquieto, diría que casi furioso. Catalina
vino por la mañana, me alegré mucho de no estar más a solas con Henrique. Ella comenzó
la oración por sí sola, tan agradable, me conmovió tanto que tuve que llorar. Me siento tan
arrepentida de seguir pensando en mí misma. Henrique permanecía allí de pie. La
diferencia entre los dos es tan grande, como el día y la noche, como la ira y la dulzura.
Catalina está totalmente cambiada. Le pregunté: "¿Ahora estás mejor?". Ella: "¡Veo la
luz!". Yo: "¿Entonces puedo dedicarme por completo a las otras almas?". Ella: "¡No me
abandones todavía!". Luego desaparecieron los dos. Si pudiese recuperarme para
ayudarles más! Sí, podría ayunar más aún, pero entonces no podría satisfacer a los demás;
ya no tengo tanta fuerza para ocultar durante el día aquello que sufro por la noche.
Catalina muerta en 1680
22 de Noviembre. Tuve muchos deseos de borrar lo que escribí ayer, pero no lo hago pues
sé qué poca caridad tengo y cuán pusilánime soy. Cómo he podido pensar que Dios no me
dará fuerzas?.
Estuvieron nuevamente ambos aquí. Henrique siente repugnancia a la oración, lo
demuestra en la cara. He notado un cambio en la boca de Catalina, a veces sonríe. Le
pregunté: "¿Cuándo moriste?". Ella: "Hornung 1680". Yo: "¿Dónde estás sepultada?".
Ella: "En Kempten*".
*Kempten es la capital de Alligiiu, conocida sobretodo por la Basílica de San Lorenzo y
el castillo principesco, construido por el famoso arquitecto de la época barroca, Michael
Beer de Voralberg.
Yo: "¿Por qué tu alma está aquí?". Ella: "¡Aquí provoqué discordia!". Yo: "¿Conoces
quizás a Bárbara?". Ella: "Sí". Yo: "¡Por favor, cuéntame un poco más!", pero
desapareció. Henrique debe poder verla, porque mientras ella hablaba se le acercó.
24 de Noviembre. Ambos se estuvieron bastante tiempo aquí, pero nada que ver con ellos.
Me pongo contenta cuando me acompaña Catalina, estando Henrique, porque entonces la
situación se me hace menos terrible.
25 de Noviembre. Sólo estuvo Henrique. Estaba tan violento que pensé que iba a terminar
por caer en el baño. Le dije: "¿Tienes algo qué decirme?". Se enfureció y se fue. Volvió y
comenzó a suspirar terriblemente. Fue algo realmente difícil de soportar.
26 de Noviembre. Nuevamente los dos. Le dije a Catalina: "Pensé que tu patrona, de quien
llevas el nombre, te había liberado, ¿Por qué no viniste ayer?". Ella respondio: "¡Catalina
de Siena!", y lo dijo tan rápido que casi me echo a reir.
27 de Noviembre. Me encontraba enferma y no podía dormir; esperaba a mis amigos. No
vinieron, como siempre que tengo dolores. Qué discreción tan extraordinaria.
28 de Noviembre. De nuevo los dolores y sin ánimos!.
29 de Noviembre. Vino sólo. Orar y hacerle preguntas lo irrita.
30 de Noviembre. Catalina ya me esperaba en la habitación cuando me dirigía a dormir.
Recité Vísperas con ella. Le dije: "¿Por qué has estado tanto tiempo sin venir?". Ella: "¡Yo
estaba cerca de tí!". Yo: "¿Por qué no te he visto?". Ella: "Me has dado mucho, mira
aquí", y me señaló su boca, de la que había desaparecido todo aquel horror. ¡No puedo
describir cuánto gozo sentí!. Yo: "¡Ahora no tienes que sufrir tanto!". Ella: "¡No!". Yo:
"Dime, ¿Cuándo te ayudo más?". Ella: "¡Cuando no pecas!". Yo: "¡Desgraciadamente
todavía no soy capaz!". Me susurró algo al oído que no pude entender!, tal vez una palabra
como: "unión" o "buena intención". Luego desapareció. Vivir sin pecado alguno. ¡Oh si
lo consiguiese!. A veces me enojo mucho dentro de mí. Soy también mentirosa porque no
muestro a los demás lo que realmente siento dentro de mí.
Henrique se pone violento - Salvado por la limosna
1 de Diciembre. Pasé una mala noche. El viejo Henrique se quedó largo rato, daba miedo.
Le pregunté si él le había disparado a mi abuelo*.
*El abuelo de Eugenia se llamaba Carlos Eugenio Ervino I (1798-1879), se casó con
Teresa Sofía Schónbom-Buchheim († 1876). Su cuadro está colgado en la sala.
Se puso furioso. Antes de que pudiera defenderme se abalanzó sobre mí y me agarró por el
cuello con tanta fuerza que sentí ahogarme**. Fue sólo un instante, pero fue tan espantoso,
estaba completamente aterrorizada. Nunca olvidaré aquella furia en sus ojos. Cada vez que
un espíritu me toca o me golpea (tres veces hasta ahora) siento más repugnancia que dolor,
como si me tocase un sapo o una serpiente.
**Esta violencia es un misterio de la maldad que el hombre se lleva consigo después de
su muerte. Como en vida quiso el mal, ahora debe arrastrar consigo toda la fealdad y
horror de sus acciones, aunque no quisiese. Por estas apariciones se puede comprender
y explicar por qué los paganos sentían tan inmenso miedo de los muertos y los echaban
fuera de los lugares donde habían vivido, con algarabía y máscaras.
Nada de esto se puede describir.
2 de Diciembre. Él estuvo conmigo desde las dos hasta las seis. Estaba muy alterado,
apenas lograba defenderme. Puse delante de él la reliquia de la Santa Cruz, lanzó un grito y
se alejó a un rincón, donde permaneció acurrucado y gruñendo como un perro rabioso!.
Fue algo bien duro. Deseaba mucho que viniese Catalina.
El domingo pude ver al caballero asistir a toda la S. Misa. Vi nuevamente a "Los Once",
son un verdadero misterio para mí.
3 de Diciembre. Primero llegó Henrique, luego Catalina. Le pregunté: “¿Puedes ver a
aquel otro espíritu?". Ella: "¡No!". Yo: "¿Por qué no lo puedes ver?". Ella: "Yo sólo estoy
involucrada contigo". Yo: "¡Por favor, dime si es un mal espíritu!". Ella: "¡Salvado!". He
rezado con él por largo rato. Henrique se estuvo quieto, sin embargo todavía es repugnante.
4 de Diciembre. Por la mañana una sombra me precedía, subió por las escaleras hasta mi
habitación. Cuando entré no había nada. Henrique vino por la noche, recé con él, cosa que
le es indiferente. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que los espíritus, al
principio, tienen el rostro muy oscuro; sólo se les aclara en el momento que ya tienen la
posibilidad de hablar.
5 de Diciembre. Ha venido sólo Catalina. Yo: "¿Puedes orar por mí?". Ella: "Sí". Yo:
"¿Puedes rogar para que las pobres almas no venga más a mí?, porque así también podría
conseguir mi paz". Ella: "¡No!". Yo: "¿Por qué no?". Ella: "¡Es voluntad de Dios!". Ya
no debo pensar más en mí misma; estas palabras me golpearon, como una orden de Dios.
Luego le mostré la reliquia de la S. Cruz, le pregunté: "¿Conoces esto?". Ella: "¡Sí!". Yo:
"¿Qué es?". Ella: "¡SANTO!".
6 de Diciembre. Nuevamente aquella sombra en la escalera, se parece a uno de "Los
Once". Henrique estuvo aquí casi toda la noche. La reliquia de la S. Cruz es mi defensa,
ya no se me acerca tanto.
7 de Diciembre. Mi querida Catalina se quedó bastante tiempo. Yo: "Pero dime, ¿Por qué
debes permanecer tanto tiempo en el Purgatorio?, haz hecho muchísimo mal con la
lengua?". Ella: "¡Sí, sin confesarme, sin arrepentirme!". Yo: "¿Pero entonces cómo te
salvaste?". Ella: "¡Limosna!". Yo: "¿Por qué moriste sin sacramentos?". Ella:
"¡Ahogada!". Yo: "¿Qué puede hacer aún por ti?". Me susurró nuevamente algo al oído:
"Participación en el Cuerpo de Cristo", pero no puedo afirmarlo con seguridad, sólo entendí
de seguro: "Participación... de Cristo", luego se fue. Inmediatamente después llegó
Henrique, igual que la última vez. Me parece que hago tan poco por él, siempre se divide,
y lo poco que ofrezco no basta para los dos. Me he dado cuenta que no me asusto más; si
pasa algo, puedo ver incluso en la oscuridad; sin embargo la luz es más cómoda para mí.
8 de Diciembre. Henrique parecía una bestia. Se tiró al suelo, me encomende a la Virgen,
luego se calmó un poco. Mis oraciones son muy distraídas, sólo con los labios, pues todo
mi ser y mi pensamiento se vuelven hacia el espectro, que no pierdo de vista por tanto
miedo.
Se fue a las tres de la madrugada para regresar a las cinco. Le dije: "Vete que quiero ir a la
Iglesia, allí puedo rezar mejor por ti". Lanzó un terrible grito. Volví a rezar por él, y
comenzó a llorar tan amargamente que quise decirle algo bonito, una palabra amable. Así
que le dije: "Todavía te agradezco, porque cuando de pequeña me diste pequeñas alegrías y
no lo he olvidado; pero dime cómo puedo ayudarte, lo haré de buena gana. (Recordaba que
cuando era pequeña con frecuencia me regalaba ciruelas y así se lo recordé también)",
como respuesta hizo un sonido como gorgoteando y me extendió su mano, la tomé y estaba
calientísima. De inmediato su rostro se puso más amable, si así puede decirse, pues aún es
muy repugnante. Le dije: "Ya vete, que tengo que ir a la Iglesia" y se fue. Ahora creo que
ha comenzado nuestra amistad, porque en cuanto le demostré amor (en vez de miedo) se
volvió más agradable.
"Los Once" me estaban esperando al pie de la montaña, los vi cerca de la nieve. Son muy
oscuros.
No me puedes contar algo del más allá?
9 de Diciembre. Estaba apenas levantada, cuando llegó catalina y pude notar algo nuevo
que me hizo pensar en la luz eléctrica. En el mismo instante en que un espíritu llega, mi
propio ser es como iluminado, un "crack" en mi cerebro, y el resto de pensamientos
desaparecen. Lo sobrenatural tiene una fuerza irresistible.
Se me acercó y arrimó su mano hacia mi frente como si quisiese hacerme alguna gentileza.
Yo: "¿Por qué estás tan agradable hoy?". Ella: "Todo claro". Yo: "¿Dónde?". Ella: "En mí
y en ti". Yo: "¿Qué puedes ver aún en mí?". Ella: "Deseo". Luego desapareció. Aunque
no me gusta escribir sobre algunas cosas, debo decir que realmente sí estuve muy feliz por
la S. Comunion; no quiero parecer extravagante.
Henrique estuvo aquí. Nada de extraordinario.
El 10 de Diciembre más o menos lo mismo.
11 de Diciembre. La nueva sombra vino de nuevo durante el día a mi habitación. Por la
noche estuvo aquí Catalina, muy amable. Yo: "¿No me puedes contar algo del más allá?".
Ella: "¡No!". Yo: "¿No te es permitido?". Ella: "¡CREE*!". Yo: "¿Es como tú creíste?".
Ella: 'Sí". Yo: "Ahora dime: ¿Por qué no te veo cuando estoy mal?". Ella: "Porque no
tendrías fuerza alguna".
*La Princesa era muy abnegada y trataba de evitar todo pecado por más “leve” que
fuera. Sin embargo, a veces le sucedía que no sabía distinguir muy bien entre preguntas
inspiradas por el deseo de santificación o aquellas que procedían de una cierta
curiosidad religiosa. La respuesta del alma: "¡CREE!" acentúa en una orden precisa
para el mundo que sufre las consecuencias del pecado original. Si la Fe se transformara
en un saber científico, entonces ya no habría libertad humana. Es sólo por la Fe que
gozamos de aceptar o de rechazar las verdades religiosas. Dios quiere que el hombre se
decida entre el bien o el mal, y que con su decisión asuma las consecuencias que
resulten.
Luego vino Henrique, siempre igual.
12 de Diciembre. La nueva sombra estuvo nuevamente a mi lado, nadie se da cuenta.
Henrique permaneció largo rato, se ve un poco mejor, incluso parece que ya no tiene
sentimientos agresivos hacia la oración. Al mismo tiempo había algo más en mi habitación,
tal vez la sombra, no pude distinguir nada. La sensación duró casi toda la noche. Estaba
tan cansada que le pedí que se fuera y empezó a lanzar tremendos gemidos y a lloriquear.
Entonces retiré mi petición y nuevamente me puse a rezar. He tenido un mal pensamiento,
porque he sentido envidia de los que pueden dormir bien.
14 de Diciembre. Hoy vi a todos: "Los Once", la sombra, el caballero, Catalina y
Henrique, pero no les he hablado.
15 de Diciembre. Una pésima noche. Parecía como si un gran pájaro estuviese golpeando
continuamente la ventana. Pensando que las ventanas contra invierno no se habían
detenido, me levante a mirar. Todo estaba en orden, no había tormenta ni viento, pero se
veía una gran sombra y una figura que me llenó de terror, más de bestia que de hombre.
Tuve una tremenda angustia y me alejé de la ventana. Sentí un gran alivio cuando después
llegó Catalina.
Yo: "¿Haz visto aquella horrible cosa?". Ella: "No, pero sí tu terrible angustia". Yo:
"¿Siempre estás aquí?". Ella: "Sí". Yo: "¿Por qué no te veo?". Desapareció. El buen Dios
me protegerá de aquel monstruo.
16 de Diciembre. Escuché nuevamente aquel mismo ruido en la ventana, pero no vi nada.
Catalina se quedó un buen rato; mientras recitaba las oraciones que le eran tan queridas, se
arrodilló, luego dijo: "¡Te lo agradezco!". Yo: "Te ves totalmente distinta, ¿No debes
expiar más?". Ella: "¡Empieza el gozo para mí!". Yo: "¿No vendrás más?". Ella: "No".
Luego se me acercó y me dijo algo que no entendí, como en un idioma distinto.
Desapareció. Estoy casi triste porque no volveré a verla nunca más. Ella era una defensa
para mí porque tengo tanto miedo del monstruo de la ventana; aquello es algo
completamente distinto de cuanto he visto hasta ahora. Le pregunté más cosas; escribo sólo
aquello de lo obtengo respuesta.
He visto al caballero y a "Los Once"; la sombra estuvo de pie a mi lado, como una nube
negra, recé y después de diez minutos desapareció.
17 de Diciembre. Henrique, el caballero y la sombra.
18 de Diciembre. En la capilla del Hospital vi a Sor Edvige, tenía un rostro alegre. Cuando
regresé Henrique estaba en mi habitación. El estruendo de la ventana estaba mezclado con
el mal tiempo, no estoy segura. Yo: "¡He rezado tanto por ti, dime que quieres aún!". Él:
"¡Perdón!". Yo: "¿Mataste a mi abuelo?". Él: "¡Provocado, calumniado!". Yo: "Te
perdono con gusto, ¿Debes sufrir todavía mucho?". Él: "¡Sí!". Yo: "¿Puedo preguntarte si
estabas enfermo o poseído?". Él: "Poseído". Yo. "¿De quién?". Él: "¡El espíritu de la
mentira!". Dijo todo esto con tono de lamento y tenía la expresión de quien pide
misericordia.
Estoy tan contenta porque por fin habla. (Me parece como una injustucia revelar la culpa
de la pobre alma, como una maldad respecto a su confianza. La obediencia y el amor al
prójimo están un poco en contradicción dentro de mí)*.
Las almas que vienen a mí muestran su sufrimiento especialmente con la posición y gestos
de sus manos, desafortunadamente no soy capaz de describirlo.
*El Padre Sebastián Wieser escribe: Conocí al viejo Henrique, al pastor Federico y a
otros. Su casa quedaba frente a la mía y en aquellos días de su locura a menudo iba a
visitarlo. Henrique murió hace unos 50 años. Incluso hoy en día se ve el orificio del
disparo. Ahora él reconoce haber provocado aquel golpe fatal y también responde a
aquella mi antigua pregunta, si era enfermo mental (loco) o si estaba poseído; respondió
que había sido poseído por el espíritu de la falsedad. El motivo por el cual yo me había
hecho esa pregunta es porque tengo la idea de que muchos de aquellos "pobres locos"
están poseídos.
El monstruo
19 de Diciembre. El monstruo llegó y se acercó a mí; ahora puedo distinguirlo
claramente. Es grandísimo, peludo, negro; jadea de una forma terrible. Me defendí con la
reliquia de la S. Cruz y con agua bendita. Se quedó mirándome y luego se fue por la
ventana.
No he visto en ningún zoológico algo tan monstruoso. Y este monstruo, repugnante y
asqueroso, estuvo en mi habitación!
Al amanecer vino Henrique. Yo: "¿Quieres rezar conmigo?". Él: "Quiero". Yo: "¿Sientes
alivio con la oración?". Él: "Siento". Yo: "¿Por qué me tomaste nuevamente por el
cuello?". Él: "¡[Porque estoy] en el tormento!". Yo: "¿No lo harás más?". Él: "¡No!". Yo:
"¿Por qué no vas a tus parientes?". Él: "¡No hay camino que lleve a ellos!". Ahora es
completamente distinto cuando rezo.
20 de Diciembre. El monstruo permaneció conmigo toda la noche. Estaba despierta y con
la luz encendida, cuando él entró con estruendo por la ventana. Por fortuna se mantuvo
alejado de mí, pero aquellos ojos!. Creo que no podría soportar muchas noches como ésta.
Henrique vino dos veces, parecía que veía al monstruo porque en un momento se volteó
hacia él; no me ha dado ninguna respuesta.
21 de Diciembre. Apareció nuevamente aquella sombra en mi habitación. Henrique estuvo
aquí largo tiempo. Yo: "¿Pudiste ver aquel desdichado que ayer estaba aquí contigo?". Él:
"Sí". Yo: "¿Es aún más infeliz que tú?". Él: "Sí". Yo: "¿Sabes quién es?". Él: "No". Yo:
"¿Cómo puedo ayudarte mejor?". Él: "Sacramentos". Yo: "¿Te das cuenta cuándo recibo
los sacramentos?". Él: "Sí". Yo: "¿Cómo?". Él: "Tú atraes". Entonces comenzó el
estruendo y Henrique desapareció. Yo intenté rezar y aún con esto continuaba acercándose;
tanto espanto sentí que tuve que salir de la habitación. Parece un simio, muy grande.
23 de Diciembre. Lo más terrible que he sufrido hasta ahora. El monstruo llegó con
mucho ruido y se agachó en un rincón, mirándome siempre con aquellos ojos. Desde ayer
había dejado de orar porque me sentía mal, reuní el poco valor que me quedaba y comencé
de nuevo. Apenas había dicho unas palabras cuando el monstruo se lanzó con violencia
sobre mí. No hubo dolor, pero experimenté tanto susto que quedé sin sentido. No supe que
sucedió, de todas formas me recupere rápidamente; encontré la luz encendida aún pero ya
no había nadie. Estaba exhausta por esto, pude descansar un poco. Luego vino Henrique
pero por muy poco tiempo.
Vi al Caballero y a "Los Once". La sombra me siguió por las escaleras. Volvió mientras
preparaba el árbol de navidad.
Es un poco demasiado, pues me es muy difícil esconder todas las impresiones y vivir como
alguien normal en medio de espíritus.
24 de Diciembre. Henrique estuvo bastante tiempo conmigo. Yo: "¿Estás mejor?". Él:
"Sí". Yo: "¿Entonces pronto serás liberado?". Él: "18 x 7". Yo: "Al menos dime si aún
hay aquí otras pobres almas conmigo, que no pueda ver todavía". Él: "Sí". Yo: "¿Por qué
no las puedo ver?". Él: "No tienen permiso de mostrarse". Desapareció. La sombra vino
nuevamente despues de la cena. "Los Once" bajaron conmigo a la Misa de medianoche.
Después de esta Misa, estando aún despierta, vino aquel infeliz. Como yo estaba de pie
pude ver que era casi el doble de mi estatura. Me espanté tanto que quise salir corriendo al
pasillo, pero él se puso delante de mí. Yo: "¡No puedes hacerme nada, es Nochebuena!".
Comenzó a gritar saltando de un lado para otro. Me arrodillé delante de mi pesebre, sin
orar ni pensar, sólo llena de miedo por lo que todavía pudiese suceder. Aquel gemir a mi
lado es insoportable. Al fin pude decirle: "¡Sí no puedes hablar aún entonces dame una
señal, que yo te quiero ayudar!". Entonces se tiró al suelo y empezó a aullar como un
animal. Lo rocié con agua bendita y lo acaricié un poco, pues era Navidad, pero fue una
sensación terrible. Recé en voz alta pero él ni se movió ni gimió, como las demás veces.
No se puede describir su apariencia; no está vestido, sólo piel y esos ojos!. Sin embargo
me siento reconfortada, pues si fuese un espíritu malo no lo podría ayudar.
Henrique me despertó para la Misa de la mañana. Escuché que llamaban, me levanté y
pregunté: "¿Quién es?". Respuesta: "Juan"*.
*Él tenía dos nombres "Juan, Henrique".
Me doy cuenta, y cada vez estoy más convencida, de que las pobres almas siempre me han
despertado. La sombra nuevamente vino mientras me encontraba en el comedor; casi no
pude evitar la sorpresa, me preguntaron qué me pasaba. Perdí el apetito.
Todos caminamos en la oscuridad
26 de Diciembre. El pobrecito, como llamo ahora al monstruo, se quedó sólo un momento
conmigo. Vi a "Los Once" delante de la puerta de la casa. Siempre están igual, con ellos
no se puede nada, sin embargo son benévolos conmigo. La sombra permaneció largo
tiempo en mi habitación durante el día.
27 de Diciembre. El pobrecito permaneció largo rato conmigo. Quise rezar y, de un golpe,
se puso junto a mí; quedé en silencio. Vi que estaba todo cubierto de protuberancias que
sangraban. Espantosamente repugnante. Lo único que quiero es que no me vuelva a tocar.
Cuán débil es mi amor por aquel pobre miserable, que todavía me sigue pareciendo
repulsivo. Cuánto he deseo tener más corazón con él. Repentinamente Catalina apareció
de pie frente a mí señalandome su boca que antes era tan repugnante, ahora es toda
resplandeciente. Me sentí tan contenta de verla así. Me sonrió. Yo: "¿Estás todavía
conmigo?". Ella: "No". Yo: "¿Y por qué estás aquí ahora?". Ella: "Porque eres débil".
Yo: "Sí, siempre soy tan débil, pero al verlo tengo una buena razón para sentir miedo de él,
¿Lo puedes ver?". Ella: "No". Desapareció. Fue algo bien hermoso y estoy agradecida,
ahora los espíritus me ayudan a ser mejor. El pobrecito se fue de inmediato, fui capaz de
vencerme y le dije: "¡Vuelve pronto!". (Es muy triste que a mi edad no haya sido capaz de
entender aún lo que es el sacrificio: Debo decir "Sí", pero de hecho digo "No").
28 de Diciembre. Henrique aquí. Al verlo tan triste le pregunté el por qué. Él: "No me has
dado nada". Yo: "Perdóname, lo sé, pero los demás me causan tanto pesar; ahora te
ayudaré primero a ti. ¿Sabes quién más viene a mí, aparte de ti?". Él: "¡Todos caminamos
en la oscuridad!". Más tarde vino el pobrecito, lo he observado bien: piel morena,
protuberancias y heridas en el centro, por lo que pensé que el suelo estaría todo
ensangrentado. Era horrible. Se me acercó y me miró detenidamente. Yo: "Todavía no
puedo ayudarte mucho, primero debo ayudar a otro". Entonces comenzó a gritar y a correr
por toda la habitación, luego se me acercó con un brazo alzado, rápidamente puse la
reliquia de la S. Cruz frente a él. Empezó a gruñir como un perro rabioso, pero se quedó
inmóvil. Su presencia me hace palpitar tremendamente el corazón porque me mira tan
descaradamente que me produce mucho miedo. No tiene aspecto triste sino agresivo.
Ahora comienza la lucha que he tenido ya en otras ocasiones; debo amarlo y no soy capaz,
pero sólo cuando amo, teniendo el alma envuelta en el terror, puedo hacer sacrificios.
La sombra vino tres veces. Tengo curiosidad de ver que saldrá de ello, sin embargo no me
asusta; es como un pedazo de pared que se mueve. Es totalmente singular lo que me
intimida; me sorprende que a menudo me llama más la atención las cosas pequeñas que las
verdaderamente espantosas: me asusto con un susurro en la habitación, cuando la aparición
entra por la ventana en vez de por la puerta, también cuando siento respirar junto a mí, el
ruido en la pared, etc.
29 de Diciembre. Henrique aquí; le he hecho un montón de preguntas pero no he obtenido
ninguna respuesta. Empezó a rezar por su cuenta; cuando le rocié agua bendita se
tranquilizó.
El pobrecito vino más tarde, se agachó en un rincón y se quedó mirándome. Le dije: "Ven
aquí, quiero rezar contigo, ¿Por qué eres como una bestia?". En un abrir y cerrar de ojos
estuvo en mi cama.
Cuando empecé a rezar gritó terriblemente, se tiró al suelo y comenzó a convulsionar.
Desafortunadamente no estaba cerca de mí la reliquia de la S. Cruz, le di agua bendita.
Poco a poco su espasmo se calmó y se quedó tendido en el suelo. Pude ver bien lo grande
que era y cuán lleno de protuberancias estaba. Su rostro es sólo una masa, con aquellos
ojos. Conmueve el ver algo así.
Me levanté y me arrodillé junto a él y le dije: "¿Por qué no me dejas rezar?, yo quiero
ayudarte, sólo quiero ayudarte, ahora déjame orar contigo, ¡verás que te hará bien!". Dije el
Padrenuestro y lo escuchó tranquilo, pero luego me sacudió con su espantoso brazo; fue
una cosa muy dura. Dejé que lo hiciera pero luego le dije: "Yo te ayudo con mucho gusto
si tú no me tocas". Siguió haciendo lo mismo. Continué rezando y, entre sollozos, empezó
a sentir arrepentimiento. Al ver su miseria lloré también. Sucedió algo extraordinario: Se
levantó y se arrodilló junto a mí. Entonces le hablé mucho de la gracia de la Navidad.
Pobre criatura, cuán terriblemente debe sufrir!. Le pregunté: "¿No puedes hablar todavía?".
Hizo una señal de que no con la cabeza. Yo: “¿Me entiendes?". Me hizo una señal de que
sí. Ahora nos hemos convertido en amigos. Desapareció inmediatamente. Fue algo bien
difícil, pero ahora estoy contenta. Darle una alegría a un alma es mucho más bello que
hacer felices a las personas. Cuán bueno es Dios, he sentido su presencia como nunca
antes; debe ser así pues, de lo contrario, no podría. Lamentablemente debo decir que ahora
hago pocas cosas para mí, estoy siempre en lo mismo; y si por la tarde busco alguna cosa
en mi mesita, no encuentro nada que me interese.
La sombra vino de nuevo a la hora de comer. En el pasillo encontré a "Los Once".
30 de Diciembre. Henrique estuvo aquí largo rato, pero con toda clase de oración que
comenzaba estaba siempre descontento, cosa que manifestaba con suspiros y agitación.
Finalmente se me vino a la mente el "Acordaos", entonces se calmó. Pensé que
seguramente habría ido la Virgen a salvarlo. Así que le pregunté: "¿Qué sucedió para que
hayas sido salvado?". Ninguna respuesta. Yo: "Lo quiero saber". Él: "Madre... cordia
(Misericordia)", no le entendí bien. Yo: "¿Siempre la veneraste?". Él: "Sí".
Esta conversación me encendió el corazón y me hizo muy feliz. Cuántas de estas preguntas
ya había hecho sin haber obtenido respuesta.
31 de Diciembre. El pobrecito aquí largo rato, muy inquieto.
Mientras estaba en el comedor llegó de nuevo la sombra, me quedé con la boca abierta en
medio de la conversación y todos preguntaron: "¿Qué te ocurre que has puesto esa cara?".
Esa pregunta me hizo sentir aún más estúpida de lo que ya me sentía. Una nueva dificultad:
permanecer natural frente a lo sobrenatural.
2 de Enero. El pobrecito estuvo muy difícil; llegaba y se me acercaba cada vez más y
gemía. Imposible rezar. Sentía tanto miedo de que me tocase, era lo que más me
angustiaba, todo mi ser se rebelaba. Me alegré cuando llegó Henrique, con quien pude
rezar. Luego el pobrecito se fue. Ya que me sentía tremendamente cansada dije: "Por
favor déjame dormir, sigo rezando también por ti". Él: "¿Qué me habías prometido?". Se
fue. Me sentí avergonzada por mi pereza.
3 de Enero. Me desperté sobresaltada. El pobrecito apoyaba sus manos sobre mí, fue algo
terrible. Le rogué que se alejara y de inmediato me puse a rezar por él, pero estaba muy
intranquilo; se fue de mi habitación a la de al lado, donde lo escuché hacer ruido por largo
rato. Llegó Henrique llorando. Le pregunté: "¿Por qué estás así de triste?". Él: "Hay algo
entre tú y yo". Yo: "Sí, lo sé, pero debo rezar también por lo demás". Él: "¡No debes!".
Yo: "Pero siento tanto miedo cuando no puedo ayudar a aquel pobrecito, miedo de que me
atormente". Él: "¡Soporta!". Y desapareció. Así es muy difícil, qué puedo hacer con aquel
pobrecito?.
4 de Enero. Vino el pobrecito. Le dije que todavía no podría ayudarlo hasta que no fuese
liberada la otra alma. Empezó a gritar y se lanzó sobre mí. Fue tremendo!. Más tarde vino
Henrique. Yo: "¿Estás contento conmigo ahora?". Él: "Sí". Yo: “¿Debo hacer todo para ti
y para los otros nada?". Él: "¡Da de más!". Realmente él ve en lo íntimo de mí; yo podría
dar aún más si no estuviese más en mí aquel "Yo".
5 de Enero. El pobrecito vino durante el día; pude ver toda su inmundicia y lo repugnante
que es. No puedo explicarme de qué está envuelto su cuerpo, quizás no sea piel, pero de
todos modos esta completamente lleno de úlceras e inflamaciones. Comparándolo con mi
estufa pude notar su gran tamaño. Vino hacia mí con sus brazos extendidos. Me refugié en
la torre. No me persiguió. Desapareció
6 de Enero. Por la noche tuve dolores y no vino ninguno; cosa extraordinaria, pero lo
agradezco. El caballero en la Iglesia (era domingo).
"¡El tormento cesa, el castigo no!"
7 de Enero. El pobrecito nuevamente entró por la ventana, hizo tanto ruido que me levanté
de inmediato. Yo: "Si aún no puedes hablar dame una señal como respuesta, ¿Eres una
pobre alma?". Asintió con la cabeza. Yo: “¿De veras te puedo ayudar?". Nuevamente
asintió con la cabeza y se me acercó más. Yo: "¿Conoces aquella otra alma que debo
ayudar antes que a ti?". Sacudió la cabeza e intentó agarrar mi mano. ¡No pude dársela!.
Yo: "¿Por qué me tocas siempre?". Entonces me mostró sus heridas e inflamaciones
gritando espantosamente. Recé con él. Se tranquilizó un poco sosteniendo su mano sobre
la cama. Llegó Henrique, pero parece que no se ven. Yo: "¿Sabes que aquí hay otra alma
conmigo?". Él: "Sí". Yo: "¿La ves?". Él: "No". Yo: "¿Y entonces cómo lo sabes?". Él:
"Tú ya la socorriste". Yo: "¿Y cómo la socorrí?". Él: "Diste luz". Yo: "¿Qué quieres
decir?". Él: "Mostraste el camino". Yo: "¿Te estoy ayudando también a ti?". Él: "Sí". El
pobrecito se fue. Henrique permaneció largo rato, he rezado mucho con el. Le pregunté
aún muchas cosas, pero no hubo respuestas. No comprendo nada de esto, cómo puedo dar
"luz"?, pero una cosa sí es segura, y es que el pobrecito aún necesita mucho.
9 de Enero. El pobrecito permaneció conmigo desde las 10:30 hasta las cuatro. Nada que
hacer con él. No lo perdí de vista ni por un instante, y eso es muy molesto. Su rostro
parece tener un poco de claridad. En un momento se me lanzó encima. Le grité: "¡No
puedes hacer eso!". Se puso furioso, pero se retiró a un rincón. Sentí mucho miedo.
Apenas se fue escuché una música que venía de muy lejos, algo totalmente nuevo. Abrí la
ventana pero afuera no oí nada.
10 de Enero. Henrique vino en pleno día, parecía muy alegre. Le dije: "Te ves muy
contento, ¿Estás mejor?". Él: "Sí". Yo: "Pero dime, "¿Por qué debes seguir expiando aún?,
he ofrecido varias veces la Indulgencia Plenaria por ti". Él: "Sí". Yo: "¿La has recibido?".
Él: "¡Sí, Dios es justo! ¡El tormento cesa, el castigo no!". Desapareció.
Me encontré con la sombra; ha tomado forma de mujer, pero aún es irreconocible.
El pobrecito entró gritando. Aún no me había acostado. Inmediatamente me puse a rezar
con él. Apoyó su mano sobre mi cabeza, pero la quité, entonces dijo: "¡Por favor!". Yo:
"¿Qué debo hacer por ti?". Él: "¡Sacrificios!". Yo: "¿Qué sacrificios?". Él: "¡Voluntad!".
Entendí de inmediato lo que quería: yo no lo quería tocar y debía hacerlo. Me extendió sus
brazos, le di la mano, pero sin gusto, más bien con aversión. Luego tomó la otra. Sentí su
pegajosa mano en la mía, me dieron ganas de llorar. Le dije: "¿De qué te puede servir mi
mano?". Él: "¡Me refrescas!". Me mantuve firme, pero para nada contenta, hasta que sus
manos cayeron de las mías; no había nada más que decir. Permaneció un poco más y luego
desapareció.
11 de Enero. Henrique estuvo aquí casi toda la noche. Ahora parece verdaderamente feliz.
Yo: "Dime, ¿Por qué estuviste poseído?". Él: "Di escándalo". Yo: "¿Ahora dónde estás?".
Él: "¡En la oscuridad!". Yo: "¿Aún lejos del buen Dios?". Él: "Sí". Yo: "¿Todavía vendrás
a verme?". Él: "No". Yo: "¿Por qué no?". Él: "No puedes darme más nada". Yo: "Pero te
ayudo de muy buen gusto". Él: "Yo estoy alejado". Yo: "¿Qué debes sufrir todavía?". Él:
"¡El castigo de la separación!". Y desapareció. Qué extraño es todo esto. Yo sólo escribo
aquello de lo cual estoy absolutamente segura de haber entendido. A veces debo repetir la
pregunta porque con frecuencia sólo murmuran o tartadean.
El monstruo se da a conocer
12 de Enero. El pobrecito aquí. No hubo nuevas dificultades. Vi la sombra y al caballero.
13 de Enero. Me despertó con un apretón en mi brazo derecho y después se inclinó sobre
mí. Su cabeza estaba tan cerca que sentí desmayar de horror. No puedo describir cuán
espantoso fue, pero no me quiero lamentar. El Señor Dios no me mandará más de cuanto
pueda soportar. Incluso su cara está repleta de erupciones y como cubierta de una masa
pegajosa. Al fin se puso de pie junto a mí. Comencé a rezar. Desapareció.
Vi al caballero en la Iglesia.
14 de Enero. Estaba muy preocupada por mi regreso a Roma. Por la noche L... estaba
sentada conmigo, de repente vi al pobrecito detrás suyo mirándome de la forma habitual.
Trato de no impresionarme pero me ganan los nervios, no soy capaz de aguantar. Entonces
mandé a L... a dormir. En el momento en que iba a abrazarla la sombra se puso en medio
de las dos, sin embargo pude ver a L... a través de la sombra. Aunque L... está justo detrás
de la sombra, no ve nada. Le sorprendió que la hubiese mandado repentinamente a la
cama, quizás le parecí antipática. Tan pronto ella se fue, el pobrecito se lanzó sobre mí.
Debo ser firme, no quiero desmayarme, pero en verdad que ya estaba por perder el sentido.
No sabría decir si en aquel momento rezaba o no, pues me encontraba como un trasto: no
era capaz ni de pensar. Apenas podía respirar, tan fuerte me apretaba. Al fin me liberó.
Yo: "¿Por qué me atormentas así?". Él: "Para que sientas mi tormento". Yo: "¿Pero quién
eres tú?". Él: "Uno que busca". Yo: "¿Qué buscas?". Él: "¡Reposo (Paz)!". Yo: "¡Quiero
saber cómo te llamas!". Él: "Enrique*". Y desapareció. En esta ocasión lo vi muy
deshecho, sin embargo estoy bien contenta porque ya habla.
*El Padre Sebastián Wieser comenta: Enrique von M... fue una persona distinguida.
También encontré su nombre, como aquellos de Egolfo y Bárbara, en los registros de la
Parroquia. Debió haber llevado una vida salvaje. Se aparece por más de un año. Hizo
donaciones para Misas que, sin embargo, por la inflación, ya no tienen valor. Por esto
mandé preguntar si sabía que las S. Misas no se habían celebrado (como seguramente sí
se habría hecho al principio de su muerte). "La sangre de Cristo fluye para todos
nosotros" fue su respuesta. El 11 de Febrero es finalmente el día de su liberación.
Oí una vez más aquella extraordinaria música; podría ser que sólo se trate de mi
imaginación y provenga de las vibraciones de los cables telefónicos que pasan por debajo
de mi ventana.
15 de Enero. Enrique estuvo aquí largo rato pero no pasó nada malo. Ahora empieza a
estar contento con las oraciones e incluso su rostro ha cambiado mucho. Me parece
conocer sus ojos, sin embargo no puedo precisar aún quien sea. La sombra estuvo en mi
habitación pero todavía no sé si es una mujer.
16 de Enero. Enrique me despertó con un grito y luego comenzó a gemir en forma
tremenda. Recé con él, pero viendo que continuaba lamentándose tomé el agua de los tres
Reyes Magos y la rocié sobre él. Se calmó de inmediato y empezó a murmurar la oración
conmigo. Al rato se fue. En el piso no quedó ni una gota del agua bendita y sin embargo
yo había vaciado la botella entera.
17 de Enero. Extraño. Toda la noche tuve fuertes dolores, nadie vino. Como a las cuatro
me quedé dormida. A las seis vino Enrique. Le pregunté: "¿Por qué viniste hoy tan
tarde?". Él: "No te encontraba". Yo: "¿Por qué no?, ¡He estado aquí todo el tiempo!". Él:
"No estabas clara". Yo: "Pero dime, ¿Por qué aquel aspecto tan de horrendo?". Él: "El
pecado". Yo: "¿Te conocí cuando vivías?". Él: "No". Yo: "¿Viviste en este castillo?". Él:
"Sí". Desapareció.
La sombra subió las escaleras conmigo, ella iba adelante. Vi al caballero en la Iglesia.
18 de Enero. De nuevo el pobrecito aquí. Se arrojó sobre mí, le rogué que me dejara en
paz pero parecía no escucharme. Finalmente se puso de pie junto a mi!. Estaba tan
espantada que nuevamente sentí ganas de llorar. "¿Por qué lo has vuelto a hacer?". Él:
"Para ser liberado". Yo: "¿Para ser liberado de qué?". Él: "¿No ves esto?". Yo: "No". Él:
"Mírame bien". Luego desapareció. ¿Debo ayudarlo a liberarse de sus hinchazones?. No
entiendo. ¿Cómo puede ser posible que le aproveche un sacrificio hecho a la fuerza?,
nunca lo tocaría voluntariamente.
19 de Enero. Debo decir que ahora siento miedo cada noche. De todos modos puedo
dormir. A la una llegó Enrique gritando. Yo: "¿Qué es lo mejor que podría hacer para
ayudarte?". Él: "¡Véncete a ti misma!", y al instante se abalanzó sobre mí. Fue algo
tremendo. Soporté aquella pena en sacrificio por él. Finalmente me dejó libre. No dejaba
de pensar que había quedado toda sucia por él, sin embargo, cuando me pude ver, estaba
limpia. Yo: "¿Tienes que atormentarme de esta manera?". Él: "Sí". Yo: "¿Y quién lo
quiere?". Él: "Yo". Yo: "¿Eso quiere decir que aún tienes libre voluntad?". Él: "No". Yo:
"Entonces, ¿Por qué dices que Tú lo quieres?". Él: "Él me empuja, porque solamente tú...
". No entendí el resto. Más tarde me desperté de nuevo por aquella música. No soy capaz
de comprender qué cosa es, es como un canto en la pared de al lado.
20 de Enero. Se vino corriendo hacia mi habitación como un huracán empujado por el
viento. Aún estaba despierta. De inmediato le dije: "¡Por favor hoy mantente lejos de mí!".
Él: "¿Por qué?". Yo: "Porque no lo soporto". Él: "¿Entonces ya no quieres ayudarme?", y
rápidamente se puso a mi lado. Me callé y cerré los ojos. Puso sus manos sobre mis
hombros y presionó su cabeza contra la mía. No supe más, fue demasiado. Un momento
después recobre la conciencia. Estas cosas son muy difíciles de llevar, pero al recibir la S.
Comunión todo se me olvida.
21 de Enero. Igual de horrible, sólo que esta vez conseguí no perder el sentido. El estar
pensando con tanta repugnancia y terror me debilita, por eso los desmayos.
22 de Enero. Hoy me fue mejor. No pude hacerlo hablar, pero al menos pude rezar con él.
Vi nuevamente la sombra y al caballero en la Iglesia.
23 de Enero. Enrique se ve distinto, no sé en que ha cambiado, sin embargo ya no es tan
repugnante. Estoy feliz porque no me ha vuelto a tocar. Yo: "Dime, ¿Eres Enrique von
M.?". Él: "¡Sí!". Yo: "¿Por qué has debido hacer una penitencia así de larga?". Él: "¡El
peor pecado!". Yo: "¿Has estado rondando el castillo todo este tiempo?". Él: "Sí". Yo:
"¿Por qué nunca antes te había visto?". Él: "Aún no te era permitido". Yo: "Tengo que
preguntarte: ¿Te has dado cuenta de que las S. Misas que tú mismo dejaste para que se
celebraran por tu alma, no se llevaron a cabo?". Él: "¡La Sangre de Cristo continúa
fluyendo para todos nosotros!*".
*"La Sangre de Cristo continúa fluyendo para todos nosotros". Aquellos "señores" que
piensan de distinta manera sobre el Santo Sacrificio de la Misa y no creen en la
Transubtanciacion, no saben lo que hacen!.
Luego comenzó a llorar. Yo: "¿Por qué lloras?". Él: "¡Porque no puedo aprovecharme de
la Sangre de Cristo!". Yo: "¿Y por qué no?". Él: "El castigo". Yo: "¿Te sirvo de ayuda?".
Él: "¡Sí!". Después oré con él. No pude hacerlo hablar más. Permaneció un rato y se fue.
Al anochecer, mientras estaba en la Iglesia, el caballero se arrodilló cerca de mí y pude ver
cuán hermoso y contento estaba. No fui capaz de hablarle. Esta alma es distinta a las
demás, no puedo acercarme mucho.
24 de Enero. Ya que tengo confiado todo lo importante en este Diario, debo decir también
que me siento ya por encima de mis fuerzas y que, para tener las fuerzas físicas necesarias,
he debido dejar algunas cosas tan necesarias al espíritu: no he podido ir a Misa a causa de
mi tremenda debilidad. Ahora empiezo a perder todo, comienza a salir a flote todo aquello
que no debería, ¡impaciencia y falta de caridad!.
Enrique vino tres veces durante la noche, por fin tiene una apariencia humana, ya no parece
un mono. No le vi ni una erupción. Recé bastante con él y tuve la impresión de que el "De
profundis" le sentaba mejor. En un instante se puso a mi lado pero sin tocarme ¡Gracias a
Dios!. Él: "¿Te diste cuenta?". Yo: "Sí, tienes un aspecto distinto, ¿Y a qué se debe?". Él:
"¡Te has flagelado". Desapareció. Lo hice porque sentí como una inspiración de que eso le
haría bien.
Desgraciadamente puedo hacer tan poco por aquellos pobrecitos!.
Vi la sombra de nuevo en la escalera. Oí la música. Es una mezcla de sonidos tan
extraños.
25 de Enero. Enrique permaneció aquí bastante tiempo; estaba muy triste y no pude
hacerlo hablar. Las heridas y las erupciones realmente desaparecieron. Lleva puesta una
camisa marrón. Su enorme aflicción se refleja en la forma de comportarse, si pudiese
describirla!
26 de Enero. Enrique vino de día. Es más tolerable verlo de día que de noche. Su cabeza
y su rostro parecen un mosaico de colores; la cabeza era como transparente e impresionaba
de forma extraña. Le pregunté: "¿Por qué estabas tan triste ayer?". Él: "No podía venir a
ti". Yo: "¿Por qué no?, he estado aquí". Él: "Habían muchos otros a tu alrededor". Yo:
"¡No he visto nada!, ¿Quiénes eran?". Él: "Almas". Yo: "Sin embargo he rezado por ti".
Él: "Tú estabas dividida". Yo: "¿Por eso hoy viniste tan temprano?". Él: "Sí". Realmente
había tenido paz toda la noche, fue un gran alivio. Me oprime, sin embargo, el pensar que
más almas esperan por mí. ¿Podré ser capaz de soportar todo esto?. ¡Y dónde está mi
confianza en Dios y mi espíritu de sacrificio?.
La sombra me ha perseguido todo el día, es una figura de mujer, aún irreconocible.
Enrique vino por la noche pero sólo un momento. He vuelto a escuchar aquella música, me
pone algo triste. Es algo tan indescriptible, si es fantasía o no, no lo sé, sin embargo lo
escribo. Por el contrario, no deseo seguir escribiendo lo que hago por las pobres almas,
pues es lógico que hago algo, y tendré que continuar haciendo cada vez más.
28 - 29 de Enero. Dolores, por lo que tuve paz. Por la noche quise hacer una prueba y
llamé a Enrique. Fue inútil.
30 de Enero. Muy extraño. Llegó Enrique y me hizo señas de ir con él. Fingí no haber
visto, entonces se me acercó bastante y me dijo: "¡Ven conmigo!". Fue todo menos
simpático. No me moví. Entonces comenzó a agitarse tanto que tuve que tomar el poco
valor que tenía y me fui con él. En ese momento sonaban las tres. Me llevó fuera y luego
bajamos hasta la puerta del sótano (debajo de la cocina), la abrí y bajamos las escaleras.
Algo realmente poco agradable de hacer!. Una vez abajo me mostró un rincón y
desapareció. Yo estaba de pie frente a la pared. No vi nada. Qué alegría que por todas
partes hay luz y pude encenderlas o de lo contrario habría sido algo aún más tremendo.
Es mejor no describir los terribles pensamientos que le llegan a una persona en tales
circunstancias, sin embargo necesito soportar. Desgraciadamente aún soy demasiado
"¡Yo!".
1 de Febrero. Enrique aquí toda la noche; permanece en silencio a todas las preguntas. He
rezado por él.
Ahora la sombra es bien reconocible. Es la vieja señorita solterona Janette, que vivió por
40 años con mi abuela. La vi pasar junto a mí.
Cuando regresaba de la Iglesia a casa, quise abrir la puerta de mi habitación; la manija se
giró sola; ¿Quién estaba allí?, Enrique. Estaba muy asustada. Yo: "¡He rezado sólo por ti!,
¿Te has dado cuenta?". Él: "Sí". Yo: "Ahora dime, ¿Hay alguien enterrado en el sótano?".
Él: "¡No!". Yo: "¿Entonces para que me llevaste?". Él : "Porque allí he pecado". Yo:
"¿Mataste a alguien?". Él: "¡No!, ¡Continúa preguntándome!". Yo: "¿Te hará bien que lo
sepa?". Él: "Sí". Yo: "¿Es un pecado contra el sexto mandamiento?". Él: "¡Sí!". Yo: "No
deseo saber más nada, ¿Qué puedo hacer para ayudarte?". Él: "¡Reza hoy!". Yo: "¿Y por
qué precisamente hoy?". Él: "¡Porque estás totalmente limpia!". Yo: "¿Lo dices porque he
recibido los Sacramentos?". Él: "¡Sí!". Y desapareció. (Escribo todo esto sólo por
obediencia, no quiero omitir nada; lo único que quiero es que no me vengan pensamientos
de vanidad pues, al contrario, la pureza es hermosa).
2 de Febrero. De nuevo aquella música me despertó. Más tarde vino Enrique. Le
pregunté: "¿Por qué has debido vagar por este lugar tanto tiempo?, ¿No te pudiste
confesar?". Él: "¡Sí, perdonado, pero no expiado!, ¡No hice penitencia!". Yo: "¿Puedes
decirme por qué tu hermana Bárbara tenía una herida en la nuca?". Él: "No". Yo: "¿Puedes
ver otras almas en el castillo?". Él: "No". Yo: "Ya no me encontrarás más porque me voy,
pero seguiré rezando por ti". Él: "¡Para nosotras no existe espacio!". Yo: "¿No estás unido
a este lugar?". Él: "Estoy unido a ti". Yo: "¿Por qué?". Él: "¡Por la misericordia de Dios!".
Y desapareció.
Ciertamente es Dios quien lo quiere, me ha infundido la idea de que puedo hacer algo por
él; me he estado comportando de una manera deplorable todo este tiempo, pensando
solamente en mí.
Esto da un impulso al alma, que le ayuda a ver en medio del miedo y de dolorosos
sufrimientos. El buen Dios me manda hacerlo. Hoy me encuentro en un estado extraño,
totalmente dividida. Este gozo espiritual que siento, no permite a mi cuerpo moverse; pero
estoy tan ágil [en esconder el gozo] que nadie percibe nada. Siento tantos deseos de llevar
a los demás esta alegría que hay en mí!; por eso estoy tan contenta de que alguien sepa lo
que me está ocurriendo, aunque a veces este hecho (de contar) no me agrada porque en el
fondo mi alma es propiedad privada.
Vi al caballero en la Iglesia durante el Santo Rosario.
Me encontré a "Los Once" amigos cerca de la montaña. Tal vez Enrique sepa algo de ellos,
le preguntaré.
El caballero permaneció allí durante casi toda la Misa, tanto como para hacerme pensar que
los asistentes debieron haber tropezado con él. Enrique estuvo aquí poco tiempo.
4 de Febrero. Enrique permaneció casi toda la noche. Le dije que debía irme y que estaba
convencida de que no iba a encontrarme. Me contestó: "El camino es iluminado"*.
*Comentario de su director espiritual Padre Sebastián Wieser: El viaje duró tres días,
del 4 al 7 de febrero. Lo que sigue ocurrió en Sch..., a sólo 100 km de distancia del
castillo de Waal.
"¿Cuándo moriré?"
7 de Febrero. En Sch... efectivamente vino Enrique, por la noche. No dijo nada. Creo que
habían más almas en la habitación. Todo el tiempo escucho murmurar, cosa poco
agradable.
8 de Febrero. Enrique se estuvo largo rato. Se ve bien. Yo: "¿Seguirás viniendo así de
seguido?". Él: "Debes darme más". Yo: "¿Qué cosa?". Él: "Mortificación". Debo
reconocer que últimamente la había dejado, pensando que él ya estaba mejor. Tan pronto
como se fue, vi una sombra que iba de un lado para otro y escuché bastantes murmullos.
9 de Febrero. Enrique vino dos veces durante el día, y más tiempo durante la noche. Yo:
"¿Puedes decirme cuando moriré?". Él: "Mantente preparada". Yo: "¿Entonces pronto?".
Él: "Cuando hayas madurado". Yo: "¿Puedes indicarme mis faltas?". Él: "¡No!". Mientras
él hablaba conmigo, de repente, hubo un ruido y un murmullo en la sala, que hasta ahora no
había oído, y luego todo desapareció ¿Qué irá a suceder?.
11 de Febrero. Enrique se apareció repentinamente de pie junto a mí durante el rezo de
Maitines. Le dije: "Ven acá que quiero darte agua bendita, ¿Estás contento?". Él: "Sí".
Yo: ¿Qué quieres ahora?". Él: "¡Tu mano!". Se la di, él tomo la otra y permanecimos así.
Parecía como si mis fuerzas se me estuvieran yendo. Entonces le dije: "¡Por favor
suéltame!". Él: "¡Aguanta, entonces seré libre!". Sostenía mis manos con mucha fuerza.
Finalmente le dije: "Déjame libre, ya suéltame o no tendré tiempo de ir a la Comunión, ya
es tarde". Me soltó y por primera vez vi una sonrisa en su rostro. Dijo: "¡Gracias, estoy en
la luz!". Desapareció.
Rainardo
16 de Febrero. Me encontré un anciano en el pasillo, me siguió hasta la habitación y
desapareció. Los ruidos en mi habitación son siempre los mismos.
18 de Febrero. Vi una mujer en el jardín, todo el tiempo permaneció junto a mí. Se veía
muy triste. Cuando quise hablarle desapareció.
19 de Febrero. Vi al hombre nuevamente en el pasillo. No produce miedo.
21 de Febrero. El hombre vino por la noche, parecía muy contento. Mientras oraba
permaneció junto a mí, después abrió un cajón del armario, como si estuviera buscando
algo.
22 - 23 de Febrero. Estuve muy mal. No escuché nada, ni la música ni los ruidos.
24 de Febrero. Vino el hombre. Así como me aconsejaron hacer la prueba de no
responder a nada, así lo hice. Fue algo totalmente extraño: el hombre permaneció inmóvil
frente a mí, mirándome fijamente; tuve la sensación de que me extraía todas mis fuerzas.
Me sentí debilísima, luego se inclinó sobre mí y empezó a golpearme; fue algo terrible.
Quise continuar con la prueba y no me moví. Después lanzó un grito tan fuerte que creí
que la casa se derrumbaba, y desapareció. Me encontré tiraba en el suelo, algo me había
hecho, ¿Pero qué?. También pudo haber sido que se me hubiera subido la tensión tratando
de resistir. De todas formas quiero intentarlo una vez más. El grito lo escuchó mi sobrina,
que pensó que había sido yo por algún mal sueño.
25 de Febrero. Encontré al hombre en mi habitación cuando iba a dormir. Fingí no
haberlo visto. Mientras recitaba Vísperas me dio un fuerte puñetazo, como cuando alguien
está muy furioso. No le hice caso, me fui a dormir y apagué la luz. Lo escuchaba cerca;
hacía mucho estruendo en la habitación, encendí la luz. Comenzó a correr por la
habitación, luego se me acercó y me dijo: "¿Por qué me resistes?". No quise responder,
entonces se arrojó con todas sus fuerzas sobre mí, me agarró fuertemente el cuello y con un
espantoso grito desapareció. Creo que ya fue suficiente con estas pruebas, debo volver a
responder. Escuché de nuevo la música.
26 de Febrero. Llegó el hombre gritando. Yo: "¿Qué quieres?, ¡Estoy dispuesta a
ayudarte!". Él: "¿Por qué no me escuchabas?". Yo: "¡Porque no quiero, ve a otros!". Él:
"¡Yo sólo puedo venir a ti!". Yo: "¿Quién eres?". Él: "Rainardo". Yo: "¿Por qué no tienes
paz?". Él: "¡He engañado!". Yo: "¿Por qué abriste el armario?". Él: "¡Dinero!". Yo:
"¿Cómo te puedo ayudar?". Él: "¡S. Misa! ¡He robado!". Y desapareció.
27 de Febrero. Rainardo estuvo aquí poco tiempo. No habló.
28 de Febrero. Vino Rainardo, ahora ya no siento tanto miedo. Yo: "¿Viviste en este
castillo?". Él: "¡No!". Yo: "¿Dónde estás sepultado?". Él: "En Heidelberg". Yo: "¿Por
qué vienes a este lugar?". Él: "¡Por causa del dinero estoy retenido aquí!". Yo: "Puedes
estar seguro de que haré celebrar la S. Misa". Se fue. Nadie sabe nada de este Rainardo:
pienso que tal vez pudo haber estado aquí como criado, pero por muy poco tiempo.
1 de Marzo. Mucho estruendo. Vi también una figura de mujer en el pasillo. De nuevo la
música.
2 de Marzo. Durante el día vi muchas sombras en mi habitación, mucho ruido.
3, 4 y 5 de Marzo. Estuve muy enferma, no vino nadie.
6 de Marzo. Una mujer permaneció conmigo toda la noche. Aún irreconocible. Se veía
agitada.
7 de Marzo. Encontré a la mujer en el pasillo. Por la noche un estruendo casi insoportable
en la habitación, en el armario, bajo la cama; tengo tanto miedo. Estas cosas me producen
más miedo que si viese algo.
8 de Marzo. Una vez más un estruendo casi insoportable; mientras tanto llegó la mujer, su
rostro todavía envuelto en niebla.
9 de Marzo. Estaba leyendo en mi habitación. De repente vino una ráfaga de viento y
quedó todo repleto de un denso humo. Las puertas y ventanas estaban cerradas. Fue algo
horrible.
Me agobia mucho la idea de que todo esto siga aumentando. Sin embargo estoy muy
contenta porque la sensación de la presencia de Dios me envuelve continuamente*. Me
gustaría escapar de todo y permanecer en esta presencia. Si tan sólo pudiese describirla.
*Dios sabe pagar muy bien todo lo que se hace por los demás. La Princesa tuvo que
sufrir mucho con estas apariciones, pero al mismo el buen Dios la iba colmando de
gracias, la iba envolviendo cada vez más con su presencia, como veremos más adelante.
Así como exige, también da.
Por otra parte, estoy convencida de que esto únicamente puede comprenderlo el alma que lo
experimenta. En medio de alguna situación alegre, aquello me viene de repente, lo único
que puedo hacer es adorar, y esos segundos me hacen feliz el resto del día. Escribo esto de
mala gana, se oye tan fantasioso; lo hago con la certeza de que usted [(su confesor)] me
dirá si hay algo errado.
11 de Marzo. La mujer vino tres veces durante la noche. Ahora se reconoce bien. El
sufrimiento está como impreso en la pobrecita. Su boca está totalmente hinchada. Mi
sobrina la sintió cuando entró a mi habitación. Por el reloj pude comprobar el momento
exacto.
12 de Marzo. La vi cinco veces durante el día, siempre como un trapo.
14 de Marzo. Vino como rodeada de fuego. Le dije: "¿Pero dime quién eres?". Ella:
"Ermengarda Montfort". Luego se tiró al suelo y empezó a llorar desesperadamente. Sentí
tanta lástima que me arrodillé a su lado y le dije: "Haré todo lo que puedo por ti, ¿Deseas
algo en particular?". Ella: "Mortificación". Yo: "¿Mortificación en qué?". Ella: "En el
cuerpo". Y desapareció. Si yo fuese distinta, cuánto podría ayudar!. Gracias a Dios que
ahora los espíritu me enseñan.
15 de Marzo. Ella permaneció largo rato aquí. No es de aquellos espíritus que producen
miedo, sólo compasión. Creo que debió haber sido muy bella, solamente su boca está
estropeada. No dijo nada. Rezó tranquila.
16 de Marzo. Algunos Religiosos pasaron la noche en el Castillo. Cuando vino
Ermengarda le dije: "Ve un momento donde los Padres, que ellos pueden rezar mejor por
ti". Ella: "Estuve con ellos, pero no me ven". Yo: "¿Se debe verte para poder ayudarte?".
Ella: "¿Das algo a los pobres si ellos no te extienden la mano?". Yo: "¿Viviste aquí?".
Ella: "¡No, pero aquí he pecado!". La tristeza que refleja su rostro es incomparable.
Después de tanto tiempo he vuelto a escuchar la música.
17 de Marzo. Vino Ermengarda llorando. Le di mi Crucifijo de los moribundos y lo besó,
no pude consolarla. Yo: "¿Así de enorme es tu sufrimiento?". Ella: "¡Pero mírame!".
Parecía como rodeada de fuego, se fue de inmediato. Volvió al amanecer. Yo: "¿Por qué
debes sufrir tanto?". Ella: "¡Por los pecados de la lengua: provoqué divisiones,
discordia...!". No entendí el resto. Yo: "¿Realmente te puedo ayudar?". Ella: "Sí". Yo:
"Dime, ¿No hay más personas que te puedan ayudar?". Ella: "¡Nunca se acuerdan de mí!".
Yo: "¿Cómo me encontraste?". Ella: "He visto a otros venir a ti.". Entonces se me acercó
mirándome con ojos suplicantes. Me sentí tan impotente. Desapareció. Aún no sé qué
más pueda hacer por ella, pues los vivos también exigen mucho de mí, y lo que puedo dar
es tan poco.
19 de Marzo. Vi a Ermengarda cuatro veces durante el día.
Del 20 al 27 de marzo tuve gripe. No vi ni sentí el más mínimo ruido. Descanso absoluto!.
28 de Marzo. Tenía la sensación de que algo había en mi habitación, pero no veía nada.
Yo: "¿Ermengarda eres tú?". Ella: "Sí". Yo: "¿Dónde estuviste todo este tiempo?". Ella:
"Junto a ti". Yo: "¿Por qué no te podía ver?". Ella: "No podías dar nada". Yo: "¿Pensé
demasiado en mí misma?". Ella: "Sí". Después la pude ver. Qué extraordinario, es verdad,
me sentía tan agotada que no pensaba en otra cosa más que en esto: "Deseo estar tranquila".
29 de Marzo. Se sentó en mi cama. Nada que temer. Rezamos bastante.
30 de Marzo. Permaneció mucho conmigo durante el día. Le hice bastantes preguntas pero
no me contestó a ninguna.
31 de Marzo. Vino totalmente deshecha en lágrimas. Yo: "¿Qué puedo hacer para
ayudarte de una buena vez?". Ella: "¡Con el amor!". Yo: "Pero si tengo amor para
contigo". Ella: "¡No basta!". Después recé largo rato con ella. No sé qué puedo hacer para
tener mayor amor por ella. Hago lo que puedo.
1 - 2 y 3 de Abril. De nuevo enferma, de nuevo nadie.
4 de Abril. La vi casi todo el día: en todas las habitaciones, pasillos y escaleras.
5 de Abril. Se acercó a mi cama con los brazos abiertos. Le di mis manos y le dije: "¿Aún
tendrás que seguir viniendo?". Ella: "Dame más". Yo: "¿Qué cosa?". Ella: "La S.
Comunión". Desapareció. También esto es extraño porque he estado recibiendo la S.
Comunión por mi sobrina enferma.
7 de Abril. Me persiguió todo el día. Se me aparecía en cualquier lugar y a cualquier
momento.
8 de Abril. Vino por la noche. Se lanzó sobre mi cama y me abrazó. No sentí miedo,
tampoco sabría explicarlo; sin embargo, me extrae mis fuerzas, más que los otros. Aunque
podría ser también debido a mi cansancio, ayudando a los enfermos.
9 de Abril. Permaneció tres horas conmigo. Le dije: "Ya te di lo que querías ¿no?". Ella:
"Sí". Yo: "¿Ahora te sientes mejor?". Un destello de alegría iluminó su rostro mientras
afirmaba con la cabeza. Yo: "Pero dime, ¿Son descendencia tuya? (Los Monfort que
aparecen en mi árbol genealógico). Ella: "Sí". Yo: "¿Entonces por eso es que vienes a mí".
Ella: "No". Yo: "¿Cómo has hecho para saber que soy de tu descendencia?". Ella: "¡La
sangre!". Es algo del todo particular el cómo yo llegué a preguntarle eso, pues es tan
distinta de los otros.
11 de Abril. La he visto muchas veces. Por la noche tuve paz.
12 de Abril. Estuvo como volando en mi habitación. Yo: "¿Puedo rezar contigo?". Ella:
"Sí". Rezamos bastante, luego me susurró algo al oído, que por desgracia no pude
entender!. Parecía hablar en latín, y sonaba como "Ex usuris*", pero no estoy del todo
segura. Como fue un largo murmullo pudo haber sido el versículo de un salmo.
*"Ex usuris": "Él liberó sus almas de la usura y de la injusticia...". Así dice el Salmo
71, versículo 14.
13 de Abril. Entró a la capilla mientras yo limpiaba las hojas de palma. Le di una y me
sonrió.
Ermengarda ayuda a orar
15 de Abril. Cuando por la noche mi sobrina se puso muy enferma alguien me despertó.
Yo: "¿Puedes ayudarme a rezar?". Ella: "¡Sí!". Yo: "¿Sabes si la niña vivirá?". Ella:
"¡No!". Yo: "Entonces ruega para que al menos reciba el Bautismo". Ella asintió con la
cabeza.
16 de Abril. Ermengarda permaneció casi todo el día dando vueltas alrededor mío en mi
habitación. La niña fue bautizada y cuando murió ella se puso tan contenta. Qué difícil es
en estas situaciones aceptar la compañía de la gente. Se necesita la máxima fuerza de
voluntad para no hacer notar mi convivencia con el más allá. Para nada deseo presumir de
mí. Esto también es un regalo de Dios.
17 de Abril. Mientras preparaba la niña para la sepultura, llegó ella y me miró, como si
estuviese viva. Yo: "¿Cuándo estarás dónde se encuentra ahora esta alma?". No respondió,
se me acercó y me besó, si así se puede decir. Sentí una presión y como un paño frío en la
cara.
19 de abril. Estuvo aquí casi toda la noche. Ahora incluso puedo ver en la oscuridad, no
obstante trato de encender la luz antes.
21 de Abril. La vi cuatro veces.
22 de Abril. Permaneció bastante tiempo. Rezó conmigo el Padre Nuestro.
23 de Abril. Estuvo casi toda la noche junto a mí. Yo: "¿Cuándo viviste?". Ella: "En el
pasado". Yo: "¿Dónde estás sepultada?". Ella: "En Téttnang*".
*El viejo castillo en Téttnang, hoy Ayuntamiento, perteneció a los Condes Monfort. El
último de los Monfort murió en Téttnang, sin herederos, en 1780. Téttnang está ubicado
al Noreste del Lago de Constanza.
25 de Abril. Me pareció que había una segunda figura en mi habitación. Le pregunté a
Ermengarda pero no me dijo nada.
26 de Abril. Se ve más contenta. Estoy segura de que hay alguien más en la habitación;
parece una figura masculina.
27 de Abril. Ermengarda tenía el rostro alegre, me dijo claramente: "Usque ad Domum
Dei" (Hacia la Casa del Señor). Yo: "¿Ya estás libre?". Me sonrió, se me acercó con los
brazos abiertos y desapareció.
29 de Abril. La figura estuvo largo tiempo conmigo. Es un hombre con barba rubia, sólo
se le ve la cabeza. Se ve muy agitado, pero aún nada que temer.
30 de Abril. Me desperté con un sentimiento de angustia, pero no podía ver nada. Fui
embestida por un ventarrón. Creí que la puerta y la ventana estaban abiertas, pero no. Al
fin vi la figura correr de un lado para otro. Cuando empecé a rezar se acercó a mi cama.
3 de Mayo. Después de tanto, vi de nuevo a "Los Once". Vi al hombre en Sch..., quizás
vivió allí.
4 de Mayo. De nuevo la música en la pared del lado de mi cama. Para averiguar de dónde
provenía, me levanté y salí a la calle. La melodía resuena al rededor mío, es hermosa, pero
inexplicable.
Aquella sensación de la que varias veces he escrito, que me parece como si Dios me
envolviese, es ahora tan grande que de esto debo hablar. Se me hace cada vez más
imposible describirlo porque ahora ya no es como al principio, ahora es más fuerte. Ahora
veo que todo alrededor mío resplandece, como si estuviese ante un incendio. Después algo
parece detener toda mi capacidad de pensar. Todo lo humano es eliminado y mi alma gusta
lo indescriptible. Al volver en mí, parece como si despertase de un hermosísimo sueño, con
la sola diferencia de que algo permanece dentro de mí que me permite continuar
experimentando lo inexplicable. Es como si algo creciese dentro de mí. Al principio esto
duraba algunos minutos y después quedaba como antes; ahora, en cambio, permanece en mí
como un "contacto" o un deseo, ni yo misma sé cómo llamarlo. A veces me pregunto: "¿Es
posible que yo pueda experimentar algo así?". También me pienso que quizás sea una
imaginación, pero después de haber reflexionado, debo reconocer que realmente todo esto
sí ha sucedido. Considero igualmente que sería totalmente imposible que alguien pueda
imaginarse algo semejante.
Vi nuevamente al caballero en la Iglesia delante de la S. Cruz.
Aparece el asesor Fridolino Weiss
(Este hombre fue durante muchos años el administrador del Castillo de Waal)
5 de Mayo. Ahora está aquí el hombre de Sch...; temo que se ponga difícil, está muy
intranquilo y agresivo.
6 de Mayo. El hombre estuvo aquí casi toda la noche; es muy desagradable (repugnante,
desgreñado). La oración le es indiferente.
7 de Mayo. Por la tarde, al entrar a mi habitación lo encontré tirado en el suelo. Me asusté
tanto que de inmediato salí. Huir no sirve de nada, entonces tomé valor y entré de nuevo.
Le di agua bendita y me arrodillé a su lado; gemía de una forma impresionante. Creo
conocerlo, pero no estoy del todo segura.
8 de Mayo. Muy duro. El hombre permaneció casi toda la noche y estuvo muy intranquilo.
¡Qué tonta soy!, tener miedo y repugnancia sabiendo que verdaderamente no me pasará
nada.
9 de Mayo. Entró a mi habitación antes que yo, comencé a rezar y se me acercó. Estoy
casi segura de que él es el administrador Fr. Weiss; tiene un aspecto horrible, como si
estuviese cubierto de una masa pegajosa. Escuché la música.
10 de Mayo. El hombre es muy fastidioso, continúa gimiendo de la misma forma. Vino
cuatro veces durante la noche. Volví a ver a "Los Once".
11 de Mayo. Mientras me encontraba con la ventana abierta mirando las estrellas, vino el
hombre como volando por el aire hacia mí. Una sensación realmente espantosa. Me asusté
como nunca; no fui capaz de permanecer en la habitación y me senté en el pasillo. No me
siguió. Cuando me recuperé un poco, volví y lo encontré esperándome. Hice con él las
oraciones del mes de mayo, se quedó de pie justo detrás mío. Al rato se fue y después
volvió enojado. Fue espantoso. Efectivamente es el administrador Fridolino Weiss.
12 de Mayo. Vi a "Los Once" y me encontré a la criada de mi abuela en la escalera.
El administrador estuvo aquí dos veces, se inclinó sobre mí; es repugnante, el rostro repleto
de huecos, sin ojos pero con su barba roja. Hasta el momento ningún alma había venido
con apariencia de calavera.
13 de Mayo. Vi nuevamente a la criada. Weiss estuvo aquí largo tiempo. Un poco más
calmado; parece contento de recibir el agua bendita. Oí la música.
14 de Mayo. Siempre lo mismo con Weiss, bastante salvaje y repugnante. He escuchado la
maravillosa música. Como soy una persona que no entiende nada de música, no puedo
describirla, sin embargo me llena de alegría.
15 de Mayo. He visto un montón de cosas; tres veces a Weiss, cinco veces a la criada, dos
veces a "Los Once", pero nada importante.
16 de Mayo. Weiss llorando durante el día. De día tiene un aspecto aún más aterrador. Me
esfuerzo por hacerlo hablar. Cuando recé se puso un poco más tranquilo.
17 de Mayo. Weiss en las escaleras y también en la sala de estar, con T... y el niño
presentes. También vino por la noche.
18 de Mayo. Se abalanzó sobre mí y me agarró por el cuello. Me solté y cayó al suelo.
Permaneció así bastante tiempo; tenía mucho miedo porque sus ojos parecían como de
fuego. En un instante se puso de pie e intentó agarrarme de nuevo. Puse delante de él la
reliquia de la S. Cruz y no lo volví a ver. He escuchado la música. Vi al caballero en la
Iglesia.
19 de Mayo. Una cosa tremenda. Tuve un terror escalofriante. Weiss se lanzó contra mí.
Fue como con Enrique, pero sin perder la conciencia, aunque quizás así habría sido mejor
para mí. La cosa no es como para describirse, nunca más quisiera volver a experimentar
algo semejante, sólo si Dios lo quiere, entonces sí. Weiss se quedó un momento más, recé
mucho, pero parece no escuchar.
20 de Mayo. Un día muy bello, nada de Weiss, sólo la música y un buen sueño.
Vino el Doctor G...
21 de Mayo. Una noche muy agitada. Weiss permaneció aquí casi todo el tiempo. Quiso
hablar pero no pudo; parece, sin embargo, que entiende lo que le digo.
Encontré al Doctor G... en la puerta del Castillo, quien sufrió un golpe a los 80 años durante
la temporada de caza; lo reconocí de inmediato. Se me acercó y me dio la mano; se veía
tan natural como un hombre vivo. No pude hacer nada con él, porque desafortunadamente
no estaba sola. Caminó junto a mí bastante tiempo. Una vez más, esto es lo difícil de estar
dividida. Esperaba volverlo a ver a mi regreso, y por esto permanecí un poco atrás de los
demás, pero por desgracia no lo vi más. En cambio, al llegar a casa, fui recibida por "Los
Once".
22 de Mayo. Música. Después vino Weiss con la misma apariencia, pero más tranquilo.
Finalmente Weiss habla. Yo: "¿Eres Fridolino Weiss?". Él: "Sí". Yo: "¿Sufres mucho?".
Él: "¡Sí!". Yo: "¿Cómo puedo ayudarte?". Él: "¡Sacrificio!". Yo: "¿De qué?". Él: "¡De ti
misma!". Yo: "Así lo hago". Él: "¡No es suficiente!". Yo: "¿Qué más debo hacer?". Él:
"¡Debes desprenderte!". Yo: "No puedes esperar más de mí, soy tan débil todavía y aún no
estoy bien, ¡Ve a mejores personas!". Entonces se me acercó, puso su mano en mi brazo y
desapareció. Lo sé, aún estoy atada a muchos. Tendré la fuerza de soportar esto?. Siendo
sincera: no, por el momento. Me parece un poco cómico ver ahora en semejante estado al
elegante administrador Weiss, especialmente cuando me lastima. Lo recuerdo muy bien
cuando estaba vivo.
24 de mayo. Él vino dos veces; no dijo ni una palabra!.
25 de Mayo. Hubo un estruendo horrible en mi habitación, estrépito y gemidos. No podía
ver nada. Yo: "¿Quién está ahí?". Respuesta: "Muchos". Yo: "¿Es la voz de Fridolino?".
Él: "¡Sí!". Yo: "¿Por qué no puedo verte?". Él: "Porque estás enferma (era verdad)". Yo:
"¿Quién está contigo?". Él: "No lo sé". Yo: "Dime, ¿Por qué no puedo ver nada cuando
estoy enferma?". Él: "La incapacidad de sufrir ambas cosas". Yo: "¿Podrías ayudarme?".
Él: "No". Yo: "¿Cómo haces para saber que sufro?". Él: "¡[Porque entonces] no atraes!".
Yo: "¿Y entonces por qué sigues aquí?". Él: "Es nuestro camino". El estruendo duro aún
bastante; no obtuve más respuestas. Aún tenía la sensación de no estar sola, cosa muy
penosa. No estoy para nada contenta pues pienso demasiado en mí misma, estoy tan
cansada y desanimada.
Viví en vano
27 de Mayo. La cosa empieza a ser casi insoportable. Además de Weiss, hubo también
niebla en mi habitación y un lamento desgarrador. Yo: "¡Aguántate tu castigo! ¿Por qué
me atormentas? ¡No quiero volverte a escuchar!". Él: "¡Dónde está tu Misericordia!".
Luego desapareció. Permanece aún aquel lamento. Ahora me remuerde la conciencia, fui
muy dura.
28 y 29 de Mayo. Nada. Tal vez todo terminó por mi maldad.
30 de Mayo. Weiss triste, cosa que me llevó a decirle que sí quería continuar ayudándolo.
Al instante se me acercó y me agarró por el cuello con tanta fuerza que sentí ahogarme.
Yo: "¿Por qué haces eso si ves que quiero ayudarte?". Él: "Quiero obligarte". Yo: "¡No
quiero y no me dejaré forzar a esto, absolutamente no!". Entonces se me acercó con una
expresión bien desagradable... no supe que más sucedió... Cuando recobré la conciencia ya
no estaba. Escuche la música.
31 de Mayo. He visto al caballero. Weiss estuvo aquí durante el día, sentí gran terror de él.
Aún hay algo en la habitación. Seguirá siendo así?.
1 de Junio. Weiss estuvo aquí. Yo: "Dime: ¿Es deseo de Dios que tú vengas a mí?". Él:
"Nosotros podemos". Yo: "¡Pero por qué me atormentas, ya tengo suficiente tormento con
verte!". Él: "¡Porque en mí está la envidia!". Yo: "¿Por qué me envidias si tú ya no puedes
condenarte?, ¡Yo en cambio sí!". Él: "¡Nunca refrené mi sensualidad y viví vanamente!".
Yo: "¿Cómo has podido salvarte?". Él: "Por medio del sacerdote". Yo: "¿De qué cosa
puedes estar aún envidioso?, además tú ya no puedes pecar más!". Él: "¡El mal (la maldad)
todavía está en mí!". Entonces lo vi tan desagradable como nunca antes. Regresó cuatro
veces más.
2 - 3 - 4 y 5 de Junio. Vino todas las noches en terribles condiciones y tremendamente
repugnante, fue algo muy angustiante. Además escuché muchas personas en la niebla y un
gemido lejano. Me encontré con la antigua criada en la escalera.
6 de Junio. Vi nuevamente al caballero en la Iglesia, igual de devoto e inmóvil. Weiss se
estuvo largo rato aquí, muy inquieto y cercano a mí, no me respondió a nada. Nuevamente
me he sentido reconfortada, creo que el buen Dios me manda esto [(el carisma de ver las
almas de los difuntos)] porque hago muy pocos actos de caridad en este mundo. Ahora ya
no soy capaz de soportar como antes, por la mañana me siento tan cansada, y así cuánto
pierdo!.
9 de Junio. No tengo nada especial que decir... Weiss ha estado viniendo todas las noches
sin pronunciar palabra, pero se está volviendo muy inquieto. Hubo ruido pero muy poco.
La vieja revendedora
11 de Junio. Aparte de Weiss también viene ahora una figura femenina horrible, un
verdadero "Monstruo". Tengo miedo.
14 de Junio. Vi dos hombres en el primer banco del altar de la cripta; se me presentaron
tan naturales que me arrodillé en el banco detrás de ellos para ver quienes eran. Sólo
entonces me di cuenta qué eran. Llevan largos hábitos negros, son de otra época. Les di
agua bendita de la gran pila y desaparecieron.
Escuche la música. Weiss vino pero sólo un momento.
16 de Junio. De nuevo la monstruosa mujer, creo conocerla pero no estoy del todo segura;
es extremadamente desagradable.
Vi al caballero en la Iglesia.
17 de Junio. La mujer permaneció poco tiempo, la reconocí. Es la vieja revendedora. Se
llama Blochem Nandl. Fue el terror de mi infancia, y muy temida por todos. Creo que
murió hacia el año 1893.
18 de Junio. Al parecer Weiss no vendrá más. Sin embargo, con Nandl el asunto es aún
más difícil. Volví a escuchar la música.
19 de Junio. Corpus Christi. Tuve la oportunidad de experimentar algo muy hermoso.
Subía la montaña precisamente en el momento en que estaban dando la Bendición con el
Santísimo Sacramento en el Hospital. Entonces vi de repente a "Los Once" que se
postraron por tierra (Como lo hicieron en Navidad). Me conmovió tanto que tuve que
llorar. Quien ha visto algo tan increíble?*.
*Cuánto habría sufrido en estos tiempos la Princesa, que vivía por la S. Misa y de la S.
Comunión, y fue tan dichosa con la visión de la adoración de "Los Once", hoy donde el
Misterio de la Fe es negado o puesto en duda por muchos Teólogos, incluso hasta
Religiosos y Sacerdotes.
Quiénes serán estos once que se muestran aún como columnas de niebla?. Cuando brilla el
sol se ven extraordinarios.
20 de Junio. Justo cuando estaba a punto de flajelarme por Weiss, se me apareció a mi lado
con rostro gozoso y dijo: "¡Me has liberado!". Le respondí: "¡No yo, sino la Misericordia
de Dios!". Él: "¡Por medio tuyo!". Yo: "¿Ahora a dónde vas?". Él: "¡A un nivel
superior!". Yo: "Pero dime, ¿Qué puedo hacer para que las almas no vengan más?". Él:
"¡Sé generosa!". Luego se fue, dejándome como envuelta en una nube de luz. Poco
después vino Nandl, pero ni le presté atención de lo dichosa que estaba. De nuevo la
música.
21 de Junio. Vi al caballero en la Iglesia. Nandl se ha puesto muy difícil, hasta agresiva.
22 de junio. El exceso de estruendo me llenó de mil temores.
23 de junio. Vi cuatro veces a Nandl, sus ojos son espantosos; esto será cada vez más
difícil.
Del 23 de junio al 14 de julio. Siempre lo mismo, difícil soportarla. Demasiado
desagradable para escribirlo. Nandl habló. Yo: "¿Cómo puedo ayudarte?". Ella: "¡Mira
qué me falta!". Se me acercó tanto que pude ver en su rostro una expresión de tristeza tal,
que hasta ahora nunca antes había visto. Yo: "¿Tienes nostalgia de Dios?". Ella: "¡Sí!".
Yo: "¿Debes estar aún mucho tiempo sin verlo?". Ella: "¡Aún no estoy pura!". Yo:
"¿Puedo ayudarte a volverte pura?". Ella: "¡Regálame el Sacramento!". Yo: "¿Debo
ofrecer por ti la S. Comunión?". Ella: "¡Sí!". Yo: "¿Cuántas veces?". Ella: "¡Siete!". Yo:
"¿Por qué precisamente siete?". Ella: "¡Tantas veces [la recibí] indignamente!". Luego
empezó a llorar de una manera imposible para una persona. Parecía consumirse en el dolor.
No pude hacer nada más que abrazarla. Cuando la volví a mirar, toda la maldad y el horror
habían desaparecido; al siguiente día llegó tan peor que creí que nunca más podría volver a
verla. Ni siquiera L... en su peor momento tuvo una expresión tan repugnante. Nadie sería
capaz de describir algo semejante. Hasta el momento siempre estuve tranquila y en paz
mientras me encontraba enferma, parece que ahora ya no tengo esta gracia. Para ser
honesta, siento que ya no puedo aguantar más. Cuán pobre y miserable se ha puesto mi fe
en Dios.
18 de Julio. Fue algo excepcionalmente difícil. Le dije: "¿Por qué me atormentas tanto?,
¡Realmente quiero hacer aquello que deseas de mí!". Ella: "¡Tú prefieres dormir!". Al
mismo tiempo me dio un golpe tal que por poco y me desmayo del miedo. Pero tenía
razón, pues me encontraba tan deprimida por no ser capaz de vencerme.
19 de Julio. Cuando entré a la habitación para dormir, la encontré sentada en la cama.
Algo me presionaba por todas partes, estaba como inmovilizada; no pude ver nada. Eso
duró algunos minutos. Significa que aún hay algo junto a mí. Finalmente por la mañana
pude acostarme.
20 de Julio. Tanto estruendo que no pude ni pensar en el sueño. Blochem Nandl no ha
vuelto a contestarme a nada de lo que le he preguntado; sus ojos son muy impresionantes,
es como si saliera de ellos una fuerza que te obliga a mirarlos. En ninguna aparición
anterior he experimentado algo semejante.
Desde el 27 de julio no he vuelto a ver a Blochem. Un alivio. Hay demasiados a mi
alrededor. Identifico siete figuras, pero desconocidos. Se me acercan y siento sus horribles
manos que me tocan, la cosa más espantosa e imposible de soportar para mí. Ahora mismo,
mientras escribía, algo se arrojó en mi espalda; era la figura de una mujer.
Siento que no estoy sola. Algo me preocupa, descuido mi alma, no me he esforzado por la
virtud, no puedo hacer más nada por mí; no he hecho mucho, pero al menos me he
esforzado.
4 de Agosto. Una noche espantosa. No he visto nada, pero siento y escucho cosas que
parece que nunca acaban. También recibí muchos golpes; de ninguna forma podía
defenderme, tenía tanto miedo. Después de todo, no podrían acaso haber sido los espíritus
malignos?.
6 de Agosto. Al entrar en mi habitación me encontré con una espesa niebla en el interior y
escuché lamentos. Rocié bastante agua bendita y se calmó un poco. Luego vi cuatro
figuras salir de la niebla y entrar de nuevo en ella. Vi cuatro veces a Bárbara en el tercer
piso, se veía contenta, me sonrió. No pude hablarle porque no me encontraba sola.
7 de Agosto. Pude distinguir claramente siete figuras; permanecieron conmigo desde las
diez hasta la una. No me atormentaron, sin embargo la cantidad se vuelve agobiante. Para
consuelo mío he oído la música. Era extraño que durante la tormenta podía ver brillar los
relámpagos a través de aquellas figuras, aunque también sentí gran terror, entonces preferí
encender la luz.
9 de Agosto. Me ocurrió algo horroroso. Dormía, cuando, de repente, un ruido me
despertó, encendí la luz y vi inclinado sobre mí algo tan infinitamente repugnante, que de
sólo recordarlo me lleno nuevamente de terror. Era una cabeza gigantesca con ojos tan
penetrantes como ninguno, o más bien todo el rostro era un sólo ojo que me miraba. Yo:
"Vete, ¿Qué buscas de mí?". Él: "¡La paz!". Yo: "Yo no te la puedo dar". Él: "¡Tú
debes!". Yo: "¿Qué me obliga?". Él: "¡Debes amar a tu prójimo como a ti misma!". Yo:
"¿Y si no tengo fuerzas?". Él: "¡Entonces reza!". Luego desapareció.
¡Cómo es posible que tales palabras puedan provenir de algo tan monstruoso!. Quiero
nuevamente ayudar, pues así es como debe ser. Cuánto me enseñan los espíritus!.
Ahora debo contar algo que me parece como un saludo del buen Dios. Tal vez suene
ridículo, sin embargo me hizo feliz. Estuve muy confundida, todo me asustaba y continuaba
pensando si en realidad era voluntad de Dios que debiese sufrir todo esto. Empecé a rogar
para que el buen Dios se dignara mostrarme alguna pequeña señal, como ya me la había
dado en otra ocasión. Me encontraba en el jardín, y he aquí que de repente cayó una
paloma en el camino. La recogí, la acaricié y se echó a volar de nuevo. Para mí fue una
señal, no quiero volverme a lamentar.
10 de Agosto. Aquella cabeza estuvo de vuelta, ahora con un cuerpo. Pregunté: "¿Quién
eres tú?". Él: "Wolfango". Yo: "¿Cómo es que ya puedes hablar?". Él: "Hace mucho que
estoy cerca de ti". Yo: "¿Y por qué no te he visto?". Él: "Tu fuerza se dirigió hacia los
demás". Yo: "¿Me quieres ayudar?". Él: "Sí". Yo: "Entonces dime qué es lo peor que hay
en mí". Él: "¡Tú estás dividida!". Yo: "¿Qué quieres decir?". Él: "Cuerpo - Espíritu". Yo:
"Lo sé, debo ser sólo espíritu, pero aún no puedo, ¿Y qué más ves?". Él: "¡Soberbia!".
Luego desapareció. Fue algo hermoso, ahora deseo incomodar mi espíritu por mi propia
cuenta.
He oído la música. Vi al caballero. En la Iglesia algo me sacudió por la espalda.
Desde el 16 de agosto he ignorado mis visitas porque alguien me lo había aconsejado. Qué
tormentos me trajo esto!. No es necesario describir mucho. Basta decir que cada noche
vino Wolfango y siete figuras. Es mucho más fácil ocuparse de ellos.
Mantuvo su promesa
El 24 de agosto vino durante el día Alfredo S...*, se me acercó sonriendo y extendió sus
manos. Yo: "Alfredo, ¿En verdad eres tú?". Él: "¡Mi promesa!". Yo: "¿Dónde estás?".
Él: "¡En la visión!". Luego me hizo un gesto de despedida y desapareció.
*Al respecto escribe el Padre Sebastián: "Alfredo S. fue una persona muy distinguida.
Esta aparición es una demostración y prueba contra aquellos que dicen: "No es posible
que los muertos puedan regresar".
Esto me ha dejado muy contenta, pero también me ha impresionado mucho, pues el año
pasado, más o menos por este tiempo, mientras hablábamos de estas cosas, entre risas, me
prometió venir si le fuera posible. Estaba igualito a cuando vivía, debí haberme opuesto a
semejante idea. Hasta ahora, 11 de septiembre, no he vuelto hablar con los otros.
Cuando apareció Wolfango le dije: "¿Por qué sigues viniendo?, no te he vuelto ni a mirar
para que así me dejes en paz". Él: "¡No has tenido misericordia!". Yo: "¿Qué quieres?".
Él: "¡Una S. Misa!". Yo: "¿Dónde estas sepultado?". Él: "En Augusta". Yo: "¿Cómo has
hecho para encontrarme?". Él: "¡Basta con que tu reces!". Desapareció. Las siete figuras
aún se ven muy tristes. Su lamento es insoportable.
Al anochecer vi al caballero en la Iglesia. Como estaba sola me acerqué para preguntarle si
tenía algo que ver con la reliquia de la S. Cruz. No me dio respuesta alguna y entretanto
continuaba orando. Tiene una mirada maravillosamente bella y es totalmente distinto a los
demás.
17 de Septiembre. Una noche muy dura: Primero las siete figuras, luego Wolfango,
después vino algo de lo cual no sabría dar razón. Era como una nube, estaba encima de mi
cama y se me acercaba cada vez más, una sensación verdaderamente espantosa, una
pesadilla en el peor sentido de la palabra. Se hizo tan nebuloso a mi alrededor, que no vi
más mi luz. Entonces escuché "tormentum malit...*" o algo parecido.
*Probablemente debió haber sido "Tormentum Malitiae" que significa: Tormento o
dolor a causa de la maldad.
La última palabra era más larga. Esparcí bastante agua bendita y todo se esclareció. Sin
embargo todo esto me produjo mucho miedo, fue muy terrible.
Nada nuevo en estos 14 días. La insoportable nube se ha transformado en una figura.
Parece ser una mujer; nada que temer, pues se pone tranquila y contenta cuando rezo.
Ahora escucho más a menudo aquella música en la pared.
9 de Octubre. En el Castillo de D... vi una anciana, que caminó bastante a mi lado.
11 de Octubre. Vi algo muy extraño. Estaba en el jardín cuando, de pronto, se me acercó
algo muy bello, colores y luces que me son imposibles de describir, oí también la música.
Así como aquello era tan hermoso a la vista, así mismo sentí en mi alma algo como nunca.
Podría hacerme mil preguntas en todos los sentidos, y, sin embargo, no sabría decir qué fue
aquello, mas desearía volverlo a sentir. Fue como un aumento de ánimos, me siento tan
feliz.
14 de Octubre. Me despertó un fastidioso murmullo. Mi cama era golpeada por todos
lados, una sensación terrible; no podía ver nada. Esto duró cerca de media hora y después
todo desapareció. Mi cama terminó hacia un lado. Más tarde vino una figura de mujer.
17 de Octubre. Volví a experimentar aquello en mi habitación; luego entonces aquellas
luces no pudieron haber sido causadas por el otoño. Me hallé como en una esfera de luz
con colores de infinita belleza a la vista y una indescriptible alegría en mi alma, un
sumergirse en lo celestial. Lo que escribo me parece bien extraño, sin embargo debo
escribirlo pues es inexplicable lo que se me permite sentir.
19 de Octubre. La figura de mujer permaneció bastante tiempo aquí; tenía un rostro tan
joven como nunca antes he visto. Realicé una nueva prueba: recité el S. Rosario y puse una
corona, que tenía conmigo, en su mano y la sostuvo durante la oración. Cuando se fue, la
corona cayó al suelo. Me parece que ella cambia de estatura. Cuando llega es pequeña,
cuando se va es tan alta como la puerta. Es de un nuevo tipo, pero nada que temer; me es
muy querida.
20 de Octubre. Una vez más los sacudones de la cama, luego vino la mujer.
21 de Octubre. La mujer habla, su nombre es Eva, no pude saber más de ella. Movió por
bastante tiempo los labios pero no pude entender nada.
29 de Octubre. Eva permaneció largo rato aquí. Le pregunté: "¿Por qué vienes?, ¿Puedo
ayudarte?". Eva: "Ya me has ayudado". Yo: "¿De qué manera?, no he hecho nada por ti".
Ella: "Yo soy el alma abandonada por la cual tú… (No entendí lo demás)". Yo: "Tú eres el
alma por la cual yo recé cuando estaba pequeña?". Eva: "Sí". Yo: "¿Por qué no te
mostraste antes?". Eva: "Aún no estaba libre". Yo: "Qué mal has hecho?". Entonces me
susurró algo, imposible de entender; me sonrió y desapareció.
30 de Octubre. Después de la Misa de aniversario de mi abuelo, lo vi en nuestro Oratorio,
tal cual en vida. Tenía una expresión alegre y me sonreía. Su cabello blanco brillaba;
desafortunadamente no pude hablar con el pues no estaba sola. De todas formas estuve
muy contenta. Ver a alguien querido emociona de modo especial. Sin duda quiso
mostrarme que después de aquella S. Misa había sido liberado.
1 de Noviembre. He visto tantas cosas. Demasiadas: "Los Once", el caballero y los dos
hombres en el banco frente al altar de la cripta. En el día de los difuntos no vi nada. De la
aparición de Ermengarda en Sch... puedo decir que realmente ella sí existió. Era la
hermana de la Condesa von Geroldseck, nacida en Montfort en 1642; su castillo se
encontraba cerca de Spremberg, está sepultada en el Monasterio de Wittich*.
*Se trata del Monasterio de las Clarisas, que existió alguna vez en Wittich, en Selva
Negra, fundado por S. Luitgarda von Wittichen.
11 de Noviembre. Todo el tiempo hay estruendo a mi alrededor. Eva no ha vuelto. Las
figuras se mueven alrededor suspirando, a veces lloran. Aún no puedo reconocerlos.
Ni en Mónaco hay descanso!
16 de Diciembre. Ni siquiera las anteriores tres semanas en Mónaco estuve tranquila. Ya
en el segundo día vi venir una figura de mujer con manos horribles, se retorcía de dolor.
Después siguió viniendo todas las noches, se me hizo casi insoportable. Debió haber sido
una sirvienta pues llevaba un delantal y vestía modestamente. Finalmente pudo hablar. Se
llama Ana y había calumniado mucho. A la pregunta de por cuánto tiempo más debía
seguir rondando por allí, respondió: "Tres Advientos". En Mónaco vi algo interesante. Me
encontraba en la casa del famoso pintor Franz von Lenbach*.
*Franz von Lenbach (1836 - 1904) fue uno de los más famosos retratistas de su tiempo.
Fue amigo de Bócklin y Bismark, de quienes hizo cerca de 80 retratos conmemorativos.
Mientras comía se me apareció frente a mí: horrible, como una bestia, pero perfectamente
reconocible. Lo conocí muy bien cuando estaba vivo. Me espanté tanto, que los demás lo
notaron y preguntaron si me encontraba bien. No lo vi más, pero sentía su presencia. Al
final del almuerzo lo volví a ver. No lo vi en ninguna otra habitación.
Ahora Ana también se me aparece en Waal. Yo: "¿Cómo has llegado aquí?". Ella:
"Siempre estoy cerca de tuyo". Yo: "Pero no siempre te veo". Ella: "No lo podrías
soportar". Yo: "¿Por qué no?". Ella: "Tu alma aún no está libre".
22 de Diciembre. Ana y otros estuvieron casi toda la noche aquí. Le dije: "Ya el Adviento
está por terminar, ¿No vendrás más?". Ella: "¡Tú piensas de manera humana!". Yo: "No
puedo hacerlo de otro modo pues aún estoy viva". Ella: "¡Puedes liberarte!". Luego
desapareció.
24 de Diciembre. Ella regresó. Yo: "Dime, ¿Cómo puedo liberarme?". Ella: "Si sigues
aquello que te atrae". Me asusté porque no lo deseo saber, al menos no de ella; sin
embargo creo entender que aquello tiene que ver con la maravillosa sensación que me
absorbe tanto, que me siento como separada de mí misma, como en otro mundo. He notado
que cuando me viene aquella sensación, mi cuerpo pierde la posibilidad de moverse.
Intenté cerrar la puerta cuando advertí que se me iba acercando [aquella sensación], pero no
fui capaz; después vino aquella Luz y ya nada me importaba. ¡Sólo me dejo llevar!
Padre O... , mi antiguo profesor de religión
27 de Diciembre. Ahora viene el Padre O..., pero en una condición muy triste. Durante
mucho tiempo fue mi profesor de religión. Todavía no puede hablar. Su tristeza me
conmovió muchísimo, pues lo quise tanto. Ahora, casi siempre cuando paso cerca de la
montaña veo a "Los Once". Se han vuelto más pequeños. Ahora son casi como niños.
30 de Diciembre. Una noche terrible. Mi habitación está llena de figuras, ninguna
reconocible. Al principio me sentí envuelta en un muy mal olor. Se arrojaron sobre mi
cama. Alcancé a contar siete, pero habían muchas más. Salían y entraban por la ventana.
Yo soy más bien débil y, si la cosa sigue así, no creo que pueda soportar más el
agotamiento.
5 de Enero (1925). Está aquí Z...*, ella tiene una expresión profundamente triste. Mientras
rezaba, para demostrar su agrado [por la oración], se me acercó; incluso me acarició, cosa
que realmente no quisiera.
*Observación del Padre Sebastián: conocí a la señora Z... y frecuentemente la visitaba
mientras estuvo enferma. Asombran mucho las respuestas de esta mujer, que durante su
vida no tuvo tales conceptos.
7 de Enero. Ahora habla. Yo: "¿Qué quieres de mí?". Ella: "¡Una S. Misa!". Yo: "¿Debes
sufrir mucho?". Ella: "¡Estoy en la purificación!". Yo: "¿Te refieres a lo que llamamos el
Purgatorio?". Ella: "¡Sí!". Yo: "¿Y qué sientes allí?". Ella: "¡El deseo!, ¡La nostalgia de
Dios me consume!". Yo: "¿Por qué debes sufrir así?". Ella: "¡Maldiciones!". Yo: "¿Estás
contenta?, ¿Sirve que yo ore por ti?". Ella: "¡Sí!". Yo: "¿En este estado en que te
encuentras puedes rezar?". Ella: "¡Adorar, pero no pedir!". Yo: "¿Y entonces?". Ella:
"¡Entonces reza tú por mí!".
El 8 de enero permaneció tanto, que ya no podía más. Yo: "¡Hazme un favor, vete, tengo
tanto sueño!". Ella: "¡Ten un poco más de Misericordia!". Yo: "Pero una oración así, dicha
sólo con los labios, no te serviría; estoy tan cansada para rezar bien". Ella: "¡Tu presencia
refresca!*". Yo: "Dime, ¿Por qué?". Ella: "¡Tú alivias el dolor!". Yo: "Si yo te ayudo,
entonces ayúdame tú también!; ciertamente tú puedes ver aquello malo que hay en mí".
Ella: "¡Tú no eres del todo mortificada!". Yo: "Sí, es verdad, no lo soy: pero dime algo
más". Ella: "Cuanto más renuncies, tanto más podrás dar". Creo que dijo algunas frases
más, pero no pude entender.
*En la vida de la Beata Inés de Benigánim se lee que ella pidió a Dios permitir que
muchas almas que aún no se encontraban en el Cielo, pasaran su Purgatorio en su
celda. Dice que llegó a tener hasta 200 almas en su compañía!. Así, como con esta
Beata, las Pobres Almas al lado de Eugenia no sufrían.
9 de Enero. Mientras hablaba con su hija, ella llegó, me saludó y después se quedó
mirándola. Casi que no pude seguir con la conversación, se mantuvo a mi lado. Yo: "¿Por
qué no te muestras a tu hija?". Ella: "¡Porque ella no está libre!". Yo: "Tampoco yo estoy
libre, ¿Entonces por qué te veo?". Ella: "¡Tú te has liberado!". Una prueba de que aquellos
pobres no lo ven todo. ¿Yo liberada? ¡Estando en medio del mundo y entre tantas cosas
que me rodean!. Mi cuerpo enfermo me lleva incluso a descuidar mi alma, cosa que me
hace sufrir mucho. Con frecuencia me encuentro animada, mas luego retorna la apatía. Y
después regresa con más frecuencia aquella Inigualable y Grandiosa Felicidad, tan llena de
consolaciones que me hace olvidarlo todo!.
"La soberbia del espíritu me ha alejado!"
No había vuelto a escribir porque no ha ocurrido nada nuevo: el mismo ruido cada noche,
pero no se ve nada.
El Padre O... ha seguido viniendo, incluso durante el día.
Esta noche ha sido tan insoportable que debo anotarlo. Algo tiraba mi cama de un lado
para otro, fue espantoso, no sabía que hacer. A mi alrededor había tanta niebla, que la luz
de mi habitación se veía como si se encontrase muy lejos. Me refugié en otra habitación,
allí estuve tranquila, sólo escuchaba el murmullo. A las cinco pude acostarme.
17 de Enero. En D... volví a encontrar la mujer que había visto ya en otra ocasión.
23 de Enero. Todas estas noches han sido casi insoportables; he tenido muchísimo miedo,
pues hay demasiados en la habitación. Cuando el Padre O... llega, los demás se calman; no
siento miedo de él. Me puse muy enferma y sé muy bien por qué. Mi alma ya no tiene la
fuerza necesaria. He abandonado en la indolencia a mi enfermo cuerpo.
25 de Enero. Vinieron cinco figuras. Me atormentan de una terriblemente, pues siguen
queriendo tocarme, que es lo peor para mí.
29 de Enero. El Padre O... pudo hablar. Yo: "¿Qué puedo hacer para ayudarte?". Él:
"¡Continúa rezando!". Yo: "No entiendo cómo es que aún tú no estás en la Visión". Él:
"¡La soberbia del espíritu me ha alejado!". Yo: "Pero, ¿Y todo el bien que hiciste?". Él:
"¡Me ha salvado!". Yo: "¿También vas a tus otros alumnos?". Él: "¡No!, ¡Ellos deben
rezar por mí!".
30 de Enero. Ocurrió de todo. Llamé al Padre O... para que los ahuyentara pero no vino
sino hasta la mañana. Yo: "¿No escuchaste que te llamaba?". Él: "Sí, estaba aquí". Yo:
"¿Pero por qué no te podía ver?". Él: "¡Porque estabas llena de temor y no de amor!". Yo:
"Pero quiero ayudarlos también a ellos". Él: "¡Puedes ayudar sólo si te olvidas de ti
misma!". Yo: "¡Pero aún no he avanzado tanto como para ya no sentir miedo ante
semejantes cosas tan horribles!".
1 de Febrero. El Padre O... se quedó toda la mañana conmigo. Incluso permaneció
conmigo mientras los otros llegaban. Se ve idéntico a como cuando vivía. Por la noche los
demás me atormentaron de forma espantosa!.
4 de Febrero. Las cinco figuras ahora se pueden reconocer: son cinco mujeres, pero con
ellas no consigo nada en cuanto a oraciones o preguntas. El Padre O... estuvo aquí largo
rato!.
Aquella maravillosa sensación, como yo la llamo, aumenta de tal manera que me atemoriza.
Hoy me encontré fuera de mí casi por media hora. ¿En dónde me hallaba?. Algo viene
lentamente sobre mí, me es imposible hacer cualquier cosa. Una presencia invisible me
atrae. Todo se ilumina entorno mío, después no sé más nada de mí misma, me encuentro en
el gozo, todo lo humano es eliminado y experimento algo que no es posible de explicar.
Esto me causa un poco de temor, pues no es normal perder la conciencia. Es imposible que
alguien como yo caiga en éxtasis. Entonces vuelven a llegarme los escrúpulos, de que a lo
mejor sean ilusiones y me esté engañando. O bien es posible. Por eso pongo toda mi
preocupación en sus manos [(las palabras se dirigen al Director Espiritual)]: Si es bueno o
si es malo, usted me lo dirá.
11 de Febrero. Me han sucedido varias cosas. El Padre O... estuvo bastante tiempo aquí.
Yo: "¿Vendrás aún por mucho tiempo?". Él: "¡No!". Yo: "¿Estás libre?". Él: "¡Aún no, de
todas formas veo más claro y ahora voy hacia la claridad, de donde no podré regresar
más!". Yo: "¿Me puedes decir si todo es como me enseñaste?" Él: "¡Sí, sin embargo, el
lenguaje humano es incapaz de expresar lo que es el Santísimo Sacramento!".
Después vinieron las cinco, de las cuales dos tienen un rostro horrible!. Una me susurró
algo al oído, pero no entendí nada.
15 de Febrero. Mientras estaba arriba con Wolfram, vino aquel hombre que ya en una
ocasión había visto con Bárbara. Se quedó de pie e inmóvil junto a mí, se veía muy
infeliz!.
Cosa tremenda por la noche: las cinco atormentándome terriblemente.
17 de Febrero. El Padre O... estuvo un poco; me sonrió y luego desapareció. Creo que ha
sido la última vez.
19 de Febrero. Mientras tenía a Wolfram en brazos, aquel hombre se inclinó sobre
nosotros y empezó a gemir: "¡Me has olvidado!". Era cierto, no había vuelto a rezar mucho
por él, pues no lo había vuelto a ver.
El asesino de un niño visto por otro niño!
25 de Febrero. Vi de nuevo, en el tercer piso, al hombre que antes había venido con
Bárbara. Me extendió las manos, en las que vi sangre. Yo: "¿Eres asesino?". Él: "¡Sí!".
Yo: "¿Fuiste tú quien hirió a Bárbara en la cabeza?". Él: "¡No!". Yo: "¿A quién mataste?".
Él: "¡A su hijo!". Yo: "¿Por qué?". Él: "¡La herencia!". Yo: "¿Era tu hijo?". Él: "¡No!".
Desapareció. Lleva traje como del siglo XVI; es joven, no produce miedo. Realmente me
causa tanta pena con esos ojos suplicando ayuda. Las cinco mujeres siguen viniendo de
noche, una de ellas es extraordinariamente hermosa; todas de otro siglo.
1 de Marzo. Me quedé con Wolfran; vino el hombre, a quien el niño también debió haber
visto, pues se le abrieron los ojos con mucha sorpresa. Por desgracia mis únicos testigos
son: Los bebés, los gatos y las gallinas!*.
*El suspiro de Eugenia: "Por desgracia mis únicos testigos son los recién nacidos, gatos
y gallinas". Parece llena de tristeza. Es significativo el hecho de que el pequeño
Wolfram haya sido el único testigo ocular.
Yo: "¿Por qué asustas al bebé?, No quiero que lo hagas". Él: "¡Él ve más que tú!". Luego
entró en la habitación de N..., lo seguí para ver si ella veía algo. Él se paró en frente suyo,
pero ella no notó nada.
Estos son los momentos en los cuales puedo hacer comparaciones entre los vivos y las
apariciones. En este impresionan los ojos, que no son como los de alguien vivo!. En todas
las apariciones los ojos presentan la imagen del dolor. También la boca es distinta de la de
quien vive. Ninguna persona es capaz de mostrar tanta amargura. Aunque, ciertamente,
mis impresiones pueden ser distintas de día. Los vestidos son impecables, los bordes, los
encajes, todo es como debe ser. Las espuelas, el traqueteo de las cadenas que, no obstante,
los demás no escuchan ni ven nada.
7 de Marzo. Las cinco siguen viniendo todas las noches, pero nada que hacer con ellas.
Finalmente he vuelto a ver a mis queridos "Once". Qué extraño: se han vuelto aún más
pequeños. Antes eran más grandes que yo, ahora parecen niños.
9 de Marzo. Volví a ver al caballero en el tercer piso. Yo: "¡Pero dime cómo te llamas!".
Él: "¡El pobre!". Yo: "¿Por qué pobre?". Él: "¡Mírame!". Yo: "¡No veo nada de especial!".
Entonces se me acercó, pero no vi nada de extraordinario, sólo sus dos manos
ensangrentadas. Yo: "¿Qué puedo hacer por ti?". Él: "¡Lávame!". Fui rápidamente por
agua bendita, él me espero en silencio. Eché el agua bendita sobre sus pobres manos.
Nunca podré olvidar aquella mirada de agradecimiento con la que se volvió hacia mí. Aún
permaneció ensangrentado, pero su rostro cambió totalmente. Yo: "¿Te sientes mejor?".
"¡Reza!", respondió. Luego recité el "De profundis" y de repente desapareció. Ahora me
siento nuevamente contenta. Sin embargo, sigue habiendo algo inexplicable en todo esto:
Aunque derramé sobre sus manos una botella casi llena, sobre el suelo no quedó ni una
gota.
11 de Marzo. Hubo demasiado ruido en mi habitación, como si hombres con grandes botas
estuviesen corriendo por todos lados.
13 de Marzo. Sucedió algo bien extraño. Me encontraba guardando las copas y frente a
mí, en el piso, había un papel viejo. Repentinamente comenzó a volar, no obstante, no
había ni un soplo de aire en la habitación. Traté de tomarlo y, he aquí, que mi mano se topó
con otra mano. Fue una cosa terrible!. Del espanto me salí inmediatamente. Tener que
soportar algo que no se ve, es realmente difícil. Pero acaso no estoy siempre rodeada de lo
sobrenatural?. No puedo decir cuánto me agobia todo esto, no sé si me podré habituar.
16 de Marzo. En D... vi una señora del todo desconocida; por el vestido que llevaba diría
que es más o menos del año 1850.
Aparece el Padre Natterer
18 de Marzo. Escuché terribles sollozos. Por largo rato no pude ver nada; después, de una
espesa niebla salió la figura del Padre Natterer. No sabía que había muerto. Se encontraba
en aterradoras condiciones; de todos modos, no tengo dudas: era él. Su rostro es
inolvidable, siempre fue tan malgeniado. Sería algo tremendo si continuase viniendo. Está
envuelto en aquella masa pegajosa que ya en visto en otras apariciones. Sin embargo, aquel
pobrecito me causa pena. Debo admitir que tuve tal miedo que casi lloro. Pronto ya no
seré capaz de aguantar más. No quiero ni pensar si esto sigue así. Heme aquí, soy una
criatura tan egoísta!.
Ah, Señor Párroco, qué me sucede?, lo sobrenatural oprime mi pobre mente, cansada y
débil. No puedo hablar de estas cosas, pues siento miedo de decir alguna palabra
inoportuna o inadecuada que, a la final, tal vez, sea contraria a la verdad; igualmente tengo
que decirlo. Por mí misma no sería capaz de librarme de aquello [(aquella sensación)].
Me siento como arrancada del mundo y no soy capaz de resistirme. Primero siento un gran
dolor de mis pecados. Cuando esto me llega entonces pienso: Va a empezar nuevamente
(Puesto que en mi estado natural estoy siempre muy despreocupada). Después me
encuentro rodeada de luz, escucho como un sonido lejano y algo me lleva consigo. No veo
nada más que luz, sin embargo en aquella sensación sé que hay alguien que me atrae hacia
sí y me transforma. No es un Ver, sino más bien como un Pensar; algo que nunca habría
imaginado. Debo adorar y amar, y sin embargo no hay palabras. Es como ascender a lo
divino. Yo La ruego [(La Cruz, el sacrificio)], yo!. No quiero esto, pero me atrapa y me
arrastra hacia un gozo inimagible. No podrá ser quizás una fantasía?. Aquello me saca de
mí misma de tal manera que siento miedo.
Debo confesar también que me he eclipsado, no he vuelto a meditar, sólo me he limitado a
mis oraciones obligatorias. En pocas palabras: He pensado menos en el buen Dios. Y
ahora todo ha empeorado. "Empeorado" dice el “hombre carnal”, en mí; pero el alma dice:
"Embellecido". Mas como haré para ocultar esto, si continúa así?. Normalmente no me
sentía para nada atraída. Cuán miserable me siento y toda destrozada por el respeto
humano. Ahora que se lo he podido decir, es nuevamente más fácil para mí; el buen Dios
me ha tenido tanta paciencia!.
15 de Abril. Hace mucho que no he escrito ni un renglón, pues quería probar qué pasaría si
pienso menos en todo esto, pero fue lo mismo. El Párroco Natterer vino 14 veces en todo
este tiempo. Lo único que dice: "¡Te ruego una S. Misa!". En él predominaba una
inquietud tal, como no he visto en ninguna otra aparición!. No se quedaba quieto ni por un
instante. Aquella cosa pegajosa empezó a caersele a pedazos desde la novena aparición:
muy extraño, especialmente el rostro. Lo rociaba a menudo con agua bendita, después me
miraba con tanta gratitud, que para mí era la más grande alegría de Pascua. No debería
estar lamentándome a cada instante pues recobro ánimos al experimentar esas alegrías,
imposibles de describir.
Juan
24 de Abril. Desde hace tres noches a venido una bestia, algo para nada agradable;
semejante a un pequeño búfalo o toro, totalmente negro. Estaba muy espantada. Saltó
sobre mi cama. Cuando lo rocié con agua bendita se desapareció
25 de Abril. La bestia vino tres veces durante la noche; en él no se alcanza a ver nada de
humano.
26 de Abril. Vino en el día. Tiene el rostro humano, pero demasiado negro, produce terror.
Incluso podría ser el demonio, pero no quiero dar lugar a estos pensamientos!.
27 de Abril. Lo encontré en mi habitación cuando ya iba a dormir. Mientras recitaba
Vísperas, aquello comenzó a correr y saltar por todo el lugar; me golpeaba de un modo tal,
que entonces decidí no acostarme y me salí al pasillo. Permaneció en mi habitación.
Después de un rato volví a entrar, pero no vi nada. Mas apenas entré, se lanzó sobre mí y
me tumbó al suelo. Sentía morirme del miedo: su cara estaba justo frente a la mía. Yo:
"¡Vete, quiero ayudarte, pero no me toques más!". Entonces comenzó a gritar y se tiró
hacia atrás. Yo: "Dime, ¿Eres un alma?". Él: "¡Soy Juan!". Yo: "¿Por qué estás como una
bestia?". Él: "¡Mi pasión!". Mientras tanto gritaba. Yo: "¿Qué debo hacer por ti?". Él:
"¡Todo lo que puedas! ¡Sufro mucho!". Luego empezó a saltar como un loco, o más bien
como una bestia enfurecida.
12 de Mayo. Juan viene mucho más de lo necesario, siempre a cuatro patas, como una
bestia furibunda. La cara se le ha vuelto un poco más humana. Su piel estaba húmeda,
como si hubiese salido del agua.
17 de Mayo. Sufrí terriblemente. El tremendo miedo y la angustia me debilitan demasiado.
22 de Mayo. La indeseada visita vino todas las noches; ahora sí puedo reconocer bien su
cara: es el Doctor Juan, que parecía un muy buen hombre.
25 de Mayo. Se ha vuelto más espantoso y por lo mismo siento ahora más miedo. Me
gritó: “¿Por qué no me das nada?". Yo: "¡Te doy cuanto puedo!". Al instante se arrojó
sobre mi cama hecho una furia. No supe qué sucedió después. Cuando recuperé los
sentidos estaba acurrucado en un rincón. Me levanté y me puse a rezar junto a él. De un
momento a otro desapareció.
27 de Mayo. Vino de día. Le pregunté: "¿Por qué no puedes encontrar la paz?". Él: "¡Los
pecados ocultos!". No pude entender lo demás. Yo: "¿Y entonces qué puedo hacer para
ayudarte?". Él: "¡Flagélate!". Yo: "¡Me pides mucho, siendo que el sólo verte es ya un
gran tormento!". Él: "¡Si te flagelaras por mí, tú y yo tendríamos paz!".
30 de Mayo. Vino caminando sobre sus dos pies, pero aún tiene esa piel. Parecía buscar
algo por la habitación, finalmente se sentó en el suelo y se quedó mirándome. No fue algo
fácil, de todos modos pude darme cuenta de que sus ojos ya habían perdido aquella
malvada expresión. Yo: "¿Te he ayudado más?". Él: "Sí". Yo: "¿Por qué no viniste a mí
antes?". Él: "Aún no me era permitido". Yo: "¿Por qué vienes a mí, a pesar de haber más
personas que pueden ayudarte?". Él: "Tú estás más cerca". Yo: "¿Y cómo te soy más
cercana?". Él: "Tu alma". Yo: "¿Pero cómo?". Él: "¡Tú vives como si no vivieses!".
Luego desapareció. Me habría gustado preguntarle otras cosas.
4 de Junio. Vino todos los días, callado. Ya no tiene la piel de animal, aunque todavía
tiene algo de gris.
Dos días de perfecto reposo que me han hecho mucho bien. Debo anotar nuevamente que
me resulta molesto tener que incluir en estos apuntes aquello que se refiere a mí misma,
pero también hace parte de todo esto.
8 de Junio. Juan acaba de llegar con apariencia completamente humana. Le dije: "Ahora
verdaderamente te ves como antes, pero dime, ¿Por qué tuviste que aparecer en forma de
animal?". Él: "Era la figura adecuada con mi forma de vida". Yo: "¡Si tú llevaste una vida
normal y no diste escándalo!". Él: "¡La Justicia de Dios ve todo totalmente distinto a como
lo ven los hombres; mi alma tuvo hambre [(Deseo de Dios)], lo busqué, pero no lo hallé!".
Yo: "¿Cómo te pudiste salvar?". Él: "¡A última hora he creído!". Yo: "Dime alguna cosa
de la otra vida". Él: "Es la claridad y el reconocimiento, ¡Quien siembra, puede recoger!".
Yo: "¿Qué es lo que más te atormenta?". Él: "¡El deseo!". Yo: "¿El deseo de Dios?". Él:
"¡Sí!". Yo: "¿Aún estás totalmente separado de Dios?". Él: "Yo me encuentro en el lugar
intermedio". Yo: "¿En el purgatorio?". Él: "¡No!". Dijo algo más que me fue imposible
entender. Tal vez sonaba como "Arriba", pero no estoy segura.
10 de Junio. Yo: "Dime exactamente en dónde estás". Él: "¡En el espacio intermedio!".
Yo: "¿Qué quieres decir?". Él: "¡Entre la oscuridad y el esplendor!". Yo: "¿Entonces
pronto estarás libre?". Él: "¡Sí!". Yo: "¿Durante todo este tiempo nadie ha rezado por ti?".
Él: "Sí, el torrente del sacrificio continúa fluyendo. Salvación para los que han creído".
Yo: "¿Te refieres a la S. Misa?". Él: "Sí".
12 de Junio. Vino totalmente resplandeciente y dichoso. Yo: "¡Hoy estás hecho todo una
maravilla!". Él: "¡Te debo mucho!". Yo: "¿Puedes decirme por qué al principio viniste tan
repugnante?, ¿Sabías que tenías la apariencia de un búfalo?". Él: "Sí". Yo: "¿Y eso hacía
parte del castigo?". Él: "El pecado". Yo: "¿Puedo hacer algo para que las almas no
vuelvan más a mí?". Él: "¡No se puede detener un torrente!". Yo: "Al menos dame una
señal de que realmenente tú sí has venido a mí, ¡Para que por fin los demás crean!". Se me
acercó y me susurró al oído: "Un sacrificio más para nosotros". Y desapareció, creo que
para siempre.
El pobre Martino
4 de Julio. El Doctor Juan no volvió. Ahora en cambio, vienen dos figuras con indecible
estruendo. No se pueden reconocer.
7 de Julio. Me encontré con un hombre en la escalera. Creyendo que era un mendigo le
dije: "Espera, voy de inmediato a buscar algo". Entonces pasó por mi lado todo oscuro y se
disolvió como humo. Se veía tan normal que ni por un instante pensé que fuese un
espectro. En D... vi siete veces a aquella señora, se llama Isabella, no pude preguntarle
nada más porque no estaba sola.
9 de Julio. Me desperté por un gran estruendo, mi habitación parecía estar en llamas. No
pude ver nada, sólo escuché como un murmullo, como si alguien llamara desde lejos.
Tener que solamente escuchar es mucho peor que tener que ver, pues llega una terrible
angustia por no saber qué irá a suceder. Debo confesar que mis nervios han estado tan
tensos que ya casi no puedo dormir.
11 de Julio. Aquel hombre de la escalera vino a mí en el Oratorio, abrió la puerta de una
forma totalmente normal. Sentí mucho miedo, pero permanecí arrodillada, inmóvil. Se
estuvo un momento de pie junto a mí y luego se arrodilló. No pude aguantar más y me salí;
me siguió. Le pregunté: "¿Qué quieres de mí?". Él: "¡Amor!". Yo: "Te lo daré si me dices
quién eres". Él: "¡Tú me ayudaste cuando estaba vivo! ¡Mírame!". Yo: "No te conozco,
sólo la chaqueta, ¿Te la di yo?". Él: "Sí". Yo: "¿Viviste aquí?". Él: "No". Yo: "¿Y
entonces por qué vienes aquí?". Él: "¡Porque tú tienes que ayudarme!". Yo: "¿Por qué
TENGO?, ¡Nadie me puede obligar!". Él: "¡El Amor!". Yo: "Sí, pero entonces dime tu
nombre". Él: "¡El pobre Martino!". Y desapareció. No tengo ni la más mínima idea de
quién pueda ser. Un hombre con aspecto muy humilde, más bien mayor y con una gran
barba, por lo demás parece un mendigo. Se hacía notar por medio de la chaqueta. Cómo
puede ser posible, aún recuerdo muy bien que estaba bordando y leyendo Sven Hedin.
Fui a Mónaco por quince días, pero fue insoportable!. Al principio sólo ruido; luego de
cinco días apareció la figura de un hombre espantoso que permanece por horas frente a mí;
no lo conozco, me hacía gestos suplicantes. Recé por mucho tiempo, pero no tomó parte en
la oración; sólo una vez puso su mano sobre mi cabeza. Oh! Esa mano!. Fue una cosa
espantosa. A la pregunta "¿Quién eres?", respondió: "Anima (Un alma)". No pude hacerlo
hablar más.
También vi una mujer en una tienda, junto al vendedor. Al preguntarle algo [a ella], el
hombre me miró totalmente sorprendido; después desapareció.
Cuando fui con mi hermana a la Clínica me encontré con dos mujeres en el pasillo. Tenían
una expresión de tanta tristeza que tuve que preguntarles cómo se encontraban, tanto me
conmovieron. En la cara de una Hermana de la Misericordia pude notar que me tiene por
loca, pues, de hecho, [para ella,] allí no había nadie más.
Apenas regresé a Waal vino el pobre Martino, en el jardín. Yo: "¿Te has dado cuenta que
rezo por ti?". Él: "Sí, pero dame aún más". Yo: "¡Te agradezco que no vengas de noche!".
Él: "¡Los otros no me lo permiten". Yo: "¿Cuáles otros?". Él: "Los que están cerca tuyo".
Yo: "¿Son muchos?, ¿Son ellos quienes provocan aquel terrible estruendo?". Él: "Sí". Yo:
"¿Por qué no puedo verlos todavía?". Él: "Aún no pueden". Yo: "¿Y cuándo podrán?". Él:
"[Cuando se encuentren] en un nivel superior". Yo: "¿Tú ya te encuentras allí?". Él: "Yo
me encuentro en el espacio intermedio". Yo: "¿Sólo pueden venir a mí aquellos del espacio
intermedio?". Él: "No todos encuentran el camino". Yo: "Pero dime, ¿Qué cosa es ese
camino que los conduce hacia mí?". Él: "Fatigoso, pero tú nos atraes". Yo: "¿Dónde estás
sepultado?". Él: "Erlangen". Luego desapareció. Cuando dejo de mirar aquellas figuras,
se irritan más, creo. Con frecuencia, por la noche el ruido es insoportable, y después de eso
también tengo que verlos!.
En U... vi dieciséis veces a Isabella. Yo: "¿De dónde vienes?". Ella: "¡Del tormento!".
Yo: "¿Eres parienta mía?". Ella: "¡No!". Yo: "¿Cuándo moriste?". Ella: "1846". Yo: "¿En
dónde estás sepultada?". Ella: "En París". Yo: "¿Por qué no encuentras paz?". Ella:
"¡Nunca pensé en mi alma!". Yo: "¿Cómo te puedo ayudar?". Ella: "¡Una Santa Misa!".
Yo: "¿No tienes más parientes?". Ella: "¡Ellos han perdido la fe!". Yo: "¿Has estado todo
este tiempo aquí en el Castillo?". Ella: "No". Yo: "¿Y por qué ahora?". Ella: "¡Porque tú
estás aquí!". Yo: "Pero, ¿Mientras viviste pasaste mucho tiempo aquí?". Ella: "¡Sí, fui la
amiga de muchos!". Es impecable, tiene una apariencia totalmente normal. Ahora hay otra
cosa que me inquieta bastante: mi habitación aparece repleta de llamas, incluso de día.
11 de Agosto. El pobre Martino volvió mientras me encontraba en el jardín. Yo: "¿Qué
quieres ahora?, hago lo que puedo por ti". Él: "¡Podrías hacer mucho más, pero piensas
demasiado en ti misma!". Yo: "Tú no me dices nada nuevo, por desgracia. Dime alguna
otra cosa, si ves algo malo en mí". Él: "¡Rezas muy poco y pierdes energía yendo de un
lado para otro con la gente!". Yo: "Lo sé, pero no puedo vivir sólo para ustedes. ¿Qué más
ves en mí? Tal vez algún pecado por el cuál tú estés sufriendo?". Él: "No, de lo contrario
no me podrías ver ni ayudar". Yo: "Dime alguna otra cosa". Él: "¡Recuerda que soy sólo
un alma!". Me miró con tanta dulzura que me sentí llena de alegría. Aún quería saber más
de él. Si pudiese dedicarme del todo a las pobres almas, sería algo muy hermoso, pero... los
hombres!.
"¡Soy la culpa no expiada!"
14 de Agosto. Me encontré en el día con Isabel, ahora aquí. Yo: "¿Por qué no te quedas en
U...?". Ella: "Permanezco siempre contigo". Yo: "¿Por mucho tiempo todavía?". Ella:
"Depende de tu Misericordia". Yo: "Tú debes entender que debo ayudar también a otros y
no dar sólo a ti, no puedo hacer eso". Ella: "¡Recurre a tu Amor y podrás ayudar!". Yo:
"¿Es permisión de Dios que ustedes vengan a mí?". Ella: "Sí". Estoy realmente contenta
de que el buen Dios haya pensado en mí.
23 de Agosto. Sólo una de las sombras ha tomado forma, es un anciano. Su continuo
movimiento e intranquilidad se asemeja a la sombra de un árbol movido por el viento en un
día soleado sobre un suelo pedregoso.
25 de Agosto. El hombre llegó furioso, pero durante la oración se tranquilizó.
27 de Agosto. Habló. Me gritó: "¡Ayúdame!". Yo: "Con gusto, pero dime quién eres". Él:
"¡Soy la culpa no expiada!". Yo: "¿Qué cosa debes expiar?". Él: "¡Fui un calumniador!".
Yo: "¿Puedo hacer alguna cosa por ti?". Él: "¡Mi palabra está en el escrito y allí continúa
existiendo, de esa forma la mentira nunca muere!". Yo: "¿Y entonces cómo podré
ayudarte?". Al instante se me acercó y presionó su horrible cabeza contra mi cara. Fue
muy duro, aunque no perdí el conocimiento. Sin embargo sentí verdadero escalofrío.
28 de Agosto. Yo: "¿Estás mejor?, ¿Te diste cuenta de que ofrecí la Santa Comunión por
ti?". Él: "Sí, así expías mis pecados de lengua". Yo: "¿Puedes decirme quién eres?". Él:
"¡Mi nombre no debe volver a ser pronunciado!". Yo: "¿Dónde estás sepultado?". Él: "En
Lipsia". Yo: "No alcanzo a entender cómo pudiste encontrarme". Él: "El camino que
debemos seguir". Yo: "¿Habrán todavía muchos en este camino?". Él: "Siete". Yo:
"¿Podrías darme razón de otras almas?". Él: "No". Yo: "¿Quiénes están aún en la
habitación?, veo todavía dos sombras". Él: "Estamos aislados". Yo: "¿Quiéres decir que
no ves a los demás?". Él: "Sí". Permaneció toda la noche sin dejar de moverse de un lado
para otro.
29 de Agosto. Lo vi durante todo el día, es una completa persecución. Yo: "¿Por qué estás
siempre conmigo?, te ruego que no estés cuando me encuentre con otras personas, del resto
no diré nada". Entonces me dio un empujón que casi me caigo por las escaleras. Yo: "¡No
puedes abusar de mi ayuda!". Él: "¿Dónde están tus sacrificios?". Yo: "Perdóname por
haber vuelto a pensar en mí misma".
No me dejó sino hasta las siete de la noche. Fue un día muy pesado. Me refugié en la
Iglesia, allí permaneció frente a mí, al menos se quedó quieto. Yo: "¿Ves a Jesús en el
Sacramento o como realmente es?". Él: "El Sacramento es para ustedes que viven todavía,
¡Sin embargo sólo podré verlo cuando esté totalmente limpio!"
30 de Agosto. El anciano me atormenta de forma tremenda, me da empujones y me golpea.
Le dije: "¿Por qué haces eso?". Me gritó: "¡Tú me has olvidado!". Yo: "Entonces dime de
una buena vez todo lo que quieres". Él: "¡Tú rezas muy poco y tienes que dar más!". Yo:
"No puedo hacer más por ti". Él: "¡Tú debes!". Yo: "Es verdad que rezo bien poco, pero a
menudo me siento tan cansada que no puedo más. Déjame en paz, que empezaré a rogar de
más por ti". Entonces se puso como un hombre enojado, me empujó y desapareció. Volvió
a las cinco y me gritó: "¡Levántate!". Permaneció conmigo hasta que me fui a la Iglesia.
Cuando regresé lo encontré todavía en la habitación. Yo: "¡Hazme el favor de irte!".
Entonces se arrojó sobre mí, no podría describir aquel horror. Es mucho más de cuanto
puedo soportar!. Sin embargo no quiero volver a lamentarme, pero siento tanto miedo!.
3 de Septiembre. En estos días sucedieron peores cosas que el resto del tiempo. Fue una
lucha contra un demente. ¡Parece superado!. Hoy se veía tan tranquilo y contento.
Permaneció en silencio.
4 de Septiembre. Vino sonriendo. Yo: "Hoy me gustas". Él: "Voy al esplendor". Yo:
"¡No te olvides de mí!". Él: "Los vivos piensan y olvidan, los muerto no pueden olvidar lo
que les dio el amor". Y desapareció. Al final tuve ese consuelo. "¿Quién fue?". Pregunté
a muchos pero no he recibido respuesta. Mis familiares se ríen de mí, pues me escuchan
hablando [sola] con las almas. Yo les respondo que es señal de que ya estoy envejeciendo.
"Un Dominico"
5 de Septiembre. También las demás sombras se van transformando. Vino un Dominico
que tenía el rostro aún irreconocible, una masa oscura. Es muy tranquilo, pero murmura
algunas palabras que no comprendo, parece latín.
6 de Septiembre. Estuvo toda la noche conmigo. Tenía tanto sueño que continué
durmiendo y perdí la S. Comunion. Así siempre preocupada en el cuidado del cuerpo,
inmortificada y espiritualmente perezosa!.
10 de Septiembre. Nada especial. El Dominico no produce miedo, sólo que permanece
mucho tiempo.
En el camino que lleva hacia el molino encontré una mujer que no tenía en sí nada de
particular. Cuando pasó cerca a mí, escuché un grito: "¡Misericordia!". De inmediato di la
vuelta y sólo hasta entonces me di cuenta que se trataba de un alma del Purgatorio.
Efectivamente, sus ojos eran del todo distintos. Como habían obreros por ahí, fingí haber
perdido algo y le pregunté en voz baja: "¿Qué puedo hacer por ti?". Ella: "Rezar". Yo:
"¿Eres Teresa B?". Ella: "Sí". Yo: "Pero si tú llevaste una vida tan honrada". Ella: "Pura
apariencia: sólo fui sincera estando a punto de morir". Yo: "¿Debo decírselo a tu hija?".
Ella: "No, tú me puedes ayudar". Yo: "Pero debo ayudar a tantos con mis pobres oraciones,
y así tu no recibirás sino muy poco". Ella: "¡Cuando es el Amor quien da, las cosas
pequeñas se hacen grandes!". Y desapareció.
13 de Septiembre. El Dominico es un Sacerdote que conocí muy bien. Es francés.
Permaneció bastante tiempo conmigo. Cuando comencé a orar, él me hizo guiños.
17 de Septiembre. Al caer la tarde me sentía muy triste por algo... y lloré. He aquí una
mano posarse sobre mi cabeza. Alcé los ojos y allí estaba el Dominico. Él dijo: "¿Por qué
lloras?". Yo: "Porque no estoy contenta de mí". Él: "¿Por qué no me cuentas todo?". Yo:
"¿Puedes ayudarme?". Él: "¡Me gustaría!". Yo: "Estoy tan preocupada por mi alma, no es
suficiente la buena voluntad, no sé que más hacer". Él: "Si no pecas, no podrás perderte".
Yo: "Pero si por desgracia pecase, ¿no podrías volver a ver mi alma?". Él: "No, pero el
camino para venir a ti es claro, o de lo contrario no podríamos venir. ¡Ten confianza y sé
humilde!". Yo: "¿Y cómo puedo ayudarte?". Él: "Con la mortificación". Se quedó un
momento. Es la primera aparición que comienza a hablar sin ser interrogada.
Los momentos inmediatamente después de la muerte!
27 de Septiembre. Permaneció largo rato conmigo. Le dije: "Por favor, dime si
inmediatamente después de la muerte vemos a Dios". Él: "Sí, un estremecimiento del alma
en la adoración y luego un precipitarse en la Purificación". Yo: "¿No puedes decirme algo
más?". Él: "No. ¡Cuanto más ames a Dios, mayor será la Felicidad, piensa en esto!". Yo:
"¿Te falta aún mucho para que estés completamente puro?". Él: "No".
29 de Septiembre. Vi tres veces a una anciana ante el altar de la Virgen, pero no la
conozco.
El Dominico estuvo aquí bastante tiempo. Yo: "Pero dime, ¿De qué manera puede uno
salvar su alma?". Él: "Con una Fe firme y Humildad". Yo: "¿Puedo hacer alguna cosa para
que las Pobres Almas no vengan más?". Él: "No". Yo: "¿Pero, y si yo no rezara más por
ustedes?". Él: "Te obligarían a ayudarlas". Yo: "Yo puedo llamar algún alma de la cual
quisiese saber alguna cosa?". Él: "Tú no tienes poder alguno sobre ellas*".
*Los espiritistas creen que sí podemos invocar a los muertos. Ahora bien, si eso no le fue
posible a esta santa mujer, que tenía la oportunidad de ver a los muertos ¿Qué podrán
hacer aquellos curiosos espiritistas?. O preguntémonos de forma más realista: ¿Quién
es el que se aparece en las sesiones de espiritismo?.
1 de Octubre. Vino algo aún más horrible, parece una bestia. Yo sé que también esto
pasará, pero siento un miedo indescriptible.
3 de Octubre. Luego de aquel horror vino el Dominico. Yo: "Estoy contenta de que hayas
venido, siento tanto miedo, ¿Sabes quién era?". Él: "No, nosotros seguimos cada uno
nuestro camino". Yo: "Parecía un animal, ¿Por qué un animal?". Él: "Tú ves el pecado,
olvídate de ti misma y socórrelo!". Yo: ¿Qué cosa le ayudará más rápido?". Él: "El
ofrecimiento de tu voluntad". Yo: "¿Por qué no la Santa Misa?". Él: "Porque no creyó en
ella". Yo: "Pero a los demás le sirvió de inmediato". Él: "Tú no puedes entender qué cosa
es la Justicia de Dios". No he sentido miedo alguno en las veces que el Dominico ha
venido, al contrario, me pongo feliz.
7 de Octubre. Aquella cosa se ha quedado conmigo todas estas noches. Es un gran simio,
como en la ocasión pasada. Por qué siempre este tremendo miedo?. Nunca podré ser capaz
de habituarme a estas clase de cosas?.
9 de Octubre. Desafortunadamente el Dominico no vino y, en cambio, vino aquel otro.
10 de Octubre. Una noche espantosa. Pero quizás esto sea para mortificación de la
voluntad. Por eso sólo quiero describir los hechos y no volverme a lamentar. El simio es
alto como la puerta, y salta por todos lados como un loco. Parece que aún no quiere
escuchar la oración. Entra por la ventana, cosa que me es particularmente pesada y
espantosa. Me golpea y me olfatea como una bestia salvaje. Intentó estrangularme, pero
rápidamente puse en mi cuello la Cruz de los agonizantes y me dejó.
14 de Octubre. El simio vino todos los días, aún más por las noches. Algo extraño: Su
pelo está húmedo, como si hubiese estado bajo la lluvia. Me estrujó con sus grandes brazos
como una morsa. Sin embargo me alegro de que sea un mono y no una serpiente.
17 de Octubre. Él es tan insoportable, sus ojos son de fuego, se queda mirándome
fijamente. Debo decir que me he vuelto más valiente. Hace un año no habría sido capaz de
aguantarme algo semejante, y hasta perdía el conocimiento. Me sentía ya tan agotada, vino
el Dominico y el monstruo se fue. Yo: "¿Por qué no viniste antes?". Él: "Tú estuviste
invadida". Yo: "¿De qué?". Él: "De la tortura de aquel pobrecillo". Yo: "Sí, ayúdame a
socorrerlo". Él: "Yo aún no estoy libre". Yo: "Entonces dime, ¿Qué debo hacer por él?".
Él: "Muéstrale tu Amor". Yo: "Pero soy incapaz de sentir el más mínimo amor por él, a lo
máximo compasión". Él: "Haz aquello que realmente te parezca más duro". Yo: "¿Quieres
decir: flajelarme?". Él: "Sí".
18 de Octubre. El Dominico vino de mañana. Yo: "Me habías dicho que aún no estabas
libre, ¿Puedo liberarte?, ¿Y de qué manera?". Él: "¡Dame siete Santas Comuniones!". Yo:
"¿Y por qué no me lo dijiste antes?". Él: "Porque ya lo habías dado a los demás". Yo:
"¿Cómo hiciste para saberlo?". Él: "Vi cómo se alejaban de ti con las manos llenas?". Yo:
"Otra alma me había dicho que no podía ver a las demás almas que venían a mí, ¿Entonces
cómo es que tú sí?". Él: "Somos distintas".
El simio estuvo toda la noche conmigo, muy intranquilo; la mayor parte del tiempo
permaneció sentado en un rincón. Después se arrojó como un perro furioso sobre mí. Le
grité: "¡No puedes hacerme eso!". Entonces cayó al suelo, saltó por el aire y de nuevo
sobre mí. Le di una bofetada, ¡Dios mío!, nunca más lo volveré a hacer!. Gritó de dolor y
las lágrimas salían de sus ojos salvajes. Se acurrucó en un rincón. ¡Cuánta pena me causó!.
Me arrepentí tanto de haber sido tan malvada con él. Hice cuanto pude y le dije que podía
hacer aquello que más le aprovechara. Y había escrito que ahora era más valiente. Si
hubiese escrito que ahora tenía menos corazón, habría sido más sincera.
19 de Octubre. Mientras jugaba con Wolfram vino el Dominico. Yo: "¡No espantes al
niño!". Él: "Su inocencia me atrae". En efecto, el niño estaba totalmente alegre; miró al
Sacerdote con mucho gusto. La escena fue increíble, y muy linda y real. Yo: "¡Por favor
vete, vienen los demás!". Él: "Ellos están vivos". Yo: "¡Igual yo!". Él: "Tú nos
perteneces". Se inclinó sobre el niño y desapareció. Por qué pertenezco a ellos?. Me
siento nuevamente asustada.
Sabes cuándo moriré?
20 de Octubre. El simio estuvo aquí casi toda la noche. Su rostro empieza a volverse un
poco más humano, pero no menos repugnante. Recé mucho con él, desea tanto el agua
bendita. También lo vi en el prado y en el jardín. Volví a ver las tres mujeres en la Iglesia,
llevan trajes campesinos antiguos.
24 de Octubre. Vino al querido Dominico. Yo: "¿Puedes decirme por qué a veces algunos
de ustedes sólo me atormentan?". Él: "Aquellos son los del nivel más profundo. El pecado
aún está unido a ellos. ¡Están salvados, mas no purificados!". Yo: "¿Tú nunca estuviste en
ese nivel?". Él: "¡No, la gracia de Dios me preservó de caer en los pecados que precipitan
a las almas a aquellas profundidades!". Yo: "¿Cuándo moriste?". No sabía que habías
muerto". Él: "Hace cuatro meses". Yo: "Dime, ¿Por qué, si el alma se libera de su cuerpo,
cómo es que yo puedo ver vuestros cuerpos?". Él: "Por permisión de Dios, o de lo
contrario ¿cómo podrías vernos?". Yo: "¿Pero cómo es posible que yo sienta, aún en la
oscuridad, cuando ustedes están cerca?". Él: "Estamos unidos a ti".
24, 25 y 26 de Octubre. Noches terribles con el simio, casi sin descanso. Creo que aún
necesita mucho; no veo ningún cambio. Puede ser también que se deba a mi oración tan
pobre.
El Dominico estuvo aquí un momento. Yo: "Me ves triste, ya casi no puedo más". Él:
"¿No quisiste sacrificarte?". Yo: "Sí, es cierto, pero mi voluntad es tan débil". Él: "Cuanto
más débil eres, mayor será la ayuda". Después dijo otra cosa que no entendí y desapareció.
28 de Octubre. Nada nuevo, el simio ha continuado atormentándome como siempre.
30 y 31 de Octubre y 1 de Noviembre. No pasó nada. Me conmovieron tanto, pues estuve
muy enferma y me dejaron descansar.
2 de Noviembre. Conmemoración de los fieles difuntos, vino el Dominico. Yo: "Hoy es
para ustedes un buen día". Él: "La Sangre de Cristo fluye a torrentes". Yo: "¿Te refieres a
las muchas S. Misas?". Él: "Sí, esta sangre nos conduce a la Vida". Yo: "¿Aún hoy debes
quedarte?". Él: "Sí, pero ahora estoy más cerca". Yo: "¿No volverás a mí con la misma
frecuencia?". Él: "No". Yo: "¿Puedes decirme qué otra cosa puede volver más perfecta mi
alma?". Él: "Aquello que te dije cuando vivía: Los Sacramentos. Cada día debes hacerte
más pura!. Yo: "Nosotros fallamos tanto. ¡Ruega por mí! ¿Sabes cuándo moriré?". Él: "3
x 9*". Yo: "¡No entiendo!". No es necesario que lo entiendas.
*Eugenia von der Leyen murió 9 de enero 1929 a las cuatro de la mañana, en esta fecha
se produce tres veces el nueve!.
Vino el simio y mi querido amigo ya se había ido!. Recité el "Dies irae" delante de él,
entonces se puso junto a mí y me miró de una forma tan suplicante que me partió el
corazón!. Me sentí movida a acariciarlo!. Era pegajoso al tacto. Yo: "¿Todavía no puedes
hablar?". Sólo un sollozo y después se arrojó sobre mí. Yo: "¡Te ordeno ponerte de pie y
decirme quién eres!". Él: "¡El Impuro!". Yo: "Quiero ayudarte, dime qué necesitas". Él:
"¡Que tú te sacrifiques!". Yo: "¿Te has dado cuenta de cuántas oraciones han sido ofrecidas
hoy?". Él: "¡Sí, fue eso lo que me dio la palabra!". Yo: "¿Por qué te encuentras en
semejante estado?". Él: "¡No hay pecado que no haya cometido!". Yo: "¡Sin embargo
tuviste fe!". Él: "¡Hasta la última hora desprecié al Altísimo!". Yo: "¿Y después?". Él:
"Vino el reconocimiento, así me salvé del Infierno". Yo: "¿Quieres Santas Misas?". Él:
"Ninguna participación en aquello en lo cual no he creído". Yo: "¿Es un castigo?". Él:
"¡Uno de tantos!". Después salió por la ventana. Tengo tantos deseos de ayudarlo de
inmediato!. De hecho, él es la pura imagen del dolor. Ahora siento más asco que miedo.
3 de Noviembre. El simio me persiguió casi todo el día!. Tuve que mostrar mi papel de
alma viviendo entre dos mundos. Fatigada por dentro, riendo y bromeando por fuera. Esto
agota bastante y me consume muchas energías!. Pero ya en el último instante, en que no
podía más, vino (las Luces y aquel sentimiento de Felicidad, del cual no quiero volver a
escribir, pues siento miedo de ser exaltada). Aquello volvió de noche. Y así lo mismo los
días 4, 5 y 6.
7 de Noviembre. El simio estuvo peor que nunca; casi no podía orar. Yo: "¿Qué te sucedió
para que tengas que mostrarte en un estado tan repugnante?". Él: "¡Tienes que conocer
toda mi vida!". Yo: "Olvídate de eso, te ayudaré lo mismo". Él: "¿Sabes quién soy?". Yo:
"Sí, una muy pobre alma". Él: "¿Qué ves en mí?". Yo: "Una miseria indecible y vicios.
No deseo escuchar lo que hiciste". Él: "¿Pero expiar por mí?". Yo: "Sí". Él: "¡Quiero
ayudarte a hacerlo!". Me dio una bofetada en la cara y desapareció. Bien, algo que no
comprendo: ¿Por qué mientras yo trato de ayudarle, me hace daño?. Debo preguntárselo.
8 de Noviembre. Estuvo aquí casi todo el día. Yo: "¿Por qué volviste a cachetearme?". Él:
"¡Porque quiero atormentarte!". Yo: "Pero si lo que yo quiero es ayudarte, eso es
menosprecio de tu parte". Él: "¡En mi estado sólo hay maldad!". Yo: "Pero si tú estás
salvado, ¿Cómo es posible que todavía seas malo?". Él: "¡Aún está unida a mí! ¿No lo
ves?". Yo: "¡No veo nada más que un espantoso animal!". Al instante se me acercó. ¡Dios
mío!. ¡Vi cosas simplemente indescriptibles!: Su cuerpo estaba totalmente agujereado, y en
cada hueco se movían miles y miles de gusanos. Todo en él estaba siendo demorado por
gusanos y más gusanos. En verdad creo que jamás en mi vida había visto algo tan
repugnante. Oh, Dios mío!, que jamás tenga que volver algo tan atroz!. Le dije: "Te lo
ruego, por favor vete, no soporto más. ¿Son los pecados que dejaste sin pagar?". Él:
"¡Dios es justo!. ¡Mis pecados claman al cielo!*".
*Los cuatro pecados que claman venganza al cielo son: 1° El homicidio premeditado,
voluntario; 2° La homosexualidad; 3° La opresión de viudas, huérfanos y pobres; 4° No
pagar, o demorar voluntariamente en pagar el salario debido a los trabajadores.
Yo: "¿Te refieres a los pecados que claman venganza al cielo?". Él: "¡Tú lo has dicho!".
Yo: "¡Qué pena!. Pero dime, ¿El arrepentimiento en la última hora te obtuvo la gracia de
salvarte?". Él: "¡El arrepentimiento y los Sacramentos!". Luego se me acercó todavía más
y puso su horrendo brazo sobre mí. Lo único que hice fue cerrar los ojos y esperar a que se
fuera lo más rápido posible. No he rezado ni he ofrecido nada, tan falta de amor para con
los más miserables!. Finalmente me dejó libre!. Yo: "¿Tenías que hacer eso?". Él: "Tú me
refrescas". Entonces le di una buena cantidad de agua bendita y se fue. Cuando una tortura
de estas termina, uno experimenta como una sensación de alivio y liberación. Esto me
anima a empezar nuevamente a trabajar por él. Tendré que sufrir mucho aún con este
simio!. Este pensamiento me abruma, siento un miedo espantoso; aquella cantidad de
gusanos son un verdadero horror para mí. Me digo a mí misma: Que sea como Dios quiera,
pero después pienso: Estas cosas deberían de parar ya.
10 al 26 de Noviembre. Muchos tormentos. No he podido saber más nada de él, de igual
manera no tiene importancia. Tampoco sirve de nada volver a recordar o describir todo lo
que ha sucedido en estos días, realmente prefiero no pensarlo!.
El simio es Egolfo von R...
27 de Noviembre. Aquella bestia se abalanzó sobre mí. No podía defenderme, tampoco
quiero volver a cachetear a ninguno. Sentía los gusanos en su pegajosa piel. Qué terrible!.
Finalmente me soltó. Yo: "¡Quiero que hables!, ¿Por qué volviste a hacer eso?". Entonces
me gritó: "¡Me quemo, recuerda lo del evangelio: "Crucior in hac flamina [(¡Estas llamas
me atormentan! Luc. XVI, 23-24)]!". Yo: "¿Cómo hago para ayudarte?". Él: "¡Agua
Bendita!". De inmediato le di agua bendita y lo mismo que sucedió la vez pasada: No cayó
ni una gota al suelo. Me miró agradecido y comenzó a llorar. Yo: "Pero dime de una
buena vez, ¿Quién eres?". Él: "Egolfo von R...". Yo: "Entonces viviste aquí". Él: "¡Viví y
pequé!". Yo: "¿A quién mataste?". Él: "A Susana!". Yo: "¿Aquí?". Él: "No". Yo: "¿Pero
llegaste incluso a pecar aquí?". Él: "¡Aquí cometí pecados muy abominables!". Yo: "¿El
arrepentimiento que sientes ahora te alivia el dolor?, ¿No te aprovecha en nada? ". Él:
"No". Yo: "¿No tienes a alguien, a parte de mí, que te ayude?". Él: "No". Yo: "¿Has
permanecido en esta casa, durante todo este tiempo, en este mismo estado?". Él: "No,
después de [haber estado en] las tinieblas". Yo: "¿A que te refieres con "las tinieblas"?".
Él: "¡El alejamiento de Dios!". Yo: "¿Entonces ahora estás más cerca?". Él: "Sí". Yo:
"Ahora dime, ¿Inmediatamente después de la muerte a dónde se llega?". Él: "¡Primero el
Juicio, luego el castigo!". Yo: "¿Entonces te encontraste con el buen Dios?". Él: "¡Lo
adoré, luego me precipité!". Yo: "¿Sabes de qué manera pueda salvarte?". Él: "Sí". Yo:
"¿Cómo?". Él: "¡Renuncia a toda alegría!*".
*El director espiritual de la Princesa escribe al respecto: "En cuanto a la "alegría", le
dice [el Padre] a la princesa, que los espíritus no tenían derecho a pedir una renuncia a
toda alegría. Lo hacen, no obstante [, y con razón], empujados por sus terribles
sufrimientos y miseria.
Yo: "¿De esa forma no vendrás más a mí como un simio?". Entonces me dio un manotazo
en la cabeza y desapareció!. Renunciar a toda alegría no es para nada fácil, simplemente
porque todo es alegría para mí. Entonces tendría que despojarme completamente de mí
misma.
28 de Noviembre. Me pareció que su mano estaba bañada en sangre. Yo: "¿Por qué
sangras?". Él: "¡Mi pecado!". Yo: "¿Nunca se supo que mataste a Susana?". Él: "¡No!
¡Tengo que decírtelo!". Yo: "¿Quién fue Susana?". Él: "¡Una niña inocente!". Yo: "No
deseo escuchar nada de tus otros pecados". Entonces comenzó a gritarme, me arañó el
brazo y dijo una palabra, que no sabía lo que significaba. Sólo entendí "Omitisch"
(Homosexualidad).
Fue una verdadera lucha para él decirme eso, pues después cayó al suelo y comenzó a
suspirar y a gemir. Le di agua bendita y se calmó un poco, sin embargo, se quedó toda la
noche conmigo. Puesto que el sueño es para mí una verdadera alegría, quizás el ha querido
obligarme a sacrificarlo, y así tuve que darle aquello que de otro modo no le habría dado
voluntariamente.
18 de Diciembre. No había vuelto a escribir nada, pues no fue posible ninguna
conversación. El simio se había convertido en un furiosa bestia, y si algo bueno hice por él,
fue más por temor que por amor. Experimenté cosas horribles, como por ejemplo, vació su
piel sacudiéndose y echando los gusanos sobre mi cama. Creí morir de espanto y enojo!.
Al irse, se fueron con él los gusanos; esto fue para mí un verdadero consuelo. Finalmente
hoy se presentó en forma humana; es un hombre más bien joven. No ha hablado.
¡Agradezco a Dios que haya llegado así de cambiado!.
23 de Diciembre. Permaneció aquí mucho tiempo. Ahora ya no produce espanto, sólo su
mirada, aún agria e intranquila. Yo: "Me gustaría saber: ¿Cómo es posible que ustedes se
presentan de tantas formas distintas?". Él: "Por permisión de Dios. Tú no puedes ver el
alma". Yo: "Si tú estuviste tanto tiempo a mi lado, ¿Por qué no vi antes?". Él: "Yo no era
capaz de hallar el camino, que es largo". Yo: "¿Cómo pudiste encontrarme?". Él: "Eres tú
quien nos encuentra". Yo: "¡No es cierto, pues soy infeliz cuando ustedes vienen!". Él:
"¡Tu alma no dice lo mismo!".
24 de Diciembre. Vino varias veces durante el día. Ha rezado con gusto, pero no ha dicho
nada.
25 de Diciembre. Estuvo aquí a la mitad de la noche. Yo: "¿Sabes que es Navidad?". Él:
"Puedo adorar". Yo: "¿No vuelves más?". Él: "No". Yo: "Ahora tengo que decirte que
mentí al decirte que soy infeliz cuando ustedes vienen a mí. Es más bien el terrible miedo
quien apaga mi amor, pues en verdad yo sí deseo ayudarlos". Él: "¡Para ti ya no existe el
querer, tú debes!". Me sonrió y desapareció. Apenas se acababa de ir, cuando vi delante de
mí a la vieja revendedora en condiciones realmente lamentables.
Gisela G...
17 de Enero (1926). Z... no volvió. Ahora viene una figura envuelta en niebla, muy
tranquila, no produce miedo. Incluso soy capaz de dormir estando ella aquí.
20 de Enero. Creo que la figura es una mujer, pero totalmente distinta a las que he visto
hasta ahora; una figura nebulosa que no toca el suelo. Su rostro es muy amable y bien
joven. Vuela por mi habitación con una gracia imposible de describir.
27 de Enero. Mi queridísima visita ha venido todas las noches. Me acompañó incluso en
D..., donde experimenté ante ella algo muy extraño y bien particular. De un momento a
otro se escuchó en mi habitación un estruendo, como si hubiesen vaciado por el suelo una
cesta de vidrios. Un crujido indescriptible y después mi habitación se llenó de llamas. Me
invadió un terrible miedo porque creí que en verdad mi habitación ardía por un incendio.
Salí al pasillo y todo estaba tranquilo. Volví a mi cuarto y estaba como si nada. Cuando
pregunté a mi querida figura qué había sucedido, señaló por la ventana hacia el jardín, pero
no vi nada.
1 de Febrero. Últimamente me parece que la aparición ha estado más cerca de mí. Me dijo
algo en voz baja pero no entendí nada.
3 de Febrero. He avanzado tanto, que me siento feliz de verla. Yo: "Pero dime al fin quién
eres". Ella: "Gisela". Yo: "Pero dime ¿Por qué tú eres así tan distinta de los demás?".
Ella: "Porque dentro de poco podré adorar". Yo: "¿Entonces por qué vienes todavía a
pedirme ayuda?". Ella: "Porque debo seguir la voz". Yo: "¿Qué voz?". Ella: "La voz de
quien reza por mí". Yo: "Pero yo no he rezado por ti, ni siquiera te conozco". Ella: "Dile
que estoy salvada, lo hice con la mano, no con la voluntad". Entonces me acordé de Gisela
G...*, quizás podría ser ella, por quien S. L., una monja, había rezado siempre. Yo: "¿Te
quitaste la vida?". Ella: "Sí, me encontraba trastornada".
*Gisela G... había muerto dos años antes; se decía que ella misma había terminado con
su vida. Tenía una monja amiga que rezó mucho por ella.
Yo: "¡Entonces ve hacia la voz!". Ella: "No la encuentro". Yo: "¿Qué debo decirle de ti?,
¿Rezas por ella?". Ella: "Ruego [por ella] y [le] agradezco".
6 de Febrero. Gisela regresó. Le pregunté: "¿Por qué sigues viniendo, siendo que estás tan
cerca de la liberación?". Ella: "Para animarte". Yo: "¡Te lo agradezco mucho! pero, ¿Me
puedes decir qué era aquel tremendo ruido y llamas?". Ella: "¡Prepárate y sé valiente!".
Yo: "¿Entonces aún ha de venir?". Ella: "Sí, está establecido". Yo: "¿No puedes rogar por
mí para que no venga?". Ella: "Tú hablas de manera humana". Yo: "¡Mírame, soy siempre
la misma!. ¿Puedes hacerme el favor de decir lo malo que aún hay en mí?". Ella: "Está
claro alrededor tuyo, no permitas jamás que se oscurezca". Yo: "¡No me digas cosas
bonitas, sino necesarias!". Ella: "¡Ofrece cada vez más el sacrificio de tu voluntad, de esa
manera te ayudarás a ti misma y a ellos!". Puso las manos sobre mi cabeza y desapareció.
Esta fue una aparición verdaderamente consoladora, sin duda que no vendrá más.
Una monja bajo la apariencia de serpiente
8 de Febrero. Ahora se presenta "Lo terrible" con violencia inconcebible.
Nunca había oído ni visto espectáculo semejante: Tempestad, gritos, muebles arrojados al
piso, justo aquellas cosas que uno no quisiera experimentar jamás. De todos modos quiero
ser valiente!. Aún no veo nada.
9 de Febrero. Hubo un huracán tal en mi habitación que parecía como si puertas y
ventanas fuesen a ser arrancadas. De nuevo una angustia terrible, un miedo que crece hasta
el extremo. Y cómo podría prestar ayuda a otros, siendo que yo misma tengo tanta
necesidad de ser socorrida?.
12 de Febrero. Fue algo tan amargo y duro, que del miedo me corrieron gotas de sudor
hasta el suelo. Me sentí tan sola en mi miseria como nunca. Una fuerza invisible parecía
descargar su furia a mi alrededor. Como vi que se iba acercando a mi cama, fui a
refugiarme a otra habitación. Se armó un tremendo huracán, abrí la ventana y afuera todo
estaba tranquilo.
13, 14 y 15 de Febrero. Siempre lo mismo: estruendo y espanto.
18 de Febrero. Fue tan tremendo que terminé enferma, entonces todo cesó. De todas
formas me puse a recitar el Salmo 90: "Qui habitat in adiutorio Altissimi, in protectione Dei
Cóeli commorabitur ("Quién se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la
protección del Dios del Cielo")". Este Salmo se adapta de manera particular a mí, porque
también me rodean el temor nocturno, ataques diabólicos, tribulaciones... de todo...! Y sin
la ayuda de Dios no podría resistir más.
19 de Febrero. En medio del fuego ha aparecido como una masa sin forma, toda oscura, de
la que proviene el tremendo alboroto. Las llamas no emiten calor. La anterior tempestad
ha terminado. He rociado tanta agua bendita.
Para ser sincera, de momento me encuentro en una muy mala situación espiritual, me he
vuelto tan miserable en el dar.
Debido a mi enfermedad y debilidad, mi alma pasa mucha hambre. Esto lo voy
comprendiendo cada vez más con mayor claridad. Cuando no puedo unirme
sacramentalmente a Jesús, pierdo más y más fuerzas.
21 de Febrero. Lo peor que podría sucederme. ¡Aquella masa oscura es una serpiente!. Al
verla me sentí paralizada de miedo. Es algo terrible para mí, que siento miedo hasta de un
lución [(pequeño lagarto sin patas traseras)]!. La bestia es muy larga, como de unos tres
metros, estoy tan asustada que me agobia la llegada de la noche. No soy capaz de hacer
ningún sacrificio, de ninguna manera. Las llamas han desaparecido. Hasta el momento ha
permanecido tranquila. Me han dado las "buenas noches", pero por el contrario, me dirijo
al encuentro de un gran tormento!... He aquí nuevamente lamentándome, debo decirme:
¡basta!, Dios no me mandará más de cuanto pueda soportar. He pensado que tal vez estas
anotaciones sean para mí como una medicina relajante, después las cosas se me hacen más
fáciles.*
*El Padre Sebastián, su confesor, le había exhortado a llevar un diario, para que no
comunicase a nadie de fuera, ni con los que vivía, de sus experiencias; su Director pensó
que sería muy provechoso para ella hacer estas anotaciones, que ahora hoy poseemos.
Goethe consideraba la escritura como una liberación.
23 de Febrero. La serpiente no vino sino hasta después de la una. Se hizo sentir con un
ruido sordo, como cuando un cuerpo cae desde bien alto. Permaneció largo rato extendida
frente a mí, sin embargo me equivoqué con su medida, pues mide sólo un poco más de dos
metros: tomé la medida por la pared junto a la que estaba. Estuvo muy tranquila. Le dije
que haría todo lo posible por ayudarla, pero que no se acercara, eso no!. Hacia las tres de
la madrugada atravesó la pared junto a mi cama, hacia la habitación de Wolfram, quien dio
un fuerte grito. Por la mañana le pregunté a la niñera qué tal había pasado la noche el niño,
me contestó: "No supe que le pasó. Como a las tres se despertó y gritó como si tuviese
miedo de algo". Siento mucho que el pequeño deba sufrir, sólo porque su habitación queda
junto a la mía.
24 de Febrero. El pobre animal tiene los ojos de fuego, en los que se ve claramente su
infinito sufrimiento y desesperación. Rezar con una bestia es una sensación del todo
particular. No suelto ni por un instante la Reliquia de la Santa Cruz, me da una cierta
tranquilidad. Se enrolló, como normalmente lo hace una serpiente. No sé qué prefiero!. De
ninguna manera podría haberme acostado. Procuraba no pensar en lo que podría ocurrir.
Le prohibí entrar en la habitación del niño, amenazándola de no ayudarla si volvía a
hacerlo. Debo decir que tengo como un cierto poder sobre ella, cosa que me hace bien. Se
salió al pasillo arrastrándose.
25 de Febrero. La he observado perfectamente: es de color gris-oscuro con rayas blancas.
Es absolutamente imposible pensar que no tenga un cuerpo real y tangible, y que sea sólo
producto de mi imaginación. Quienes creen eso, es porque nunca han experimentado algo
semejante, como lo que me ha tocado enfrentar. La toqué con mi bastón y de inmediato se
estiró. No fue fácil, sin embargo lo hice apenas para confirmar lo que acabo de escribir!.
26 de Febrero. Después de rezar con ella, se me acercó tanto que me aterrorizó. Creo que
eso le hace bien a ella, pero todo lo contrario a mí, tanto así que salté en la silla. No
respondió a ninguna de mis preguntas.
2 de Marzo. Mi soberbia fue castigada. No tengo poder alguno sobre ella. Cuando le
ordené quedarse quieta, se empezó a arrastrar hacia mí, y silbó de una manera tal que me
dejó terriblemente espantada. El susto que experimenté es imposible de describir.
3 de Marzo. Una jornada verdaderamente espantosa!. Vi colgando a la serpiente de un
árbol, frente a mi escritorio. Rápidamente salí del cuarto; para librarme de ella me quedé
un rato con algunos familiares. Luego de una hora regresé y aún se encontraba allí. De día
es todavía más horrible. Me escapé afuera, pero arrastrándose atravesó la puerta hacia mí.
De repente desapareció. Por la noche sucedió lo peor: estaba en el techo, empezó a bajar y
bajar... no supe que pasó luego, pues quedé fulminada por el miedo.
4 de Marzo. La serpiente habla!. Le dije: "¡Muéstrate de una buena vez como fuiste! ¡No
te soporto más!". Ella: "¡Es culpa tuya!". Yo: "¿Te he dado demasiado poco?". Ella:
"¡Sí!". Yo: "Mis fuerzas han disminuido, el miedo a ti me devora". Ella: "¡Tú no eres pura,
sin mancha!". Yo: "Desgraciadamente, ¿Pero como hiciste para saberlo?". Ella: "¡Está
turbio a tu alrededor!". Yo: "¡Gracias, cambiaré!". Y ahora lo más terrible. Se enrolló
totalmente y después se lanzó contra mi cama. Sólo recuerdo haber gritado... luego ya no
estaba. El espanto, sin embargo, permaneció el resto del día en todo mi cuerpo.
5 de Marzo. Fui a recibir los Santos Sacramentos. Entré a casa y al empezar mis labores no
conseguí levantar la tela, algo la sujetaba. En el momento no pensé que se tratase de los
espíritus, creí que se trataba de una broma. De repente, vi una mano con un anillo de plata,
como los que usan las monjas. Un momento después se formó una figura nebulosa, pero
sólo se le seguía viendo la mano. Yo: "¿Eres la serpiente?". Ella: "¡Sí, tú me has conocido
y despreciado!". Yo: "¿Quién eres?, ¡Dime tu nombre!". Ella: "¡Me conocerás, ahora
ayúdame!". Después recé un poco con ella. Luego yo misma fui envuelta como en una
nube y me susurró: "¡Tú odiaste mis mentiras!". No tengo ni la más mínima idea de quién
pueda ser. Ahora soy yo el alma liberada, pues la serpiente no volverá. Agradezco al buen
Dios que me haya liberado de aquel horror!.
6 de Marzo. La pobre alma permaneció conmigo por largo rato. No reacciona a nada.
8 de Marzo. La nube ha tomado forma de mujer. No tengo idea de quien pueda ser. No
recuerdo haber despreciado a alguien.
La figura de serpiente: "Imagen de vida"
9 de Marzo. Permaneció mucho aquí, oró conmigo. Cuán serena es ahora!. No estoy más
con aquel hediondo reptil! Ahora puedo volver a dar de más!.
10 de Marzo. Es una monja. Se reconoce el velo pero no el rostro. Yo: "Dime de una vez
por todas quién eres". Ella: "Un alma sedienta". Yo: "¿Por qué viniste a mí como una
serpiente?". Ella: "Aún no estaba en condiciones de mostrarme en otra forma". Yo: "¿Por
qué apareciste en aquella tan horrible figura?". Ella: "Fue la imagen de mi vida". Yo:
"¿Fuiste una monja?". Ella: "Sí". Yo: "¿Y por qué no vas donde tus hermanas a pedir
ayuda?". Ella: "¡Estuve con ellas, pero no vieron nada!". Yo: "¿En verdad te conocí?".
Ella: "Tú odiaste mi pecado". Desapareció. No sé quién pueda ser.
11 de Marzo. En pleno día vino el Padre W..., exactamente como cuando estaba vivo. Yo:
"¿Estás bien?, estoy tan contenta". Él: "¡El largo sufrimiento me iluminó, estoy salvado!.
Ahora sé que las almas venían y pueden venir a ti!. Quien todo da, mucho recibirá!". Esta
aparición me alegró mucho por dos razones: Primero, porque fue muy bueno y ahora está
bien; Segundo, porque no me quiso creer cuando le conté la historia de la monja*.
*La primera aparición.
Esta es la tercera vez que aquellos que no quisieron creerme, se me muestran después de
muertos. F.S. y K.T. también habían venido. Mi satisfacción no proviene de la soberbia,
más bien lo encuentro como un descanso, una seguridad de saber que estoy en el camino
correcto, pues estas almas no tenían ni necesidad de venir. Muchas cosas que escribo
pueden sonar como vanagloria. Con gusto omitiría algunas cosas, pero entonces la verdad
no estaría completa.
17 de Marzo. La monja me saludó apenas llegué a Mónaco, veo que no habrá vacaciones.
También vi tres sombras y un hombre anciano.
19 de Marzo. Permaneció conmigo toda la noche. Se trata de María R..., una monja
francesa de Pie... Murió hace cinco años en Marsiglia. Yo: "¿Por qué no te muestras en tu
Monasterio?". Ella: "Estuve mucho con ellas, pero no me vieron". Yo: "Explícame, ¿Por
qué yo te veo y ellas, que son tan santas, no te ven?". Ella: "¡Su espíritu aún está
prisionero, mientras tú te pudiste liberar!". Yo: "¿De qué?". Ella: "¡De ti misma!". Yo:
"¿Por qué viniste bajo la figura de una serpiente?". Ella: "¡Fue la imagen de mi vida!,
¡Juramentos falsos, todas las mentiras e hipocresía!". Yo: "¡Sin embargo no estás
condenada!". Ella: "¡Antes de morir, finalmente, recibí los Sacramentos como se debe!".
Yo: "¿Qué puedo hacer aún por ti?". Ella: "¡Rezar conmigo y flagelarte!, ¡Entonces estaré
en la luz!".
25 de Marzo. Ahora viene todas las noches, sin responder a nada. Se va volviendo cada
vez más hermosa, justo como cuando vivía, sólo que todavía se ve triste.
30 de Marzo. Yo: "¿Quieres que escriba de ti a Pie...?". Ella: "No, ellas rezan por mí".
Yo: "¿Cuál es tu mayor sufrimiento?". Ella: "¡El deseo insatisfecho!". Yo: "Pobrecilla,
siento tanto haber sido tan mala contigo mientras estuviste viva, ahora quiero reparar con el
amor". Ella: "Tú no me juzgaste por la apariencia, sino conforme a lo que yo era en
verdad". Yo: "Así como fui yo tan rigurosa contigo, ahora sé tú conmigo y dime aquello
que no te agrada de mí". Ella: "Aún no has comprendido tu vocación". Yo: "¿Qué
vocación?". Ella: "¡La Misericordia!". Yo: "¡Es verdad, soy tan débil y egoísta, una
criatura tan miserable!, ¡Pero dime alguna cosa más!". Ella: "Mira dentro de ti y verás".
Yo: "No entiendo". Ella: "Podrías ver a tu gusto a través de la niebla". Yo: "Yo sólo
quiero aquello que Dios tenga a bien para mí, ¿Y cómo puedo saber yo si tu consejo es
bueno?". Ella: "¿Ves a tu ángel?". Yo: "No, ¿Y tú lo ves?". Ella: "Sí, ¡está junto a ti!".
Eso me alegró mucho. Pero realmente no quisiera verlo, no me convienen demasiadas
cosas sobrenaturales; si veo algo hermoso, después tengo que experimentar cosas terribles.
En A... vi tres mujeres y cuatro figuras de niebla. El ayuno me libera mucho, aunque es un
sacrificio tan pobre de mi parte. Sigo siendo muy débil.
Una señal!
21 de Marzo. Mientras estaba en la Iglesia en A..., vinieron a mi encuentro dos señoras
desconocidas. Yo: "¿Quiénes son?". Ellas: "¡Las olvidadas!". Y desaparecieron. Me
encontraba sentada en mi habitación. De repente, me vi envuelta como en un torbellino de
niebla, mientras el sol entraba por la ventana. Yo: "¡Si se trata de las almas del purgatorio,
denme una señal!". Al instante cayó un cuadro de la pared y desapareció la niebla. Fui al
jardín y he aquí que se apareció un caballero montado a caballo, llevaba trajes modernos;
pasó rápidamente frente a mí y desapareció entre el bosque. Un perro que estaba junto a mí
ladró. Demasiadas cosas para un sólo día!.
1 de Abril. Me encontraba sola en un vagón del tren. Repentinamente llegó la monja. Yo:
"¿Tú me puedes encontrar en cualquier lugar?". Ella: "¡Pero si yo siempre estoy junto a
ti!". Yo: "¿Pero y cómo es que no te veo siempre?". Ella: "Porque tu "Fluido" cambia".
Yo: "¿Qué es eso?". Ella: "¡Tú no lo entiendes!". Yo: "¿Por cuánto tiempo seguirás
viniendo a mí?". Ella: "Hasta que vosotros canten Aleluya". Yo: "¿Entonces pasado
mañana?". Ella: "Sí". Yo: "¡Cuéntame alguna cosa del más allá!". Ella: "¡Tú no lo podrías
comprender. Es lo infinito de lo infinito!". En seguida empezó a cantar, no podía entender
nada, parecía en latín. Y así llegamos a Mónaco.
El Viernes Santo no vi ni oí nada. El Sábado Santo sólo vi dos hombres.
El Domingo de Resurrección fue demasiado hermoso y jamás lo olvidaré!. Durante el Vidi
Aquam la Monja estuvo frente a mí, toda revestida de luz, al pie del altar. ¡Qué enorme
diferencia de aquella figura de serpiente!. ¡Oh mi buen Dios, te lo agradezco!. Hice el
propósito de soportar todo pacientemente y de no escribir más nada. Siento mucho miedo
de que se infiltre la presunción en mis anotaciones. Sin embargo dejo todo a su criterio
[(De su director espiritual)].
Un conocido en el abismo
24 de Abril. Mi propósito de no escribir más sobre esto no duró mucho. La cosa no iba
bien; es como si necesitara el apoyo de la escritura. No hay tregua!. Desde hace 14 días
viene un hombre en un estado muy triste y miserable. Lo pude soportar, pero no lo
conozco.
27 de Abril. Estaba muy agitado y lloraba.
30 de Abril. Irrumpió en mi habitación en pleno día, como si estuviera huyendo de algo.
Traía la cabeza y las manos llenas de sangre!. Yo: "¿Qué puedo hacer para ayudarte?". Él:
"¡Dame tu mano!". Se la di con gran temor, sabiendo o presintiendo que se me llenaría de
sangre. Nada pasó. Sólo la sentí caliente. Yo: "¿Cómo te ayuda esto?". Él: "¡Tú me das
refrigerio!". Yo: "¿Quién eres?". Él: "¡Debes conocerme!". Yo: "No, ¡No te conozco!".
Él: "¡Estoy sepultado en el abismo!". Yo: "¿Tu alma o tu cuerpo?". Él: "¡Mi envoltura!".
Yo: "¿Cómo te llamas?". Él: "¡Luis!". No tengo ni la más mínima idea de quién se trate.
1 de Mayo. Vino nuevamente de día. Vi muy claramente que su cabeza estaba destrozada.
Yo: "¿Por qué estás tan ensangrentado?". Él: "¡Porque nadie me enjuga!". Yo: "¿Debo
hacerlo yo?". Él: "¡Tú no entiendes mi lenguaje!". Yo: "Tú hablas de forma simbólica.
¿La sangre significa dolor?". Él: "¡Sí, estoy olvidado en el abismo!". Y se fue llorando.
3 de Mayo. Cuando quise entrar en la habitación, él sostenía la manija. Extraño, estas
cosas me espantan mucho más que las mismas apariciones. Yo: "Dime, ¿Por qué hablas
frecuentemente del abismo?". Él: "¡Porque estoy allí!". Yo: "¿Es una forma de referirse a
un castigo?". Él: "¡No!". Yo: "¿No puedes decirme nada más?". Él: "¡No!". De repente se
abalanzó contra mí, como si quisiese hacerme daño. Yo: "¡Quédate quieto!, ¿Qué quieres
en especial?". Él: "¡Tú debes de conocerme!". Pero en verdad no lo conozco.
3 y 4 de Mayo. Estuvo varias veces conmigo pero sin hablar!.
5 de Mayo. Se me vino a la mente que podría tratarse de Luis Z..., que en... en el año 1879
fue... Fue un gran escalador y creo que murió en Tödi*, un desastre para el alpinismo.
Justamente hoy no vino.
*Con 3614 metros, Tödi es la montaña más alta de la Suiza Oriental.
6 de Mayo. En efecto, justo como pensé. Yo: "¿Eres el señor Luis Z... del accidente
alpinístico?". Él: "¡Tú me liberas!". Yo: "¿De qué te sirve que yo te conozca?". Él: "¡Así
me ayudaras más!". Yo: "Esto no cambia nada. Hago lo que puedo. Tus huesos aún están
en el abismo?" Él: "Sí". Yo: "Pero esto no perjudica para nada tu alma, pues estás
salvado". Él: "Salvado, ¡Pero en el abismo!. ¡Desde el abismo clamo a ti". Yo: "¿Debes
expiar aún demasiado?". Él: "¡Mi vida entera fue sin sentido, sin un valor!, ¡Cuán pobre
soy, reza por mí!"*.
*El deporte y el turismo no son el fin ni el sentido de nuestra vida. Antes, vacían y
empobrecen el espíritu. Cuán poco se acuerdan de la Fiesta del Señor, pues se entregan
a las cosas del día a día, alejándose de su creador.
Yo: "Así lo he hecho largamente. Ni yo misma entiendo cómo soy capaz de hacerlo. En
esta ocasión no fui más aquel "yo" distraído". Se tranquilizó y me miró con infinita
gratitud. Yo: "¿Ahora sientes alivio?". Él: "Sí". Yo: "¿Por qué no rezas tú mismo?". Él:
"¡El alma está subyugada cuando conoce la Grandeza de Dios!". Yo: "¿Me la puedes
describir?". Él: "¡No!, ¡El desgarrador deseo de volverla a ver es nuestro tormento!". Yo:
"¿Estás con otras almas?". Él: "Sí, pero cada uno está aislado". Yo: "¿Cómo hiciste para
encontrarme?". Él: "Tú te hallabas en mi camino". Yo: "¿Qué puedo hacer para ayudarte
mejor?". Él: "Cuando te mortificas y no cometes culpa alguna". Yo: "Pero tú exijes mucho
de mí. Lo primero pasa; lo segundo quisiera, mas no soy capaz!. Soy aún una criatura tan
miserable expuesta a tantas cosas". Él: "¡Cuanto más pura seas, tanto más nos puedes
ayudar!'. Yo: "¿Y cómo lo sabes?". Él: "¡Junto a ti nosotras no sufrimos!". Yo: "¡Pero ve
mejor a una persona más perfecta!". Él: "¡El camino está señalado para nosotros!". Yo:
"¿De cuál nivel del Purgatorio pueden venir a mí?". Él: "¡Del más bajo!". Yo: "¿Y
después?". No respondió, pero se quedó aún largo rato.
7 de Mayo. Vino mientras tomábamos café, pasó entre... y yo. Fue casi insoportable no
dejar notar nada!. Finalmente pude irme, y casi al instante se puso nuevamente cerca de
mí. Yo: "¡Por favor, no vengas mientras me encuentre entre la gente!". Él: "¡Pero yo sólo
te veo a ti!". Yo: "¡Pero tú también conoces las habitaciones donde he estado tantas
veces!". Él: "Sí". Entonces se me acercó y puso sus dos manos sobre mis hombros.
Cuando vivía me parecía bien antipático, ahora mucho peor!. Yo: "¡Déjame en paz, no
quiero que me toques!". Él: "¡Ahora tú estás pura". Yo: "¿Te diste cuenta de que hoy
recibí la Santa Comunión?". Él: "¡Es justamente eso lo que me atrae!". Recé bastante con
él. Ahora tiene una expresión mucho más alegre.
Escribo todas estas cosas muy contra mi voluntad!.
9 de Mayo. Luis Z... se estuvo aquí largo rato y continúa sollozando. Yo: "¿Por qué hoy
estás tan triste?, ¿Acaso no estás mejor?". Él: "¡Veo todo tan claro!". Yo: "¿Qué cosa?".
Él: "¡Mi vida perdida!". Yo: "¿El arrepentimiento que sientes ahora te ayuda?". Él:
"¡Demasiado tarde!". Yo: "¿Concebiste ese arrepentimiento inmediatamente después de la
muerte?". Él: "¡No!". Yo: "Pero dime, ¿Cómo es posible que te me puedas mostrar
exactamente como cuando estabas vivo?". Él: "Por la Voluntad [de Dios]".
10 de Mayo. Está por sucederme algo nuevo y siento miedo.
13 de Mayo. Z... esta aquí todo agitado. Yo: "¿Cuándo te calmarás?". Él: "¡Tú estás
dividida". Yo: "¿Te das cuenta que hay algo más alrededor mío?". Él: "Sí". Yo: "¿Puedes
expulsar aquello?". Él: "No". Yo: "¿Qué es?". Él: "Dame lo último que te queda, después
estoy libre". Yo: "Bien, entonces no quiero pensar en nada más". Desapareció. A decir
verdad, no es nada fácil lo que le he prometido. Sin embargo intentaré ahuyentar aquello
otro que me atormenta. Por otra parte, no soy capaz de complacer a ambos. Tengo que
admitir algo: me sentía tan triste y tan terriblemente sola que lloré como un bebé. Siempre
me siento tan poco dispuesta a sacrificarme.
15 de Mayo. Yo: "¿Ahora estás contento?". Él: "¡La paz!". Yo: "¿Viene sobre ti?". Él:
"¡Hacia la luz deslumbrante!". Durante el día vino tres veces, cada vez más alegre. Fue en
verdad una despedida.
16 de Mayo. Me desperté con un espantoso estruendo. Había un verdadero huracán en mi
habitación. Me levanté, afuera no hacía ni el más mínimo soplo de viento. Y he aquí que
rodó una gran bola por la habitación, o un barril deforme, no sabría decir exactamente lo
que era, sólo que daba espanto!. En seguida escuché muy claramente que me llamaron.
Me encontraba totalmente fuera de mí, confusa. Luego, de un momento a otro desapareció
y todo quedó como antes. Después pude volver a dormir.
17 de Mayo. Algo parecido al día anterior, pero no tan terrible.
Vi en el jardín dos señoras que venían hacia mí. De repente desaparecieron.
Eleonora!
25 de Mayo. Me encontraba en H...*, de visita. Ella me encontró también aquí. Se ha
vuelto más humana, pero horrible. Su cabeza me hace pensar en Medusa.
*H... queda a un día de camino de la casa de la vidente.
27 de Mayo. Estaba sentada con N..., y de repente algo me agarró por la espalda y empezó
a sacudirme de un lado para otro, tanto así que la persona con quien me encontraba se dio
cuenta y me preguntó si tenía frío. Casi tenía frío de veras, ¡pero del miedo!. Es una
feísima señora, realmente repugnante.
29 de Mayo. Mientras estaba en el bosque vi venir hacia mí una figura volando.
2 de Junio. Aquella horrible mujer estuvo aquí bastante tiempo. Sin embargo no pasó nada
nuevo. La figura voladora vino y se puso justo sobre mí, parecía envuelta en una nube
luminosa. Me sentí inmersa en una sensación del todo particular, no de angustia, sino más
bien de felicidad!. Al mismo tiempo me vi a mí misma, y todo en mí era malo. Vi toda mi
miseria en esa luz totalmente nueva. Por primera vez sentí un auténtico arrepentimiento.
Estaba en el bosque pero no vi más árboles, me encontraba como cercada por una nube y
liberada del cuerpo, y por lo tanto no es algo que pueda describir. Pero qué cosa es aquello
que me envuelve y me hace tan feliz?. Sin embargo, tengo plena certeza de que aquello no
tiene nada que ver con las Almas!.
La exaltación me repugna tanto que siento verdadero miedo de volverme vanidosa.
Tenía tantos deseos de recibir la Santa Comunión (es muy raro poder recibirla aquí), y
mientras pensaba en esto, he aquí que vino aquella cosa. A quién puedo abrir mi corazón,
sino a él? [(Se refiere al Padre Sebastián, su Director Espiritual)]. Quizás me podría
defender de aquello si él lo jusgaze así, pero siendo sincera, esto sería para mí un verdadero
sacrificio, porque me da demasiada felicidad. Pero qué cosa es?. Quizás podría provenir
del demonio, que de tal manera podría apoderarse de mí. Por qué el buen Dios tendría que
mandarme estas demostraciones de benevolencia que solamente regala a los buenos?.
Verdaderamente no lo sé, no poseo ninguna virtud, todo en mí son propósitos sin
realización. Bien, ahora él sabe nuevamente todo, la carta es siempre un gran
tranquilizante!.
11 de Junio. La mujer vino casi todas las noches, pero nada que hacer con ella. Parece que
lo único que la pone alegre es la oración.
17 de Junio. Finalmente ha balbuceado algo: que es de Passavia y se llama Eleonora.
22 de Junio. Casi me echa a perder la S. Comunión. Me sacudió por el brazo, mientras
estaba delante mío totalmente gigante, de una forma tal, que creí que todo el mundo me
habría visto. También podrá leer los pensamientos?, porque apenas me vino la idea de
ofrecer por ella la S. Comunión, desapareció. Durante la noche apoyó su cabeza sobre mi
mano, los ojos fijos en mí. Tomé agua bendita y la derramé sobre ella. Ella: "¡Tú eres
Misericordiosa!". Yo: "Fue tan difícil poder ayudarte, ¿Por qué viniste tanto tiempo?".
Ella: "¡Si tú supieses cuánto pequé!". Yo: "No deseo saberlo todo, lo que me interesa es
ayudarte". Ella: "Escribe a Passavia que…". Imposible entender, me llené de tristeza, pero
fue sólo un murmullo, espero poder hacerle decir todo.
24 de Junio. Yo: "¡Dime qué es lo que debo escribir a Passavia!". Ella: "¡Que el niño
asesinado era mío!". Yo: "¿A quién le debo escribir?". Ella: "Gr...". Yo: "¿Cuándo
asesinaste al niño?". Ella: "En el verano de 1823". Yo: "¡Pero Gr... ya no estará viva!".
Ella: "¡Yo la he calumniado!". Yo: "Bien, veré que puedo hacer, mas quizás ya sea de
alivio para ti, ahora que lo has dicho". Ella: "¡Infeliz, Infeliz!". Y desapareció.
Dos días de completo descanso. Es un descanso maravilloso.
27 de Junio. Aparece de nuevo algo con mucho estruendo y lamentos, irreconocible!. Era
grande como un armario.
También vino Eleonora y me dio un beso, cosa que me desagrada. Después recé largo rato
con ella, parecía contenta. Yo: "¿Puedo hacer algo más por ti?". Ella: "¡No me alejes de
ti". Yo: "¡Pero si yo no lo hago!". Ella: "¡Tú me evitas cuando intento tocarte!". Yo: "Sí,
me causa espanto y eso a ti no te ayuda". Ella: "¡Déjame!". Al instante se puso a mi lado.
Puede ser que eso le de alivio y le ayude, tengo que soportarlo como un acto de ofrenda por
ella!!.
29 de Junio. Aquel otro tormento estuvo de nuevo aquí. Parece alguno que lleva algo muy
pesado a sus espaldas. Luego volvió Eleonora. Yo: "¡Ven, dame tu mano!". De inmediato
se me acercó sonriendo. Yo: "¿Así de contenta estás que sonríes?". Ella: "¡He superado!".
Yo: "¿Qué cosa?". Ella: "¡El desamparo!". Yo: "¿Y por qué?". Ella: "¡Porque tú das!".
Yo: "¡Justo hoy que te di tan poco!, tuve tan poco tiempo para pensar en ti". Ella: "¡Tu
voluntad fue ofrecida!". Yo: "Ya que sabes todo de mí, dime qué hay aún en mí que no te
agrade". Ella: "Tú aún vacilas en dar, no debes preocuparte más de ti misma". Al instante
apareció el "nuevo" y ella desapareció. Oh, si yo alcanzase de una buena vez la
generosidad que las almas desean de mí, pero estoy aún tan distante de la perfección!.
30 de Junio. Ella vino a mi encuentro en la escalera, me sonrió y saludó con la mano.
Quizás esta haya sido la conclusión.
4 de Julio. Eleonora continúa viniendo. No habla más y tiene una expresión de felicidad.
El hombre que lleva el peso me atormenta mucho con su inquietud. Se puede distinguir su
cara: tiene una gran barba gris. No lo conozco.
7 de Julio. Durante el día hubo un gran ruido en mi habitación. La puerta se abría sola y
mi baúl saltaba por los aires, no puedo ver nada. Esto se repitió cuatro veces.
9 de Julio. Mi sueño se completó con la realidad. Soñé que un hombre cargado con un
gran peso venía hacia mí y depositaba su carga junto a mi cama. Me desperté. El hombre
realmente estaba ahí frente a mí, y de su espalda encorvada dejó caer algo oscuro al suelo.
Aquello me impresionó de tal forma que me levanté para ver si en verdad estaba despierta.
Escribo esto porque nunca me había sucedido.
Parece que Eleonora no vendrá más.
He vuelto a escuchar un alboroto y un llamar, pero no mi nombre, sino: "¡Escúchanos,
Ayúdanos!", y en seguida un grito desgarrador.
11 de Julio. Me examino a fondo si esto que escribo concuerda con la verdad, y puedo
contestar con un sincero Sí: tengo la costumbre leer y releer los apuntes antes de
entregarlos, y muchas veces me doy cuenta de que he omitido cosas porque me parecía
exagerado. Me parece a veces que me he vuelto demasiado sentimental.
Nicolás
20 de Julio. Aquella forma y la caja oscura ahora se han transformado en un hombre viejo.
Lleva un traje del siglo pasado. Yo: "Te has demorado mucho para mostrarte en forma
justa". Él: "¡Es tu culpa!". Yo: "¡Sí, es verdad, lo siento tanto! ¡No puedo más!". Él:
"¡Libérate!". Yo: "Pero yo debo tener también amor a mi prójimo, a los demás, no puedo
vivir exclusivamente para vosotras!". Él: "¡Debes rezar más!". Se fue pero regresó dos
horas después. Me había dormido. Me siento tan cansada!, no aguanto más!. Durante todo
el día no me queda ni un momento para mí misma. Yo: "¡Ven, ahora quiero rezar
contigo!". Pareció alegrarse y se me acercó. Es un hombre anciano con una chaqueta
marrón y una cadenita de oro. Yo: "¿Quién eres?". Él: "Nicolás". Yo: "¿Por qué no tienes
paz?". Él: "¡Yo fui un opresor de los pobres, y ellos me han maldecido!". Yo: "¿Viviste
aquí?". Él: "¡No!". Yo: "¿Dónde?". Él: "¡En Mainz!". Yo: "¿Eres un pariente mío?". Él:
"No". Yo: "¿Y de qué manera puedo ayudarte?". Él: "¡Con sacrificios!". Yo: "¿A qué te
refieres con sacrificios?". Él: "¡Ofreceme todo aquello que más te cuesta!". Yo: "¿La
oración no te aprovecha más?". Él: "¡Sí, si te cuesta!*". Yo: "¿Ella debe estar siempre
unida al ofrecimiento de mi voluntad?". Él: "Sí". Se quedó aún bastante tiempo.
*Una Verdad de la vida espiritual: La oración debe estar siempre unida al sacrificio. He
aquí una advertencia: No orar egoístamente (Las satisfacciones en la oración, aquellos
sentimientos divinos, pueden llevarnos a caer en un camino errado y a una falsa
seguridad. La Cruz de Cristo es la sabiduría del orante).
22 de Julio. Apenas llegué a Rottweil me encontré con Nicolás. Yo: "¿Cómo hiciste para
encontrarme tan rápido?". Él: "Yo nunca te dejo". Yo: "¿Y por qué no siempre te veo?".
Él: "Porque tú estás dividida". Yo: "¡Eso ya me lo han dicho otras almas, dime algo más!".
Él: "Tú estás liberada, pero no del todo". Yo: "¿Por qué no vas a aquellos que están del
todo libres?". Él: "No los encuentro".
23 de Julio. Una noche terrible. Vi tantas figuras en mi habitación como nunca antes. Me
cercaban y gemían. A diferencia de las otras apariciones, estas no tenían cuerpo. Fue algo
tan tormentoso que fui invadida de un inmenso temor y una tremenda angustia, y me puse a
llorar. Empezaron a volar a mi alrededor por casi tres horas. En la madrugada vino
Nicolás. Yo: "¿Sabes quiénes eran aquellos que giraban alrededor mío?". Él: "¡No!, ¡Tú
me has olvidado!". Yo: "No, pero es que yo debo dar también a los demás. Vosotras no
pueden atormentarme de esa manera!". Él: "¡Nosotras seguimos una voluntad superior!".
Dos días de continua calma. Cuánto bien me hizo!.
26 de Julio. Cuatro figuras y después Nicolás. Yo: "¿Cómo en tanto tiempo jamás has
encontrado a nadie que te ayude?". Él: "Yo estaba aún en las tinieblas". Yo: "¿Y cómo has
hecho para venir directamente a mí?". Él: "Nos es señalado el camino". Yo: "¿Te hará
mayor bien ser ayudado por el santo sacrificio de la Misa, en la que se hace siempre
memoria de vosotras?". Él: "¡Los castigos son diversos, no todos tenemos parte, Dios es
justo!".
28 de Julio. Fui atormentada de forma casi insoportable por figuras que me acorralaban. A
dondequiera que iba me seguían, creí volverme loca, y lo peor, no puedo dejar notar nada a
los demás. Y he aquí, casi ya en medio de mi desespero: "Aquello" me arrebató, me
encontré en una paz del espíritu, no vi ni oí nada más. Sin embargo no deseo volver hablar
de esto.
29 de Julio. Nicolás puso su mano sobre mi cabeza y me miró con tanta simpatía que le
dije: "Tienes una cara tan feliz, ¿Ya puedes ir al buen Dios?". Él: "¡Tu sufrimiento me ha
liberado!". Yo: "¿Te diste cuenta de todo lo que me ha pasado en estos días?, pensé que
nada de eso te habría servido porque no lo soporté con alegría". Él: "Tu voluntad estaba
quebrantada". Yo: "¿No volverás más?". Él: "No". Yo: "¿Dónde estás sepultado?". Él:
"En Neckar". Yo: "Pero si viviste en Mainz". Él: "Caído en guerra". Se acercó
nuevamente y puso su mano sobre mi cabeza. No fue algo que produjera miedo, o tal vez
ahora ya soy insensible.
4 de Agosto. Nada nuevo. Las figuras han vuelto, pero no me atormentan. Me sorprende
algo: Ahora ellas necesitan más tiempo para calmarse. No puedo explicármelo, tal vez me
he vuelto más pobre en el bien.
La Señora W...
7 de Agosto. Ha venido muchas veces una pobre figura sollozando. Sus tremendos
movimientos expresan un insoportable dolor.
11 de Agosto. Desde hace un par de días se ha vuelto tremendamente agitada. Es una
mujer. Estoy muy contenta de no tener que escribir más nada del más allá...
15 de Agosto. La pobre mujer tan angustiada es la señora D... W...*! Es exactamente igual
a como cuando estaba viva, sólo que inconsolable.
*Su marido ya se había aparecido a la Princesa anteriormente.
18 de Agosto. Siempre lo mismo, no puede hablar. Se lanzó sobre mi cama y comenzó a
llorar espantosamente.
20 de Agosto. Ha venido siete veces. No produce miedo, sólo que se ve muy triste.
25 de Frebrero de 1927. Y así empiezo nuevamente a escribir, todos aquellos tontos
escrúpulos se han ido!**. La señora W... en todo este tiempo vino 37 veces, no me hizo dar
miedo, sólo se ve siempre muy triste. Ha hablado muy poco.
**Incluso los santos tuvieron miedo de ser quizás víctimas de engaños del demonio. Un
sacerdote insistió en la suspensión de las anotaciones del Diario: después de esto ella fue
presa de escrúpulos.
Yo: "¿Por qué debes sufrir de semejante manera? ¡Si tú fuiste tan buena!***". Ella: "Dios
juzga muy distinto de los hombres, todo era sólo apariencia". Yo: "Pero tú tuviste tantas
tribulaciones y preocupaciones que te hicieron sufrir mucho, ¿no?". Ella: "¡No lo soporté
con espíritu de sacrificio!". En lo seguido no pude hacerla hablar. Luego no vino más.
***La señora W... fue conocida tanto de la Princesa como del Padre Wieser.
Betty
Ahora viene Betty, quien una vez permaneció una larga temporada en el hospital. Yo no
sabía que había muerto, vine a saberlo después. Llora y suspira terriblemente. Después de
mucho esfuerzo finalmente conseguí hacerla hablar. Yo: "¿De dónde vienes?". Ella: "¡De
la niebla más espesa y profunda!". Yo: "¿Cómo hiciste para encontrarme?". Ella: "La
claridad me ha atraído". Yo: "¿De qué manera puedo ayudarte?". Ella: "¡Mortifícate!".
Yo: "Me sorprende mucho que tú me digas eso. Tantas veces habíamos discutido sobre
este asunto y siempre decías que no tenía ninguna importancia". Ella: "¡Ahora veo todo en
una nueva luz!". Yo: "¿Debes sufrir mucho?". Ella: "¡El deseo me consume!". Luego se
puso a llorar de tal forma que me traspasó el corazón. Y desapareció.
Algunas noches después regresó. Yo: "¿Aún tienes tu propia voluntad?". Ella: "No". Yo:
"¿Exactamente cómo haces para venir a mí?". Ella: "Nosotras seguimos una Guía Superior,
la voluntad muere con el cuerpo". Yo: "¿Puedes hablarme del más allá?". Ella: "¡Cree!".
Yo: "¿Qué debo creer?". Ella: "Aquello que dice la Iglesia". Yo: "¿Puedo hacer algo para
que las almas no vengan más?". Ella: "¡Déjalas venir!".
Vino cuatro veces más pero sin hablar. No volvió más!.
Algo ha cambiado. Ya no tengo miedo, ahora me espanto menos cuando presiento algo
nuevo. Uno se puede llegar a acostumbrar a esto. Sólo que el terrible cansancio le gana a
uno: no es un cansancio físico, como después de un día de trabajo, sino una especie de
adormecimiento espiritual que actúa sobre la voluntad. Lo que antes no costaba nada,
ahora requiere una lucha, porque deseo hacer, mas no puedo nada.
Estuve nuevamente ocho días en D... Allí vi cinco figuras distintas, dos de ellas se pusieron
a bailar juntas. También el niño las vio. Mientras jugábamos, una señora se apareció
súbitamente en medio de nosotros dos. Él se rió y dijo: "¡Mira una nueva señora aquí!".
De hecho ella no causaba impresión alguna*.
*Las Palabras de Cristo: "Si no os hacéis como niños..." se resiste y es contraria a
cualquier intento de explicación en nuestros días.
N..., el jardinero
Mientras estaba en G... me encontré a un viejo jardinero fallecido hace bastante. Se fue
acercando poco a poco y, cuando ya estaba a mi lado, hizo un gesto de saludo muy
simpático. Yo: "¿Eres N...?". Él: "Sí". Yo: "¿Cómo es que nunca te he visto?". Él:
"Estaba atado". Yo: "¿Atado cómo?". Él: "¡No tenía permiso de venir!". Yo: "¿Explícate
mejor y dime algo del más allá". Él: "¡Cuán humana eres!". A cada instante me reprochan
esto!.
Ahora, apenas abro la puerta, tengo la sensación de que alguien se me acerca. Algo pasa
rápidamente por mi lado, a veces incluso siento como si me llamaran por mi nombre.
Estaban talando los árboles del jardín, y he aquí al jardinero N... en medio de los hombres,
trabajando como ellos. Le pregunté a..., que me acompañaba, para probar, cuántos hombres
en total habían trabajando. Desafortunadamente ella sólo veía a aquellos vivos!.
Lo vi once veces, pero no consigo hacerlo hablar.
¿Qué más quieres pedir? ¿De qué más deseas hablar? Pregunto lo mismo una y otra vez.
No tengo idea qué otra cosa necesite todavía.
Durante un tiempo fingí no verlos, no les presté atención alguna: pero empeoraron, se han
vuelto muy agresivos: me empujan, me sofocan e incluso me golpean.
Cecilia
9 de Abril. Siete figuras giraban flotando alrededor mío, se distingue una mujer, o lo que
parece una mujer, nada que temer; no soy capaz de dormir.
12 de Abril. La mujer se llama Cecilia, ha calumniado. Yo: "¿Quiénes más están aqui?".
Ella: "Seis almas". Yo: "¿Por qué te veo solamente a ti?". Ella: "Estoy contigo desde hace
ya algunos meses; tú ayudabas a otras almas". Yo: "¿Ahora mismo hay más almas?". Ella:
"Sí, pero yo soy la más cercana". Yo: "¿Por qué?". Ninguna respuesta.
14 de Abril. Mirándola más de cerca pude ver su boca llena de heridas; se ha vuelto un
poco más clara, pero, sin embargo, para nada agradable. Yo: "¿Cuando yo rezo por ti, y tú
no estas aquí, de todas formas te das cuenta?". Ellas: "Sí, pues yo estoy siempre junto a ti".
Yo: "Entonces explícame: ¿Por qué no siempre te veo?". Ella: "Porque tú no podrías
soportarlo".
16 de Abril. Me sentí como atrapada de siete figuras, formaban como un muro que me
encerraba cada vez más. Yo: "¡Dejen de atormentarme!". Ellos: "¡Te queremos ayudar!".
Yo: "¿Ustedes saben que estoy preocupada?". Ellos: "¡Sí!". Yo: "¿Podrían rezar por lo
aquello que agobia mi alma?". Ellos: "Por vosotros podemos rezar, sólo por nosotras,
pobres almas, no podemos". Yo: "¿Cómo hacen para conocer lo que me aqueja?". Ella:
"Tú estás dividida". Yo: "Pero igualmente yo, aunque no esté preocupada, no siempre
pienso en vosotras". Ella: "¡Tus energías son nuestras, y tú las gastas en las personas!".
17 de Abril. Apenas vino la rocié con mi preciosa agua de la noche santa de Pascua. Se
puso contenta. Yo: "¡Esto te ayuda más que cualquier otra cosa que yo haga!". Ella: "Sólo
tú me la das; ella sana, y tú salvas". Ahora, en medio las seis figuras, se distingue una
figura de hombre, no lo conozco, tiene una expresión muy triste.
Durante el día vi muchas sombras, estas son resplandecientes. Gracias ha Dios no han
vuelto a venir animales.
23 de Abril. Cecilia tiene el rostro más hermoso. Yo: "Te ves diferente, ¿Estás mejor?".
Ella: "La niebla ha desaparecido, ahora yo adoro". Después me acarició el rostro con su
mano y desapareció.
Una amiga!!! ... en espera del premio!
Vino a visitarme una querida amiga, Gr... de M..., fallecida en Enero. La reconocí de
inmediato. Yo: "Tienes un rostro tan alegre, ¿Dónde estás?". Ella: "En un bellísimo
salón". Y desapareció. Su respuesta me dejó un poco confundida, me pareció tan terrena...
Regresó a los tres días. Yo: "¿Por qué tuviste una expresión tan material al hablar de un
salón?". Ella: "¡Para que tú me puedas comprender he hablado al modo humano!". Yo:
"¿Estás en el Cielo?". Ella: "No, estoy en espera del premio". Yo: "¿Premio? ¿Por qué?,
dímelo, para que yo también pueda ser como tú". Ella: "¡Cumplimiento del deber de cada
día y espíritu de sacrificio!". Yo: "¿Sabes cómo has dejado a tu esposo?". Ella: "¡Nosotras
vemos con distintos ojos!, ¡Todo lo que ocurre es para mayor bien!". Yo: "Dime, ¿Qué
cosa es el lugar de espera?". Ella: "El último grado de deseo". Yo: "¿Por qué viniste a mí,
siendo que ya no necesitas de mi oración?". Ella: "Para alegrarte, yo sé de tus
problemas...!". Yo: "¿Ves mi cuerpo o mi alma?". Ella: "Tu alma, nosotras somos quienes
estamos libres del cuerpo". Yo: "Sin embargo te veo tal como eras, explícame al menos un
poco". Ella: "Es así porque tú aún no tienes la capacidad de ver el alma". Yo: "¿Realmente
es posible ver el alma?". Ella: "¿Acaso existe alguna luz que no ilumine?". Yo: "Dime,
¿Qué hay de malo en mí?". Ella: "Tú gustas aún del amor de las criaturas, ¡Debes ser
totalmente libre!". Se ha ido.
Cuán hermoso fue hablar con ella! Oh, si! Ser del todo libre y pertenecer sólo a Dios!. Sé
que esto es lo que tengo hacer, pero...
Una impresión indescriptible!
Han permanecido bastante tiempo aquí conmigo dos hombres, tratando de acercárseme más
y más; todos quieren ser los primeros en recibir ayuda. No los conozco, se ven muy tristes.
Yo: "¿Quiénes son?". Ellos: "¡Los olvidados!". Yo: "Ninguno es olvidado, pues en la S.
Misa se reza por todos". Al instante se me acercó uno y me susurró algo al oído: creo que
dijo "Miles", pero no estoy estoy segura. Luego, entre llamas, desaparecieron.
Una vez, estando aún despierta, mi cama empezó elevarse por el aire y después cayó con
gran estruendo al suelo. No conseguí encender la luz, y he aquí que algo me tomó tan
fuerte por el cuello que creí ahogarme. Sentí un terrible espanto, empecé a golpear a mi
alrededor pero no encontré nada. Fue algo tremendo. Tuve que soportar esto siete veces.
Después vi una mujer, producía horror. Yo: "¿Has sido tú quien me ha estado
atormentando así?, ¿Por qué?". Ella: "¡Porque tú eres mía!*".
*Parece que esta mujer sólo tiene un sentimiento: La Envidia. En ella todo es envidia!.
Yo: "¿Por qué?, yo no te hice nada". Ella: "¡Tú me ciegas!". Yo: "Yo quiero ayudarte".
Entonces se abalanzó furiosamente sobre mí y tuve que gritarle: "¡En nombre de Jesús,
vete!". Y desapareció. Esta debió haber sido muy mala, distinta de aquellas venidas hasta
ahora. Me ha dejado una impresión indescriptible, debo recordarla continuamente.
El 9 de Agosto.
3 de Julio. He aquí que me sucedió algo extraño. Me encontraba recogiendo fresas en el
jardín, cuando de un momento a otro estalló un terrible ventarrón. Miré para todos lados...
ningún árbol se movía, lo único que el viento sacudió fue las hojas de las fresas. Esto me
sorprendió y me entré a la casa... no había el más mínimo soplo de viento, todo tranquilo.
Volví a salir, todo tranquilo. Apenas empecé a recoger, igual, el mismo huracán. Entonces
pregunté: "¿Hay aquí algún Alma?". Al instante vi cuatro figuras que hacían un cerco a mi
alrededor y me gritaron: "¡9 de Agosto*!". Y todo quedó como antes. 9 de Agosto, ¡Qué
extraño!. Hasta ahora, es la quinta vez que me recuerdan esta fecha, o que sueño con ella.
La primera vez la escuché en el año 1898 y me impresionó mucho. Pensé que me llegaba
la hora de morir. La última vez, en diciembre, soñé que sobre mi escritorio había una gran
hoja en la cual estaba escrito "9 de Agosto". De veras que es bien extraño, sin embargo no
siento miedo. Sólo que me causa curiosidad.
*El 9 de Agosto tuvo su primera aparición. Sin embargo, no se dice realmente por qué se
nombra esta fecha.
Ahora generalmente tengo paz por las noches.
He anotado sólo las veces en que las almas han hablado. Las veces que se me han
aparecido, y no han hablado, ha sido difícil, pero no insoportable. Incluso a esto se puede
llegar a acostumbrar uno.
Juan
Desde Agosto han venido Almas con distintas apariencias. Tengo la clara sensación que
les ayudo muy poco... En total he visto 27 Almas, de las que 11 han sido las más difíciles
de soportar...
De ocho días para acá todo volvió a ser como antes. Ahora viene un buen conocido mío,
F... Ll..., padre de..., y siempre quiere tocarme. El Agua Bendita lo tranquiliza un poquito.
Me hace sufrir mucho; sin embargo estoy contenta. Cuando aparece esparce luz, como si
una linterna muy fuerte fuese dirigida hacia mí. Sin embargo todo se va oscureciendo poco
a poco alrededor de él. De día lo veía sentado en un árbol frente a mi ventana, mitad
animal y mitad hombre. Pasados algunos días se lanzó con un grito sobre mí. Yo: "¿Juan
qué es lo que quieres de mí?". Él: "¡Tu paz!". Yo: "Ve a tu esposa que tanto reza". Él:
"¡No la encuentro!". Yo: "Ella sufre muchísimo a causa de..., quizás sería mejor si tú
fueses a ella". Él: "¡No encuentro el camino!". Yo: "¿Sabes todo de ti mismo?". Él: "No,
las preocupaciones humanas permanecen alejadas de nosotros". Yo: "¿Cómo puedo
ayudarte?". Él: "¡Permíteme estar contigo en tanto pueda, no hables más!". Creo que sufre
mucho con mis palabras. Sentí mucha compasión. Ahora permanece bastante tiempo
conmigo; no he vuelto a hablar más. Se ve muy perturbado.
Ahora llega también una mujer, y con ella mucho ruido. Vi en la Iglesia siete figuras, me
esperaban en la entrada.
7 de Noviembre. Al anochecer, cuando salí a pasear por la calle, se me acercaron dos
mujeres desconocidas. Cuando quise hablarles desaparecieron!. Sentí escalofrío y de
inmediato me devolví a casa. Algo bien particular: Cuando las almas se comportan de
manera natural, como si fuesen personas vivas, y después de un momento a otro muestran
que son del más allá, me espanto mucho más que si lo hiciesen desde el principio.
Una anciana sentada en mi escritorio
Al entrar en mi habitación vi una mujer anciana sentada en mi escritorio apoyando la
cabeza en sus manos. Yo: "¿Qué haces aquí?". Ella: "Busco". Yo: "¿Qué buscas?". Ella:
"Mi promesa". Para darle gusto abrí el escritorio. En un instante tiró todas las cosas.
Miraba las cosas con ojos de fuego. Nunca había visto a nadie buscar algo de esa manera.
Tenía sus cartas en la mano (las cartas que el Padre Sebastián había escrito a la Princesa).
Finalmente suspiró: "¡Perdido!". Y desapareció. No tengo idea de quién pudo haber sido!.
Por su ropa parece alguien de nuestro tiempo.
8 de Noviembre. Juan estuvo aquí toda la noche. Yo: "¡Parece que estás contento!". Él:
"¡Avancé!". Yo: "¿A dónde?". Él: "Al conocimiento". Yo: "¿Te refieres a que estás
arrepentido?". Él: "No, aquello ha pasado. El conocimiento de la luz". Yo: "¡Cuéntame
más de esa luz!, ¿Es el buen Dios?". Él: "¡Lo entienden solamente aquellos que no tienen
cuerpo!".
11 de Noviembre. La mujer que busca vino de nuevo a mi habitación durante el día. Le
pregunté: "¿Puedo ayudarte a buscar?". Me miró y lloró. Después la volví a encontrar
frente al escritorio, y he aquí algo inexplicable: Las gavetas, que siempre mantengo con
llave, estaban abiertas. Sentí un verdadero escalofrío. Era imposible que me hubiera
engañado yo misma!. Ella estaba sonriendo, se me acercó y puso su cabeza sobre mi
hombro. Luego desapareció. Las gavetas y lo que había dentro quedaron como antes.
Algo nuevo. Me desperté con un cierto presentimiento: al instante vi toda la pared repleta
de cabezas. Fue algo realmente horrible. Reflejaban distintos sufrimientos.
27 de Noviembre. Está conmigo Juan H..., más radiante y contento, he rezado con él. Le
pregunté: "¿Qué más puedo hacer por ti?". Él: "¡Ofrece tu voluntad!". Yo: "Eso quisiera,
pero es siempre tan difícil". Él: "Se te dará la fuerza". Yo: "¿Por qué no vas a tu esposa?".
Él: "¡El camino me es indicado!". Yo: "¡Dime alguna otra cosa acerca de la eternidad!".
Él: "¡Cree y ten confianza!". Y desapareció.
4 de Diciembre. No he vuelto a ver nada, ni siquiera a la mujer; sólo un gran estruendo y
muchas figuras, incluso de día.
Un testimonio
11 de Enero de 1928. Mandé a Wolfram a mi habitación a buscar un libro. Regresó
corriendo y dijo: "Hay un mendigo dentro". Fui de inmediato y he aquí un hombre, que de
veras parecía un mendigo, se veía muy triste. Le pregunté: "¿De dónde vienes?". Él: "¡De
la tribulación!". Yo: "¿Quién eres?". Él: "José H...". Hace años vivió aquí una familia
H..., no sé si alguno se llamaba José. Yo: "¿Qué puedo hacer por ti?". Él: "¡Con... rezar
por mí!". Yo: "¿Cuándo moriste?". Él: "1874". Yo: "¿Por qué has debido sufrir tanto
tiempo?". Él: "¡Calumnias!". Yo: "¿Puedo hacer alguna cosa por ti?". Él: "Sí, aquella
historia de D… M…. (Un Sacerdote)". Yo: "¿Qué cosa?". En ese instante llegó alguien y
él desapareció. Ahora que lo pienso bien, me parece recordar el caso de un Padre D... M... ;
siempre me mandaban salir cuando iban a hablar de aquello.
La madre del Párroco
17 de Diciembre [de 1929]. Me parece tan extraño que yo deba hacer el papel de
mediadora con el más allá. ¡Imagine!, aquella mujer que ha estado viniendo a mí desde
hace casi tres semanas y que responde: "Su madre", ¡es su madre!...
Sigue una conversación, que por motivos personales no reproduzco. Desafortunadamente
lo único que pude saber es que mi madre está salvada. Debo anotar que la Princesa no
conoció a mi madre cuando estaba viva.
La comunicación del 17 de Diciembre fue la última que pude obtener! Ella misma, que
ofreció tantos sacrificios por las Almas del Purgatorio en el último decenio de su vida, goza
ahora de la visión de Dios, como yo firmemente lo creo.
Ella murió, como ya anoté en otro lugar, el 9 de Enero de 1929.
Sebastián Wieser, Párroco*
*El Párroco Sebastián Wieser, Director Espiritual de Eugenia von der Leyen, murió el
11 de Octubre de 1938, en Oberhausen.
CONCLUSIÓN
Lectores que atenta y seriamente han estudiado el Diario, se extrañan de que las Almas que
se aparecían a la Princesa, no sólo le daban a conocer sus sufrimientos y pecados, sino que
además se comportaban de una manera malévola con ella. Sin embargo, también
comparten la opinión común de que nada impuro puede gozar de la vista de Dios, mas
suponen que los fallecidos reciben una comprensión más clara del mundo espiritual y que
sufren, por así decirlo, apenas exteriormente. Las representaciones de las Almas del
Purgatorio, hechas por pintores ingenuos, acentúan especialmente las torturas en medio de
las llamas, soportadas por los penitentes arrepentidos; se imaginaban que la esencia del
Purgatorio nada más consistía en fuego exterior, y que el elemento constitutivo de una
pobre alma era sólo el anhelo de Dios, unido a un gran arrepentimiento. En las pinturas y
meditaciones no se mostraba la idea de que una Pobre Alma pudiese ser mala; por el
contrario, se excluye la posibilidad de tal hipótesis. Incluso en el Infierno de Dante, las
Almas condenadas padecían más por horribles manifestaciones externas de sufrimiento y
desespero, que por sufrimientos originados en el interior de su propia naturaleza. Pero lo
que el arte, aparentemente, no podía representar, no escapó a la intuición mística de los
hombres. Con profunda emoción brotaba, a veces, por ocasión de alguna muerte repentina,
las palabras de la Escritura en los labios de una persona en duelo: donde cae el árbol, allí se
queda.
Donde cae el árbol, allí se queda (Eclesiastés 11, 3)
Santo Tomás de Aquino compara el Alma del hombre a una hoja en blanco, en la cual, en el
transcurrir de su vida, anota todo cuanto se refiere a su espiritualidad y su conducta moral.
El alma asimila lo que llega a conocer y amar. El espíritu del hombre, con su libre
voluntad, escoge lo que quiere asimilar de conocimiento y de amor. El hombre religioso
relaciona el contenido de sus conocimientos al amor a Dios y al prójimo. Sin embargo,
durante su existencia humana, el hombre puede alterar y revertir los valores, y considerar al
mundo y a sí mismo como el máximo de los valores. Por lo tanto, los valores de la vida
corporal y material se vuelven los más importantes, mientras que los valores sacrosantos se
alejan tanto, que ya no se consideran como reales, e irán desapareciendo gradualmente en el
día a día; y el hombre que alguna vez aprendió a ver en la imitación de Cristo la forma de
vida para santificarse, se convierte ahora en un adversario del Señor. El misterio de la santa
comunión con el Salvador se cambia por la comunión impía con el príncipe de este mundo.
El mal queda en la hoja de su alma como la esencia de su existencia.
Cuando el hombre deja su cuerpo cual vestido viejo, nada cambia de aquello que en vida
quiso conocer y amar. Su Alma entra en el más allá con todo lo que asimiló en su vida
terrena: virtudes y pasiones, vicios e inclinaciones secretas, todo cuanto formaba su ser.
Hay, sin embargo, una gran diferencia: las distracciones que el cuerpo le permitía ya no
existen y no serán más posibles. Él debe sentir la existencia y los deseos de su alma sin
mitigación alguna.
Una cosa sí es totalmente cambiada: la comprensión de los valores y antivalores de la vida.
Ahora comprende que el Bien y Dios son inseparables, y que sus pecados significan llanto
y crujir de dientes. La concupiscencia o la curiosidad de los ojos, la concupiscencia de la
carne y la soberbia de la vida, la malicia contra los hombres, el rebelarse de su propia
voluntad en contra de la voluntad de Dios, que una vez causaron deleite a su cuerpo, ahora
los experimenta como un cáncer espiritual, como una lepra en lo íntimo de su ser, como una
espantosa vergüenza y dolor, como tiniebla, desespero y soledad.
Sus pecados ahora son llamas que lo devoran y, que al mismo tiempo, le dan la forma que
más le conviene. En vida sus pecados parecían ser apenas algo exterior, mas ahora, sin
embargo, son ellos quienes determinan su propia figura, su aspecto, su forma, su actitud y
todo su ser.
Un poeta del siglo XIII nos dejó una secuencia que, hasta el Vaticano II, hacía parte de la
Misa por los difuntos. Él experimenta la preocupación que los hombres sienten al respecto
de su existencia después de la muerte, a causa de sus pecados. También oramos por el
difunto, pues toda la humanidad conoce su situación de pecadores ante su Creador y Señor,
y creemos que en la muerte se realiza el juicio:
Oh día de ira aquel
en que el mundo se disolverá,
como lo atestiguan David y Sibila!
Cuán grande será el terror
cuando el juez venga
a juzgarlo todo con rigor.
La trompeta, al esparcir su atronador sonido
por la región de los sepulcros,
reunirá a todos ante el trono.
La muerte se asombrará, y la naturaleza,
cuando resucite lo creado,
responderá ante el Juez.
Se abrirá el libro
en el que está escrito todo aquello
por lo que el mundo será juzgado.
Entonces el Juez tomará asiento.
Cuanto estaba oculto será revelado,
nada quedará oculto.
Qué diré yo, miserable?
A qué abogado acudiré
cuando aún el justo apenas está seguro?
¡Oh Rey de terrible majestad,
que a los que se han de salvar salvas gratuitamente!
¡Sálvame fuente de piedad!
Acuérdate, piadoso Jesús,
de que por mí has venido al mundo;
No me pierdas en aquel día.
Al buscarme, fatigado, tomaste asiento,
me redimiste padeciendo en la cruz.
Que no quede en vano tanto trabajo!
Oh justo juez de las venganzas,
concédeme el perdón
en el día en que pidas cuentas.
Gimo como reo,
la culpa ruboriza mi cara.
Perdona, Señor a quien te lo suplica.
Tú que perdonaste a María (Magdalena),
y escuchaste al ladrón
y a mí mismo me diste la esperanza.
Mis plegarias no son dignas;
pero Tú, buen Señor, muéstrate benigno,
para que yo no arda en el fuego.
Dame un lugar entre tus ovejas
y apártame del infierno,
colocándome a tu diestra.
Arrojados los malditos
a las terribles llamas,
convócame con tus elegidos.
Te ruego, suplicante y anonadado,
con el corazón contrito como el polvo,
que me cuides en mi hora final.
¡Oh día de lágrimas,
aquel en el que resurgirá del polvo el hombre
para ser juzgado como reo!
A él perdónale oh Dios.
Piadoso Señor Jesús: dales el descanso eterno. Amén
La Misa con los difuntos de "cuerpo presente" finalizaba, hasta el Vaticano II, con el
Líbera. También esta oración hoy en día no se reza más; al tiempo expresa la Divina
Majestad y su reino universal: "Sálvame, Señor, de la muerte eterna en el día de terror,
cuando Cielo y Tierra sean sacudidos y vuelvas a juzgar al mundo con fuego".
Las Pobres Almas y el Purgatorio en la enseñanza de la Iglesia
El Amor y la Misericordia de Dios se extiende no sólo a los vivos, sino que abraza incluso
a los difuntos, que los va llevando hacia Él: las Pobres Almas.
Siempre nos preguntamos: ¿Qué sucede al alma después de haber dejado el cuerpo? Se
encuentra como abatida, como deslumbrada con la Majestad de Dios. Ella es investida de
forma tal por la Santidad de Dios, que en un instante ve toda su vida y aquello que se
merece.
Mas si el alma se halla perfectamente libre de pecado y de las penas que por ellos merecía,
entonces podrá entrar de inmediato a la visión de Dios. Es revestida del espléndido e
inmaculado traje de bodas. La Luz Divina en la cual es inmersa, que la cubre y llena de un
gozo inefable, la transporta hacia las alegrías del Cielo.
"Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que antes del juicio (final) existe un
fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha
pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este
siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden
ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro". San Gregorio Magno, Papa,
Diálogos 4, 39
Nada impuro entrará en el Cielo
Para el alma manchada, pero sin culpas graves (pecados mortales), esta luz es ya un juicio;
pues un estado de culpa no va bien con la infinita santidad y perfección de Dios. La unión
con Dios "su eterna bienaventuranza", es, por tanto, imposible. El alma no sería capaz de
soportar su Grandeza.
Ciertamente la mayor parte de las personas jamás entrarían al Cielo si no fuese por aquel
lugar de purificación en el más allá. Dios dice a traves de su Iglesia: "Quienes mueren en
gracia y amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su
salvación eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad
necesaria para entrar en el gozo de Dios" (Catecismo Iglesia Católica 1054).
El presente tema tiene su fundamento en aquellas palabras de la Sagrada Escritura: "Santo y
saludable es el pensamiento de rogar por los difuntos para que se vean libres de sus
pecados" (IIº Macabeos 12, 34-43).
La Iglesia nos recuerda también aquella parábola del Evangelio que habla de una prisión,
de la cual nadie saldrá hasta no haber pagado el último céntimo (Mateo 5,24-25).
El alma que al momento de la muerte aún se halla manchada por el pecado, se siente
inexpresablemente abatida ante la presencia de Dios, como aplastada por el peso de su
culpa, que debe ser expiada; ella misma es quien se arroja al Purgatorio. Sólo entonces ella
comprende lo que es Dios y su amor hacia las almas, igualmente la desgracia del pecado
ante los ojos de su Divina Majestad. Ella desea lanzarse inmediatamente a los brazos de
Dios, mas se siente totalmente indigna, se halla como encadenada; destrozada de
arrepentimiento y de dolor, suspira y anhela a Dios y le agradece profundamente, pues
todavía puede reparar y expiar sus tantas maldades.
La pobre alma es consciente de que está salvada, y esto la consuela en su tormento. Sin
duda es una gran misericordia de Dios que aún después de la muerte exista un lugar donde
se pueda reparar. El Purgatorio es, pues, un misterio de la gracia, un fuego de la Divina
Misericordia.
También tormentos físicos
El terrible tormento que experimentan las almas por el deseo de Dios, se une a los castigos
particulares correspondientes a cada pecado. Con el arrepentimiento y la Confesión se
elimina el pecado, mas no el castigo merecido por él.
El fuego purificador, que la quema dentro, la atormentará especialmente en aquellas partes
del cuerpo que fueron causa de pecado. Aunque el cuerpo ha quedado en la tierra, la pobre
alma tendrá la sensación de tenerlo aún, pues este también tiene parte en el doloroso
castigo, como aquellas que se aparecieron a Eugenia mostrando su boca llena de heridas,
por los pecados cometidos con la lengua; o aquella otra con las manos ensangrentadas, por
haber asesinado.
Este es un acto de la Divina Justicia, pues luego del Juicio Final el Purgatorio cesará, y el
cuerpo, que juntamente pecó con el alma, quedaría impune.
Sor María de la Natividad (fallecida en 1798), en complemento a esto dice: "Algunos años
antes del Juicio Universal, las penas del Purgatorio se incrementaran para cada alma en
proporcion a la grandeza de su culpa. Dios puede hacer sufrir a un alma en un año, todo
aquello que debería haber sufrido en 100 años. Los ángeles comunicarán a las almas que,
para pagar totalmente su deuda, sus sufrimientos aumentarán pues se acerca el Juicio
Universal".
Las Pobres Almas son verdaderamente pobres
Las Almas del Purgatorio se llaman justamente "Pobres Almas", porque tienen gran
necesidad de ser ayudadas. No pueden ya ofrecer obras a la Divina Justicia para satisfacer
por sus errores, como cuando estaban en la tierra.
El Señor Obispo, Monseñor Keppler de Rottenberg, gran predicador de las Almas del
Purgatorio, dice: "En el Purgatorio las almas se asemejan al péndulo de un reloj: sufren y
esperan - sufren y esperan". Las almas sufren y sufren sin ganar ningún mérito. En
cambio, al soportar pacientemente los dolores en el mundo, le hacen merecer la Felicidad
Eterna. Los sufrimientos y penas de estas almas, según San Agustín, son peores que los
tormentos que padecieron los mártires. Según Santo Tomás de Aquino y San
Buenaventura, las almas en el Purgatorio arden en un fuego semejante al del Infierno (como
los condenados), con la sola diferencia que las primeras agradecen y bendicen a Dios por su
salvación, y las otras, en cambio, lo maldicen.
Esta es la razón por la que estas Benditas Almas son tan pobres, más que un mendigo, pues
lo único que pueden es sufrir.
Según la Beata Ana Catalina Emmerick y Ana María Lindmayr, las almas que no
pertenecen a la Iglesia son unas de las más necesitadas, pues no tienen a nadie que ore por
ellas, quedan en absoluto abandono; sus familiares, que no creen en el Purgatorio, no rezan
por ellas, ni hacen actos de caridad en su favor.
Las Pobres Almas ruegan por los vivos
En una revista publicada por la Iglesia bajo el título "Voces del más allá", aparece lo
siguiente: Una monja francesa rezó y ofreció mucho por una Hermana suya difunta. Por
bondad de Dios y para instrucción nuestra, se le apareció. Le dijo: "Hay almas que padecen
su purgatorio en los lugares donde pecaron; algunas al pie del altar, pero no por alguna falta
cometida allí, sino como premio a la devoción y respeto que en vida tuvieron al S.
Sacramento y a otros lugares santos.
Estas sufren menos que si se hallaran en el Purgatorio, y Jesús, a quien ven con los ojos de
la Fe y el alma, alivia sus tormentos.
Las Almas del Purgatorio no están ocupadas solamente en sus sufrimientos; ruegan mucho
para que se haga la voluntad de Dios, y por los hombres que les han abreviado y aligerado
sus dolores. Ellas alaban y magnifican al Señor por su misericordia infinita, pues a muchas
de ellas sólo les falto un mínimo para caer en el espantoso abismo y condenarse. Nunca
podremos llegar a imaginar el enorme agradecimiento de estas pobres almas que de tal
forma fueron libradas de satanás.
La Indulgencia Plenaria es muy rara
Entre otras, una de las preguntas que la Monja le hizo a la difunta, fue: ¿Te ayuda la
Indulgencia Plenaria? Respuesta: "Pocas, poquísimas personas son capaces de ganarlas; es
necesaria una verdadera contrición del corazón y de la voluntad, lo cual es raro, muy raro,
más raro de lo que se piensa; en el Purgatorio recibimos las indulgencias que se nos ofrecen
según el querer de Dios. Si un alma está al extremo del deseo, esto es, cerca del cielo, ella
puede ser liberada con alguna Indulgencia Plenaria que sea ofrecida, totalmente o en parte,
a su favor. Pero para la mayoria de las almas esto no sucede. Si durante su vida las almas
tuvieron poca estima o pensaron poco en las Indulgencias, Dios, Justo y Eterno, las
recompensa según sus obras. Ellas reciben solamente lo que Él tenga a bien darles, mas
casi nunca es una Indulgencia total".
El día de Navidad es la gran fiesta de las Pobres Almas
Otra pregunta: ¿El día de la conmemoración de los fieles difuntos son liberadas la mayoría
de las almas?: "El día de los difuntos un gran número de almas, por una especial gracia de
Dios, dejan el lugar de expiación y entran al Cielo; sólo en este día todas las almas tienen,
sin excepción, parte en las oraciones de la Iglesia. Muchas almas por Justicia Divina
reciben, durante los largos años que deben pasar en el Purgatorio, este único refrigerio. Por
lo tanto, no es el día de los difuntos que la mayoría de las almas entran al cielo, sino el día
de Navidad.
Mil años ante Dios son como un día
¿Cuánto duran las penas del Purgatorio? Esto es distinto para cada alma, sin embargo los
tormentos más largos y más terribles son para aquellos de duro corazón; también aquellos
de los que habla el Beato Enrique Suso (muerto en el año 1365): "Existen personas que han
hecho airar tanto a Dios, que deberán sufrir en el Purgatorio hasta el último día. Son los
pecadores obstinados, aquellos que han pospuesto su conversión para el final de su vida, los
cuales tuvieron, pues, antes de morir, un mínimo de arrepentimiento".
No obstante, el concepto de tiempo para las Pobres Almas es totalmente diferente al
nuestro. Según Ana María Lindmayr, una hora de purgatorio para ellas, se hace más largo
que 20 años de sufrimientos en el mundo; para las que deben sufrir más, el tormento se
hace eterno, y para las demás se hace breve.
La monja difunta, hablando del tiempo de las penas del Purgatorio, dice: "Te digo esto
según los cálculos humanos, porque para nosotras es distinto... Estoy aquí desde hace ocho
años, pero me parece haber estado dieciséis mil años... ¡Oh Dios mío!"
San Miguel, Patrono de las Pobres Almas
San Miguel Arcángel y las Pobres Almas. Un alma dijo: "Él no sólo es el testigo cuando se
proclama la sentencia; es también ejecutor de la Divina Justicia... y acompaña al alma
después de haber completado la purificación a la eterna felicidad. Es compasivo con
nosotras y nos anima en nuestros tormentos hablándonos del Cielo". A veces viene
acompañado de la Virgen, a quien vemos corporalmente en sus fiestas. En sus fiestas ella
viene a visitarnos y regresa al Cielo con muchas almas. También nuestro Angel Custodio
nos consuela...
Podemos ayudarlas de muchas formas
Y cómo?
1. Ante todo con la S. Misa, que nunca podría ser sustituida por ninguna otra cosa. No sólo
debemos mandarla celebrar, sino también asistir a ella. En la S. Misa ofrecemos al Padre
Celestial los méritos y sufrimientos de su Divino Hijo, sus santas Llagas y su preciosa
Sangre, su tormentosa expiación. En su amor misericordioso por las almas, Él nos permite
transferir este infinito y precioso tesoro a su favor, e igualmente recibir y ofrecer por ellas
la S. Comunión, claro está, todo sólo por medio de nuestra Santísima Madre. Ana María
Lindmayr hace énfasis en esto: "Todas las buenas obras deben confiarse a nuestra Madre,
no debemos ofrecer nada según nuestro propio querer".
"Les ayuda de un muy modo especial las llamadas "Misas Gregorianas", que se aplican
durante todo un mes por los difuntos. Su origen se remonta al Papa San Gregorio Magno
(540-604).
En su libro Diálogos se lee que San Gregorio tuvo una revelación por la que constataba que
un religioso llamado Justo había pasado del Purgatorio a la Gloria gracias a la celebración
de la Santa Misa, en la que se pidió por su eterno descanso y el perdón de sus pecados
durante 30 días consecutivos... Después esto se hizo una costumbre... Las condiciones eran:
1º Las treinta Misas debían celebrarse en forma continua, sin interrupción, con excepción
del Viernes Santo y debían aplicarse siempre por los mismos difuntos. 2º No era necesario
que las celebrara un mismo sacerdote, ni en un mismo altar, ni en memoria de San
Gregorio.
2. Por medio del sufrimiento reparador. Cualquier sufrimiento que se ofrezca por ellas les
proporciona un gran alivio. La Beata Ana Catalina Emmerick dice: "Es imposible describir
qué enorme consuelo les llevamos a las pobres almas con nuestro autodominio y nuestros
pequeños sacrificios". Se sabe del Santo Cura de Ars que él pidió a Dios de poder sufrir
por las noches en favor de las Almas del Purgatorio.
3. El rezo del S. Rosario, después de la S. Misa, es el medio más eficaz para ayudarlas. Por
medio del S. Rosario son diariamente liberadas muchas almas, que de lo contrario habrían
seguido sufriendo por muchos años más. Por este medio las encomendamos a la poderosa
intercesión de la Madre de Dios, quien con el mayor de los gustos las socorre, ella que es la
más grande consoladora.
4. También con el rezo y meditación del Vía Crucis les aliviamos en gran medida sus
tormentos, ofreciendo al Padre los dolores y muerte de su amado Hijo y las lágrimas de su
querida Madre.
En cada estación podríamos agregar "Oh Jesús mío, por tu crucifixión, ten piedad de
nosotros y de todos los difuntos". También les es de gran provecho la oración de las cinco
llagas, especialmente frente a la tumba del difunto.
5. Las indulgencias son de un valor inestimable, fue lo que dijeron las almas a María
Simma (1915-2004). Ciertamente, pues ellas acortan sus padecimientos; de hecho, la
indulgencia es la remisión total o parcial ante Dios de un castigo temporal por pecados que
han sido perdonados, pero no expiados.
Atendamos a estos tesoros de gracias que Jesús ha ganado para nosotros con su pasión y
nos es dado por medio de la Iglesia.
6. Ejercicios de virtud y buenas obras. Jesús, por medio de Ana María Lindmayr, nos
recomienda: "Debemos proponernos cada semana una virtud específica y ejercitarnos en
ella ante Dios y los hombres, aprovechando cada oportunidad que se nos presente". Estos
actos, sin embargo, debemos ponerlos en manos de la Santa Madre, por medio de nuestro
Ángel Custodio, para que ella los use como convenga mejor. Por ejemplo, los actos de
humildad y de renuncia de sí mismo pueden servir para aquellas almas que deben sufrir a
causa de su soberbia y desprecio de los demás". Ella dice expresamente: "Es justamente
con la humildad que podemos ayudar a las Pobres Almas, mucho más que con cualquier
penitencia que pudiésemos hacer".
Los sufrimientos de las almas que en vida pecaron con el demasiado comer y beber pueden
ser aliviados con el ayuno; otras, en cambio, tienen necesidad de actos de paciencia y
dulzura, para verse libres de las penas debidas a su impaciencia e ira. Los tormentos de
quienes fueron duros de corazón pueden ser mitigados con las obras de misericordia, a
estos les ayuda especialmente ayudar con donaciones para las misiones.
7. Un medio muy fácil para ayudarlas es la buena intención, por ejemplo, antes de hacer
cualquier cosa decir: "En nombre de Dios" o "Jesús, todo por ti" o "Todo por tu Sagrado
Corazón por medio de tu Santísima Madre".
Aquella Monja difunta dijo esto tan importante a su Hermana: "Sucede en el mundo, y
hasta en los Monasterios, que muchas acciones y obras buenas en sí mismas no obtendrán
en el día de la recompensa premio alguno por no haber sido antes ofrecidas a Dios".
También el llamado acto heroico de caridad hace parte de estas buenas intenciones en alivio
de las almas.
Este acto consiste en ofrecer voluntariamente todas las obras buenas que hagamos en favor
de los difuntos. Con esto no perdemos nada, porque: "Aquello que hicieron al más pequeño
de mis hermanos, a mí me lo hicieron".
8. Algo bastante útil para las pobres almas, indica Ana María Lindmayr, es el agua bendita.
Con frecuencia el Señor le encargaba rociar agua bendita. Tenía la piadosa costumbre de
antes de acostarse dar agua bendita a las Almas del Purgatorio.
Ella escribió: "Una noche me olvidé y me fui a dormir; mas las pobres almas
permanecieron todo el tiempo dando vueltas alrededor de mi cama, me levanté y las rocié
con el agua bendita. Sólo hasta entonces pudieron descansar". Las Almas Santas sienten la
fuerza purificadora y santificante del agua bendita, igualmente el amor con el cual se les da.
Santa María Magdalena de Pazzi solía decir a sus novicias: "¡Hermanas, no suban
inútilmente las escaleras!", queriéndoles decir que hasta la más pequeña acción la hiciesen
como acto de obediencia y con recta intención, ofreciéndola a Jesús por amor a Él!.
9. Incluso el encender velas en su nombre las ayuda. Primero, por tratarse de un gesto de
atención y amor hacia ellas; y lo otro, porque al estar benditas iluminan las tinieblas en que
se puedan encontrar.
Meditemos sobre nuestra enorme miseria y la desgracia que es estar en pecado, incluso
venial, y hagamos nuevamente el firme propósito de combatir, con una entera confianza en
la gracia de Dios, nuestra debilidad y nuestra maldad.
Vivamos desde hoy mismo conscientes de la Divina presencia de Jesús en nosotros para
que seamos invadidos de Su Amor, que todo lo abraza, y conformados plenamente a Él. En
esta íntima unión con Dios podremos desprendernos de todo y dar mucho más a aquellas
que no pueden hacer nada por sí mismas: Las Pobres Almas del Purgatorio.
Oración de ofrecimiento por las Almas del Purgatorio
Amabilísimo y buen Dios, porque es Tu voluntad que oremos por las pobres almas del
Purgatorio, te ofrecemos por medio de las purísimas manos de María, nuestra Madre, todas
las Misas celebradas en este día para gloria tuya y por la libertad de todas las almas del
Purgatorio. Te rogamos humildemente que tengas piedad de todas ellas y canceles sus
culpas, por los infinitos méritos de tu amadísimo Hijo. Amén.